Horas de luto

AutorAndrés Henestrosa
Páginas171-172
He aquí la estrofa veracruzana:
Acuérdate que pus iste
tus manos sobre la s mías
y llorando me dijiste
que nunca me olv idarías:
fue lo primero que h iciste
por tus malas comp añías.
Y la argentina:
Acuérdate que pus iste
tus manos sobre la s mías
y llorando me dijiste
que nunca me olv idarías
Y así nomás es…
20 de septiembre de 1953
Horas de luto
Francisco Mayo vivía y tenía su estudio y taller fotográfico a sólo unos pasos de
mi casa, en la calle de Mariscal, una colonia que en otros tiempos se llamó La
Tabacalera, pero que me habitué a nombrar Nueva España por el número de
españoles que allí encontraron refugio después de la derrota de la República
Española. No obstante, muy rara vez nos encontrábamos, y esas no eran en
el barrio, sino cuando coincidíamos en actos oficiales o festejos en que Paco
asistía por razón de sus trabajos profesionales. Gozaba Mayo de una unánime
fama de hombre leal y luchador infatigable entre sus compañeros de refugio
y entre los mexicanos que más favorecidos por las circunstancias que yo, fre-
cuentaban su trato. En el campo de su profesión esa reputación parecía una
cosa natural, producto de aquellas condiciones humanas que eran inseparables
de su nombre. Algunas de sus fotografías denuncian que su cámara, un instru-
mento al parecer insensible, se humanizaba y ayudaba al gran fotógrafo a cap-
tar escenas e instantes de la vida en toda su dramática contextura, en toda su
AÑO 1953
ALACE NA DE MINUCI AS 171

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR