Contra los imperativos sociales
Autor | Gerardo Pérez Silva |
Páginas | 156-157 |
UN AÑO DE REFLEXIÓN EN TORNO
A LOS DERECHOS HUMANOS
156
Una plaga nos invade: los urbanis-
tas y planifi cadores desarrollistas .
Estos extraños entes modernos si-
guen alimentando el mito de que
la única solución para el bienestar
de la sociedad se encuentra bajo
el imperativo del “más”: más in-
fraestructura, más carreteras, más
leyes, más edifi cios, más apertura
de mercados “mega” que han he-
cho desaparecer el modo tradicio-
nal del tianguis y de las tienditas
de la esquina donde se fortalecía
el lazo social. Ellos, con su mirada
fi ja en el dinero, buscan transfor-
mar nuestra ciudad en una enorme
tienda departamental, o lo que es lo
mismo, en un lugar cada vez más
inhóspito.
No son ya los sueños los que confi -
guran el encanto de nuestra ciudad,
ahora son el cálculo y la planeación
los que deciden su propio espacio
público. El destino de la ciudad (de
la polis) parece encontrarse sólo en
las gráfi cas de la economía, en la
demagogia política y en los trazos
del urbanista, y no ya en las manos
y en los pies de las personas.
Las calles de Toluca se han adap-
tado para el tránsito de los auto-
móviles y no para el caminar de las
personas. Hemos olvidado que el
hombre es un ser naturalmente do-
tado de dos piernas para caminar y
no sólo para empujar el acelerador.
Caminar por la ciudad es una de
las primeras libertades civiles que
nuestras autoridades no deberían
pasar por alto. No son los rastros
de las llantas, sino las huellas de los
pies del hombre, las que le dan vida
a una ciudad. “Fuera del transporte
no hay salvación”, muy seguramen-
te pensarán los urbanistas.
Hay muchas constr
ucciones anti-
guas, portadoras de los recuerdos
y de la memoria, muchas áreas
verdes que han sido descuidadas
o destruidas, mientras que se si-
guen construyendo pavorosos
edifi cios que no hacen otras cosa
más que ofender a la percepción
pública.
Cada día hay más asbesto en el
aire que respiramos, fl úor y cloro
en el agua que bebemos y metales
pesados en nuestros huesos. Sin
embargo, seguimos creyendo en
los predicadores del desarrollo, los
urbanistas y planifi cadores, que nu-
blan nuestra mirada con el impe-
rativo del “más”, al mismo tiempo
que hemos ido perdiendo cada día
CONTRA LOS IM PERATIVO S SOCIALES
Gerardo Pérez Silva
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