Esquema de política regional como elemento estratégico para el desarrollo de una integración equilibrada en Iberoamérica

AutorJorge Aguilar Jiménez
Cargo del AutorProfesor-Investigador del Departamento de Economía del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas, Universidad de Guadalajara-México
Páginas149-183

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La comunidad iberoamericana o Iberoamérica está compuesta por 21 países que son: Andorra, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Representan un poco menos de 600 millones de habitantes (9.3% de la población total) y una extensión territorial de 20’623,904.76 km2, que significa 15.2% de la superficie en el mundo. Esta comunidad responde más bien a una denominación para los países del centro y sur del continente americano que tiene que ver con la configuración histórica de la identidad de estos pueblos. El término connota la influencia de los países de la península ibérica, de España y Portugal en esa zona geográfica, el mestizaje cultural y lingüístico que tuvo lugar a través del proceso de colonizaciones; como tal, no coincide exactamente con los conceptos de Latinoamérica e Hispanoamérica.

Los modelos de desarrollo económico aplicados en Iberoamérica a lo largo del siglo XX1 se han enfrentado a la decisión de adoptar tres formas de crecimiento distintas: primero, el de orientación exportadora aPage 150 los mercados mundiales; segundo, de industrialización para sustituir importaciones a cualquier costo; y tercero, el neoliberal, basado en el Consenso de Washington.2 La franja de cambio del primero al segundo de los modelos ocurrió en los años treinta, durante la Gran Depresión, que terminó con el sector exterior como principal motor del crecimiento. Para pasar a la industrialización de cara a un consumo interno muy limitado, y por consiguiente con altos costos y dificultades exportadoras de manufacturas. Luego, en los años ochenta, con características y efectos similares a los de la Gran Depresión, llegó el colapso del segundo modelo, con la crisis de la deuda externa. Y a partir de ahí, todos los países de la región iniciaron la senda hacia el tercer modelo, con profundas reformas liberalizadoras, cambiando, una vez más, la orientación general, ahora en la senda de un cierto laissez faire (“dejad hacer, dejad pasar”). Sin embargo, se hacen esfuerzos para encontrar puntos comunes en la evolución económica de los países; no puede obviarse el hecho de que la aplicabilidad de los tres modelos es muy distinta según los diferentes países del área. El primero, exportador, es generalizable; pero el de sustitución de importaciones, no tanto. Centroamérica, por ejemplo, apenas pudo llegar a una escasa industrialización. En contraste, Argentina, Brasil y México, en distintos grados, pudieron efectivamente industrializarse sustituyendo importaciones. De todos esos países, sólo Brasil y México consiguieron avanzar hacia la entrada en sectores industriales más complejos, que demandaban mayor esfuerzo financiero y tecnológico. Los condicionantes internos, especialmente el tamaño del mercado (en el caso de México, como una provincia de Estados Unidos) y la evolución de la estructura política e institucional, son las bases explicativas de esas diferencias. Por otro lado, las medidas aperturistas y desreguladoras propiciadas por el Consenso de Washington tampoco siguieron pautas de idéntica intensidad para cambiar el marco institucional: de un Estado intervencionista y casi planificador, a una economía de mercado, liberal y con políticas económicas que significaran menor injerencia estatal, descuidando siempre la distribución del ingreso y la riqueza, que necesariamente desempeñan un papel determinante de cualquier proyecto verdadero de modernización de la economía y la sociedad.

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Por otra parte, el desarrollo regional ha utilizado a través de la historia, principalmente dos grandes esquemas analíticos:

  1. La teoría tradicional o neoclásica.3

  2. Las nuevas teorías del crecimiento endógeno y de la localización.4

    Dentro de la teoría de la localización se incluyen tanto la teoría urbana como otros modelos de aglomeración, o lo que se conoce actualmente como “nueva geografía económica”. En cada tipo de enfoque las condiciones que determinan el desarrollo económico de las regiones son diferentes. De acuerdo con la teoría tradicional de la ventaja comparativa, la eliminación de barreras al intercambio de bienes y capital proporciona ganancias a todas las partes, aunque existan diferencias absolutas en productividad. Si ello se combina con la teoría neoclásica del crecimiento, que supone rendimientos decrecientes de los factores, la integración económica llevará a la convergencia de niveles de vida de las regiones.

