Homicidio

Páginas148-200
HOMICIDIO.
E
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da
el
r¡u
e p1·iTa de la ida
ii
otro
, sea c1wl f u
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To
do
lwmi
cidio, ú
P.a
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P,
pciún
de
l c
a-
s1
u
tl
, es 1m
11ible
cuando se
('.j
ec
11
ta sin
de
re
cho
.4.
.rts. 540,
!\
4-1
del Código Penal.
1 E
1110s
n,e
gad~
al
punto m:ís importante
dela
pres
e~~e
obra; a aquel
en
el qué debemos tra~ar del homici-
dio, uno de los delitos que
más
conmueven á la sociedad,
ya
no sólo por las circunstancias que puedan concurrir
en
su
comisión, sino por lo que es más esencial, por el
desaparecimiento repentino, inespei;ado, violento,
de
uno de los miembros que forman
la
as:ociación.
Parece increíble
qu
'e
un
sér
prive de la vida á otro
sér
sin que medie uno de esos agravios ·que
la
honra del
ofendido no tolera; pero el homicidio que bajo
este
su-
puesto se verifica, tiene
su
lado de excusa, de gallardía
y , ha
sta
si se quiere, de nobleza·: el duelo. ·
Que el hombre que recibe
una
ofensa busque
una
sa-
tisfacción
en
el
~o
.mb
¡1
te
que se
ll~m!l,
duelo
,.
es compren-
sible
;;pe_ro;
~S
~O :
110
, e~
c1;1sa
qu~ _sea
un
delinG!fe,n:t~ ,porque
se expone á morir voluntarJame11t~ 6 á comet~r
un
ho-
, ,
20
"I
micidio;
pel'O
que el hombre, en iguales circunstancias,
cometa
un
asesinato en la persona de
su
o
fe
nsor, no se
explica á no mediar ponilenores de que nos ocuparemos
ade
lan
te.
El Código penal francés dice: 47'licle
1";·.
L'
?'.1~f1;acl1"011
·
que
les
lois
punissent
eles
peines
el
e pol·
ice
es
une contmun-
tion.
L'
i11frnction
qu
e
les
loís
punis
se
nt
de
s peines
co1'rec-
tionnell
es
-
est
un
elélit.
L'
injraction
que
les
lois
prnússent
el'
une peine qff!.ictite
ou
infamante est un
c1'ime.
I
El homicidio debe ser comprendido siempre en la cla-
se
de
un
crimen, porque la ley, rigorosa éomo debe se
r-
lo, lo castiga con la pena de muerte y apuede Yerse
en
el
art.
561
del Código penal.
Ahora bien, criú'rnn ó delito, que
la
diferen
ci;,t
no exis-
te
en
nuestra
legislación, (poi más que
la
clasificación in-
fluya mucho en cuanto á la condición del delincuente y
en
cuanto á la estimación del grado de
cultura
de
una
sociedad y de los sentimientos dominantes
en
ella,) el
homicida no es siempre agente voluntar
io
del hecho que
realiza; y
para
demostrarlo bastan lijeros conoci~iento,s
en la medicina legal, pues el conoqimiento de
esta
cien-
cia nos pone como de relieve, las . Ciiusas morbosas que
pueden determinar el impulso del qelito.
Con
un
poéo más de estimación por
la
ciencia médico-
legal, dándole 'uri participio directo
en
la
'investigación
de
la responsabilidad crímiiial, se hubieran evitado, des- .
de tiempos remotos, innumerables asesinatos jurídicos.
A provocar ese· participio se encaminan
nu
estros es-
fuerzos; po-rque es inconsiderado juzgar alliomb1'.e tleliii:.
cuente
·por exterioridades
,'
sin büscar en
su
propia
na
tu
i.
'
' -
/
145
raleza
la
fuerza impulsiva que
pueda
dominarlo,
subyu-
gando
su
voluntad.
