Humanismo y vida humana: una visión humanista de los Derechos Humanos

AutorGerardo Pérez Silva
Páginas65-80
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A FONDO
DIGNITAS 03
HUMANISMO Y VIDA HUMANA:
UNA VISIÓN HUMANISTA DE LOS DERECHOS HUMANOS
GERARDO PÉREZ SILVA
INTRODUCCIÓN
A 60 años de la Declaración Universal
chos humanos han atravesado diferen-
tes facetas históricas, desde violaciones
más flagrantes e insospechadas, con sus
contradicciones entre el discurso y los
hechos, hasta sus grandes logros por los
que han ido constituyéndose como el
reto principal en los umbrales del siglo
XXI. La figura del
Ombudsman
tiene
una relación clara (o debería tener) con
el Humanismo de la época contempo-
ránea, en la medida en que los mismos
derechos humanos son enriquecidos y
fortalecidos con el Humanismo y con
una conciencia ética. En el presente
ensayo queremos repasar algunos re-
ferentes esenciales que nos permitan
dilucidar la perspectiva actual de los de-
rechos humanos, con el fin de realizar
una visión humanista de tales derechos
desde una perspectiva propia. De an-
temano, sabiendo que el hombre, es
decir, cada persona singular y concreta
(sin distinción alguna, de sexo o de otra
circunstancia), como digno y libre, es el
único protagonista por el cual se han
proclamado los derechos humanos,
pues sin él, tal proclamación no podría
acontecer.
CONSIDERACIONES SOBRE EL
HUMANISMO
Hoy al parecer, resulta contradicto-
rio hablar de Humanismo dentro de
una sociedad cada vez más inhumana
(¿paradoja o contradicción?), ya que el
hombre se encuentra constantemen-
te amenazado en su dignidad y en sus
derechos básicos. ¿En nuestros días,
cuántas veces no hemos presenciado
que en nombre de ideologías, sistemas
económicos y políticos, o concepcio-
nes abstractas del sujeto humano, se ha
anulado constantemente la presencia
real y concreta del mismo hombre?
Sin pretender hacer una revisión histó-
rica o un debate sobre las perspectivas
filosóficas del Humanismo, pues nos
llevaría muy lejos y sería muy largo de
exponer, lo que buscamos es hacer un
intento de comprensión del Humanis-
mo desde el ámbito de los derechos
humanos.
Primeramente, el Humanismo es una
visión o un punto de vista sobre el
hombre que varía en diferentes cir-
cunstancias y épocas de la historia. De
manera general, el Humanismo es ante
todo “una afirmación del hombre (de
la subjetividad) como centro, punto
de partida, fundamento y fin de la rea-
lidad”1. Uno de los hitos que ha mar-
cado al Humanismo viene del Renaci-
miento italiano, con aquella afirmación
de Pico de la Mirándola en su
Oratio de
hominis dignitate
donde señalaba que
el lugar asignado del hombre es en el
centro del mundo. Pero con el término
Humanismo también se suele conside-
rar al conjunto de valores éticos y de
significación, de valoración y de inter-
pretación que acompañan la visión del
1
Amengual, Gabriel,
Modernidad y crisis del sujeto,
Madrid, Caparrós editores, 1998, p. 28.
ENERO-MARZO 2008
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hombre según sea la circunstancia o el
momento histórico determinado.
Por consiguiente, el Humanismo tie-
ne que ver con el conocimiento del
hombre mismo y de la realización de
su ser, en el fondo, se encuentra la per-
manente preocupación por el sentido
de la vida humana, es decir, por el ser
del hombre, siguiendo precisamente el
camino de la
humanitas
, aquel camino
propio, único y específico del ser del
hombre2. De esta manera podríamos
entender al Humanismo como “la
apuesta y confianza básica de lo huma-
no, en la realidad que somos y sobre
la que reflexionamos”3, tanto racional-
mente como existencialmente, siempre
en constante reciprocidad.
Si queremos dar una idea conceptual,
siguiendo a Jacques Maritain, diremos
que el “Humanismo (y tal definición
puede ser desarrollada siguiendo líneas
muy divergentes) tiende esencialmente
a hacer al hombre más verdaderamen-
te humano y a manifestar su grandeza
original haciéndolo participar en todo
cuanto puede enriquecerle en la na-
turaleza y en la historia (
concentrando
al mundo en el hombre
– como decía
aproximadamente Scheler-
y dilatando
al hombre en el mundo
); requiere a un
tiempo que el hombre desarrolle las vir-
tualidades en él contenidas, sus fuerzas
creadoras y la vida de la razón, y trabaje
para convertir las fuerzas del mundo fí-
sico en instrumento de su libertad”4.
Situándonos en la época moderna, lo
distintivo del Humanismo –que es esen-
cialmente un Humanismo antropocén-
trico- es haber colocado “lo humano”
por encima de todo, condición básica
por la que en el hombre surgen las pre-
tensiones de dominación, de emancipa-
ción y de posesión. En contraposición a
la visión antigua -que se ha dado por
llamar Humanismo Cosmológico- don-
de se consideraba al hombre como la
cumbre trascendente de un todo, pero
no como un “encima”, sino como un
modo en el que el hombre tenía que
actuar en conformidad con el orden
de ese todo, orden que era conocido
como “la naturaleza de las cosas”, orde-
nado en una unidad, en un cosmos sa-
lido de la mano bondadosa de un Dios
creador. Desde ahora, las pretensiones
del hombre, en medio de este Huma-
nismo moderno, será la incesante bús-
queda por dominar la naturaleza con
el fin de conquistarla y de subyugarla,
sacudiéndola hasta en sus fundamen-
tos, como diría Francis Bacon. Emanci-
parse de ese Dios creador para tomar
su sitio y constituirse así el fundamento
de la realidad, “la medida de todas las
cosas”. Y por consiguiente, visto desde
este punto, el individuo llega a ser un
sujeto posesivo, gobernando su vida en
función de consideraciones de utilidad
marginal, y por lo tanto, separado de las
relaciones comunitarias y del ambiente
que lo rodea.
Este Humanismo moderno reviste un
carácter meramente individual, donde
el núcleo central de lo “humano” se ha-
lla precisamente en el “individuo” que
se constituye como la referencia única
por la cual la dinámica social se desa-
2 Esquivel Estrada, Noé Héctor, “Humanismo y universidad”,
Universitas. Cuadernos del cen-
tro de estudios de la Universidad,
UAEMex, No. 14, octubre de 1996, p. 7.
3 Domingo Moratalla, Agustín,
Un Humanismo del siglo XX: El personalismo,
Madrid, Edito-
rial Cincel, 1985, p. 20.
4
Cfr.
Maritain, Jacques,
Humanismo Integral,
Madrid, Ediciones Palabra, 1999, pp. 26-27.

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