    Las nuevas teorías de la localización o “nueva geografía económica” junto con los modelos de crecimiento endógeno abandonan el terreno de la competencia perfecta para adoptar un escenario dominado por la competencia monopolística. También es central la introducción de economías externas de distinta naturaleza y de costes de transporte (o costes de comerciar entre regiones en sentido amplio). Se trata de supuestos más realistas y que ya no pronostican la convergencia regional. La idea esencial que aportan las teorías de la localización es que la actividad económica tiende a concentrarse, a formar aglomeraciones (el caso más obvio son las ciudades), y que es necesario conocer la naturaleza de las fuerzas centrípetas y centrífugas que configuran la localización de las empresas en el espacio para entender los procesos de desarrollo regional y local, la convergencia y la divergencia.

    Los beneficios de la integración económica se obtendrán hasta el punto en que la tasa de crecimiento económico se elija como criterio final para evaluar los beneficios; conviene hacer notar ahora que el proceso de desarrollo económico posee dimensiones múltiples y es de una naturaleza acumulativa. El desarrollo económico necesita también, y va acompañado por, un cambio continuo en la estructura de la producción y el comercio, esto último constituye un proceso de dimensiones enteramente distintas que, por ejemplo, una supresión de las barreras al comercio que puede efectuarse de un plumazo. En el caso de países con menor grado de desa-Page 152rrollo, que dependen principalmente de los países avanzados industrialmente externos a la región, para el abastecimiento de bienes de capital, la reducción de su dependencia respecto al comercio con el mundo exterior ocurrirá probablemente en el campo de los bienes de consumo y de otros bienes que puedan producirse con relativa facilidad en las áreas subdesarrolladas. A causa del ensanchamiento del mercado regional, es posible importar estas mercancías en mayores cantidades de los restantes países de la región en lugar de hacerlo del mundo exterior.

    Las fuentes de ganancia para los agrupamientos regionales, según se ha podido observar, se caracterizan en general por el acrecentamiento del comercio, la especialización, la interdependencia y el ingreso en las relaciones entre los países miembros, y externamente, por establecer una discriminación económica contra terceros países. De estas características se deriva la existencia de una serie de posibles ventajas económicas para la región de su conjunto:

  3. Cambios en los niveles de producción debidos a la mayor especialización y de acuerdo con el principio de las ventajas relativas de la producción en los diferentes países miembros.

  4. Mejoras en la producción que pueden obtenerse por explotación de las economías de la producción en gran escala. La ampliación del mercado tenderá a promover la utilización de las técnicas de la producción en gran escala que permiten: reducir los costos de producción, el establecimiento de fábricas más importantes y de mayores dimensiones y el acrecentamiento de los niveles de integración horizontal y vertical de las economías participantes.

  5. Cambios en la eficiencia productiva como consecuencia del aumento de la competencia y de las modificaciones estructurales.

  6. Cambios en los volúmenes de producción debidos al aumento en los niveles de empleo, a la mayor disponibilidad de otros factores productivos y al perfeccionamiento de las técnicas empresariales.

  7. Cambios en las tasas de crecimiento del producto.

  8. Mejoras en las redes de transporte y de las comunicaciones en general, que además de constituir un requisito necesario para el tráfico económico entre los países participantes, habrá de servir para la incorporación de amplias zonas marginales a la vida económica del conjunto y de los países miembros.5

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    Si el objetivo principal de los esquemas de integración fuera lograr la maximización de la tasa de crecimiento del área en su conjunto, sería suficiente que las ventajas reseñadas tuvieran la envergadura necesaria para alcanzar ese propósito de maximización global. Pero tan pronto se admita que este objetivo se mediatiza o dicho de otra manera, que los países participantes desean obtener para sí individualmente considerados la tasa de crecimiento nacional más elevada posible, se torna necesario considerar la situación de cada país involucrado, examinando las fuentes y distribución de las ganancias y pérdidas potenciales respecto a cada participante: los beneficios de la integración se derivan principalmente del aumento de los niveles de ingreso y de empleo que se consiguen y, por ende, del crecimiento económico que ha de resultar de la expansión del comercio y la producción regional y de los efectos estructurales originados. En buena medida, las ventajas para cada país miembro estarán en relación con su participación en el crecimiento industrial inducido por la integración. Las consecuencias en las desigualdades nacionales en los efectos de la integración, resultantes de la participación desproporcional de los países miembros en los costos y beneficios del proceso, se condensan en las llamadas crisis de distribución por las que han atravesado o atraviesan los diferentes procesos de integración.

    La tendencia hacia la integración está desde el origen de la independencia de los países de la América española...

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