Es preciso convencerse,
en
tesis general, de que el
hombre
por
mismo nació predispuesto al
bien
y
al
amor á sus semejantes; y
qu
e si, en determinadas cir-
cunstancias, se separa de
esa
ruta
ma
rca
da por el
desti-
no común, lo hace en
virtud
de
un
esfuenm moral
inYo-
luntario, cuyo dominio no es dueño
de
evitar
la
mayor
par
te
de
In
s veces.
Cain no
hubiera
matado
á Abel (aceptando .el
he
cho
como cierto) si Caín
hubiera
· estado dotado de una bue-
na
y moral educación 6 si no
hubiera
sido
un
desequili-
brado ( ó
un
verdadero enajenado, á . juzgar por
la
ta-
citurnidad
y
la
soberbia
de
su
carácter y
su
prov
er
bial
envidia
según
nos refieren los libros santos del cristia-
' nismo); pero lo probable es creer que
Adán
y Evá, en-
tregados á
un
am~r impetuoso é ineludible
fJOl'
la.falta
de
otros seres
de
su
especie con quienes consumar
-el
adult
er
io, ó entregados también á
la
prontareproducción
para
poblar
la
tierra,
descuidaron por completo·
la
edu-
cación
de
sus
pequeñuelos, dando eonio resultado
este
abandono,
el
desarrollo de .
las
malas in-clinaciones ó de
los defectos físicos
de
Cáin,'
.Io
cual , es '
muy
' probable,
porque
no
está
averiguado· aun si gérmenes morbosos
pudieron
ser
legados
por
-los
púmeros
.
padres
de
la
es- .
pecie
humana
á
su
inmediata
descendencia.
Locura .
tal
yez, enrojeció
la
tierra
conisangre
-de
debi-
dad
y de .afemina
origen:·
la
fal:ta
de
una
educación
apropiada
para
quebrantan,mvidias
y levanta1~
espíritus
humildes
y cobardes.'
.'',
- .Ocupémonos · d,esde · luego ,del
·,
estudio: de las causas
/
147
mos semejanza,
pero
no en
cuanto
á
la
estructura
hue-
sost1,
que
seguirá
las condiciones del
sér
más
fuerte
de
los que
contribuyeron
á
su
procreación.
De
Jo
dicho so explica que, los defectos de los
padre
s
so
tras
mitan
á las hijas y los de
las
madres
á los hijos ;
porque sien
do
la
configuración de los descendientes se-
g{m
su sexo, en
ra
z6n direc
ta
de
la
mayor
potencia crea-
dora
de cualquie
ra
de
su
s padres,
la
masa encefálica,
fuente
de la i
nt
eligencia,
tiene
que modificarse
adáptán-
d0se á las condiciones física s y morbosas que le son
tras
-
nlitidas, por
la
razón de peso de que
la
conformidad de
los
hábitos
morales.
está
ligada
íntimament
e con
la
se- ,
mejanza física del
vástago
con
respecto
al
progenitor.
Todo esto con pocas y
raras
excepciones.
una
subs-
tanci
a
blanda
. se encierra en·
un
recipiente
duro, aquella
acloptai;á la forma definitiva á
la
del objeto que
la
con-
tiene;
y así, el cerebro
seguirá
las modificaciones de
la
veda huesosa
en
que se encierra,
por·estar
sometido á
esta
ley
física, y
si
ella es viciosa, modificará
por
su
ma
nera
de
estar
la
manera
de
ser
de aquel. Tal vez á
esto
se
debe que los hijos de
padres
inteligentes, se
an
in
teligentes, y que los descendie
ntes
de
padres. tontos,
sigan
la
misma
ruta
int
electual
por
la
qüe caminan aque-
llos.
Esto
es el ·principio general, pues no
pu
ede
tomarse
como absoluto,
aunque
la
mayor
parte
ele
los
autores
es-'
tén
conformes con él; y por lo mismo no es ex
traño
en-
contra
r hijos
de pa
dres necios y de
madre
s inteligentes,
q11e
se
han
distinguido por su claro talento y recíproca
mente
, así como hijos varones
de
padres
locos, que se
han
substraído á
la
locura; y otros del mismo sexo que
han
si
do afectados
por
la
gue
padece ó ·padeció
la
madre.
Por
1
:4
9
cho de aquello que impresionó á la
madre
durante
el
em
-
barazo; y as
í,
que no es extraño que si la
madre
se
fijó
por
ejemplo,
en
pintusas
humanas
muy
bonitas, el hijo
lleve en
su
cara
mucho de
aque
llas
fo
.cciones que acarició
la
maclrn en
su
fantasía d
eseindo
las
para
su
hijo; y
en
contrarias condicion,es, el hijo nace defectuoso, mons-
truo
so, si
la
madre
tuvo ocasión de
impr
esionar
su
fan-
tasía
en
contemplaciones fenomenales.
Esta
observación
puesta
en
práctica
en
ciertas
circunstancias,
ha
venido
modificando, si
la
forma, el colorido y la regulari-
dad
del dibujo en cie
rtas
clases de animales, como por
ejemplo, que la
yegua
produzca
un
producto listado
co
- ,
mo la piel
dd
tigre cirnndo
durant
e la
pr
eñez,
ha
sido
so
-
metida
ú
la
cons
tante
obser,
Ta
ci6n de objetos listadoR. Y
quien sabe si Jacob tuvo conocimiento de
este
fenómeno,
cuando convino con
Laban
en
ser
pastor
de
sus
ovejas,
recibiendo como salario las qne
resu
l
taren
negras
y de-
:jando J
Señor las blancas; porque Jacob
enr
iqueció.
n'iientras
Laban
casi se vió
de
frente á
la
miseria.
En
cuanto
al
germen
fecundizante, sigue
en
la
s igno-
radas evoluciones que se realizan
durante
el embarazo,
Jas alteraciones á que
está
predispuesto por los vicios ó
defectos de los seres, uno 6 ambos, que
coadyuvan
á
la
reproducción.
En
consecuencia de lo di.cho,
se
observa
la
epilepsia es h
ered
i
taria
: que el hijo concebido en
el perí.odo de la embriaguez
será
epiléptico 6 dipsomano,
ó
estará
predispuesto
á adquirir en
edad
apr
opiada se- ·
g
ún
las circunstanc
ia
s,
la
terrible
. dipteria,
má,s
incura-
ble en él, cuanto que
la
disposición orgánica se
presta
al
desorrollo de esa fatal enfermedad.
· Bien sabido
es
que
entr
e l as, influencias predisponen-
,'
.
)
151
traúsitorias,
y-
por
un
hecho afectan
te
de1
rt
c'é
'rél
frdf5~j1fla
forma
' de una
impr
esión cual
qu
iera, de
tié'f
hrii{
~
1n
:1a por-
. ,
,f
r
f;
,
,.,..
·t
tu
rbnc10n. ·
··,J
¡;,
· · ·
La afección hereclitaria
vi
ene á constit~
í.h;
·/
en
'l'.
los
' he-
red
eros
un
a ve rcladera enferme
dad
m
e1i
:tai·,
cDs
i _si~rnr
:i
re
in
elndiblo, y, por lo
mism
o,
so pe
rp
eh1,·i do
geriNic
i
óD
·en generación, a
unqu
e bajo semejantes ó diversas ·füses,
sin
1le
te
nerse
en
la
ptim
a de las g
eu"e
\;
ac'i
o~es c'
óm
o
la
. maldición
terrible
de Dios de
que
nos
hablan
los libros
sant
os del cristianismo,
pn
es menos piadosa que º
El
;
la
natu
ra
leza,
trasmite
el
legado h
asta
constítuir
una
fatal
cadena
cuyo
último
esláoón es ignora(lo. ' · ·
·.
·.
· 1
';,
G
eneralmente
se observa
en
los casos ·
ae
locura
here-
ditaria,
el
desequilibrio de las facultades .mentales
ante-
rior
al dominio
el
e
la
péturbación.
En
·
este
pei·íotlo,
el
.
sér
afectado se
denomina
desequilibrhdo 6 degenera!do;
desequiiibrado,
porque
carece
mentalmente
'
del
egti.ili•
. .
brio
suficiente
en
sus
ideas: degenerado, porqué :no
es
adaptable
al medio
ambiente
en que vive. ·
Ahora
bien,
dados
los
anteriores
·y
bien
tristes
datos
para
la especie
humana,
agreguenios
aquel
que
debe
ser
más
sensible
para
los
p1
:ogeuitores
de
-una
generación
desgr
a-ci
ada, que á
su
vez
trasmitirá
la
'rhisma desgracia
á
las
generaciones
resultantes
de
eÜá. · · . :
En
ciertos casos,
la
locura afecta sólo
:1
las hijas i
en
otros
sólo á lós hijos ¿por qué?
El
por
qué
ele
esta
con-
secuenc
ia fatal, se pierde, se ecÜpsa á
la
investJgación
humana, y cons
tituyo
el caos co
tl
su
terribl
e obscui'idad.
y
su
c.onfosión esp~ntosa.
¿Depc1;ded
tal
fenómeno
de
las
condiciones de los pf-ldres
en
el
inst
a
nte
de la con-
cepción?
¿Será
que
los gérmenes
de
la
fecund
aci
n
se
. 1 .
21
153
nos sabios
criminalistas
de
que,
la
mayor
parte
de
los
hombres
convencidos
de
un
delito, lo
han
cometido
en
el
término medio de
la
·s
edades
indi
cadas.
Pero
no
basta
fijarse
en
que
la
locura
pueda
encontrar
su
origen
en
la
herencia,
en
la
ed
ad ó
en
el sexo;
hay
q
ue
buscarlo
también
en
las lesiones
que
el individuo.
haya
po
  • recibir, y q
    ue
    _ p
    ue
    dan
    determinar
    ep
    él,
    más 6 menos
    tard
    e,
    el
    aparecim
    ient
    o de
    la
    locura.
    Estas
    les
    iones son conocid
    as
    de
    los fac
    ult
    at
    ivos eri la ciencia
    méd
    ica, y
    por
    lo mismo no nos ocu
    parem
    os en enume-
    ra
    rlas,
    bastando
    decir
    pa
    ra
    nu
    es
    tro
    propósito
    : que si co -
    mo
    el
    estudio
    de
    la
    medicina
    lo indica,
    el
    funcionamien-
    to del cerebro
    est
    á li g
    ad
    o
    ínt
    i
    mamente
    al
    de
    lós centros
    110
    rviosos, reciqiendo :
    por
    lo mismo l a
    repercución
    de
    las
    perturbaciones
    funcionales, es claro q
    ue
    muchbs
    golpes y
    lesiones que eje
    rcen
    directa
    influenc
    ia
    sobre
    el
    sistema
    nervioso, pued:3n
    determin
    ar
    la
    locura,
    así
    como
    ciertas
    .
    enfermedades
    ag
    ud
    as como el tifo, las fiebres_
    intermi-
    te
    i;:ite
    1:¡,
    el cólera,
    la
    p:qeumonía:; y otras, como
    la
    aneinia,
    el alcoholismo , .la sífilis,
    etc.;
    con la
    sola
    dife1:encia
    de
    qu
    e en las lesiones,
    la
    locura
    pued
    e·
    ser
    .
    permanente,
    y
    pasa
    jer
    a.
    en
    ciertas
    enfermed
    ades,
    recobra
    ndo
    en
    éstas
    ·
    la
    razón
    el
    paciente,
    á . medi~a que avanza
    en
    la
    conva-
    lecencia.
    Como no
    es
    nuestro
    ánimo
    tratar
    científi
    camente
    de
    -.
    la
    locura, sino sólo
    apuntar
    las
    cau
    sas
    que
    puedan
    de
    ter-
    m
    in
    arla
    y
    estudiarlas
    después como impulsivas
    del
    cri-
    men,
    permít
    ,
    aser
    ;os sólo indicarlas, deja
    ndo
    á los 'alienis-
    tas
    el
    cuidado de i
    nvestiga
    rlas con d
    ete
    ni
    mient
    o,
    au
    n
    que
    es
    de lamen
    tarse
    que hasta
    ,l
    a
    pr
    esenc
    ia ~e
    un
    anima-
  • 1G5
    de
    la
    prosperida
    d de_los pueblos, es un a
    causa
    determi-
    na
    nt
    e de
    la
    loc
    ur
    a?
    Y
    ns"í.
    es; porque la civilización que l
    evanta
    y
    enaltece
    :t Jas naciones,
    tiene
    t
    ambién
    su
    sabor amargo, por
    mas
    que s
    ea
    fruto
    e.le
    dulcísima
    estimación.
    La
    civilización
    su
    contingente
    de
    progreso y
    su
    tris
    te
    co11socucncia de
    agotami
    e
    nt
    o social.
    El
    hombre
    que
    se consagra al
    estud
    io
    para
    prod
    uc
    ir
    algo bueno, fruto de
    su
    instrucción
    y
    de
    su
    talento,
    110 8 8 bo
    qu
    e en
    el
    labo-
    ra
    tori o santo do su s i nvestigaciones c::insa
    su
    cerebro; y
    que
    después
    de
    Rus
    afanes, y al
    estrec
    ha r
    entre
    sus bra-
    zos á la
    sonr
    iente
    mujer
    que
    adora,
    deposita
    _en
    su
    .:ien-
    tre,
    sem
    illa,
    si
    estéril,
    dotada
    de
    un
    ge
    rmen
    de
    morb
    os
    idad
    que
    más
    tarde
    es l
    a"
    base
    de
    un
    producto
    desequi
    librado.
    Esta
    so
    breac
    ti
    vi
    dad
    élel
    cerebro
    hum
    a-
    no
    ha
    dado
    tantos
    locos á
    la
    humanidad,
    qu
    e la
    estim
    a-
    ción
    de
    su
    número
    sería
    imp.osible, y
    para
    evitar
    esta
    co
    nsecuen
    cia
    funesta,
    h~st
    a donde es posible, algún
    cé"-
    Iebre
    escritor
    aconsejó
    la
    buena
    alimentación de
    las
    per-
    sonas
    entregadas
    al
    trabajo
    intelectual,
    para
    que
    aquélla
    l~s dejase
    un
    sobrante
    ventajoso
    para
    la
    generaci6n.
    La educación
    intelectual
    tiene
    su
    l~do bello-y
    su
    con-
    '
    secue
    ncia amarga.
    El
    primero es el
    fruto
    ventajoso
    que
    daja
    á
    la
    sociedad como .
    elemento
    de
    instrucción;
    el se-
    gundo
    es
    .
    Ja
    prole, desequilibrada,
    degenerad
    a 6 loca.
    ¿,Qué
    debe
    estimarse
    h1ás?
    Incuestionablemente
    la
    sabi-
    duría,
    porque
    aunque
    hij~
    de
    un
    sólo individuo,
    sirve
    p
    ara
    la
    ilustración universal, y los hijos locos del sabio
    sólo
    podrán
    ser,
    si
    acaso, ~lementos
    destructores
    de
    li-
    mitado
    número
    de
    personas,
    y esto,
    dado
    que
    su
    manía
    sea
    la
    del
    homicidio.
    157'
    "
    estos accidentes dejen á veces en el individuo
    huellas
    aparentes, como lo demuest
    ran
    ate
    ntas
    y minuciosas in-
    vestigaciones.
    No
    obstan
    te
    , cuando estos ch
    oq
    ues se
    experimentan sobre
    el
    cráneo ,
    el
    aparecimiento de
    la
    locura es consiguiente,
    por.
    la
    depresión de
    la
    masa
    en-
    cefálica sobre el diafragma.
    La
    imbecilidad
    está
    con
    st
    ituida
    por la debilidad de los
    órganos· destinados á
    la
    manife
    stac
    ión del pensamient o.
    El
    idio
    ti
    s
    mo
    es un
    est
    ado morboso formado por
    la
    falta
    de
    desarrollo
    de
    . -las facu
    lt
    ades intelec
    tu
    ales y depen-
    diente de
    un
    vicio
    natural
    ó accidental del encéfalo. Si
    .,
    / pues,
    la
    imbecilidad y el idiotismo
    están
    constituidos
    p¿r
    un
    defecto orgánico
    de
    la masa cerebral que impide el
    _ libre discurso, 6 lo que es lo mismo, el raci
    oc
    inio, no es
    de
    dudarse que estos seres desequilibrados,
    pu
    edan co-
    locarse ó
    ser
    puestos maliciosamente, en condiciones de
    cometer
    un
    homicidio.
    Los imbéciles como los idiotas,
    se
    hayan,
    por
    su
    pro-
    prio estado, fuera
    de
    toda
    .responsabilidad,
    y,
    por
    1~
    mis-
    mo
    ¿cómo exijir
    la
    criminal á seres
    de
    e
    sta
    esp
    ·ecie,
    cuando la misma
    naturaleza
    los ex'iiüe de ella?
    ',
    El
    cerebro humano lle
    ga
    muchas
    veces á verse preo-
    cupado
    pot
    ideas religiosas 6 políticas
    que
    tienen
    mani-
    festaciones promrnciadas de locura. ·
    Las
    preocupaciones religiosas
    han
    dado sobrado, con-
    tingente
    de santos, y lo qu~ és más, de
    santos
    mártir
    es,
    lo
    cuales
    más
    triste
    &.ún;
    y las preocupaciones política·s,
    de
    víctimas. ' ' ' . . .
    En
    cerebros robustos, dotados de rico plasma, vigori-
    zados por
    una
    organización ventajosa 6 por
    una
    educación
    mater
    ial y moral apropiadas; no
    ha
    ·
    bfa
    'Consecueilcias de
    . ' 158 ·
    s~~}p_
    _~1wúfaires
    ni
    ele
    políticos víctimas,
    que
    al
    fin y
    al
    capp
    ..
    ~t
    Gielo
    es
    muy
    vago
    para
    buscar
    un
    asilo
    en
    él, y
    lo,s,pµ~,
    st,91;l
    públicos son asaltados
    muchas
    veces,
    por
    los
    q~rn
    D
    l0
    I,l.QS
    méritos
    tieneil
    para
    ellos.
    _ Lo
    anter
    ior es
    una
    digr
    e
    si6ny
    como tal
    recíbanla
    nues-
    tros
    lectores,
    con los cuales
    entraremos
    de
    lleno
    en
    el
    c?~nd~9
    :
    d,e
    la.
    influencia que p.neden ejercer
    amb
    os gél1e-
    r9
    1~J
    ft~
    . Preocupaciones, sobre
    el
    cer0bro
    del
    hombre.
    +t
    ?-
    r
    S~
    ~perstición,
    la
    idolatría, no
    han
    sido
    mas
    que re-
    s1,1.~
    t¡1~0l;l
    de
    la
    preocupación religiosa, y
    una
    forma
    Íi
    o-
    . t~9le
    _:
    }e
    este
    nero de preocupación se revelo
    en
    la
    clen
    ,
    191J~
    l(
    tania. ¡ Qué s!
    aun
    esa
    misma
    preocupación
    ha
    dF•
    ;dy:
    Qa
    usa
    algunrts veces al heroismo. .Juana
    de
    Arco,/
    ll;l.
    _,
    l~f
    rn
    sora
    del trono de Carlos VJI y
    más
    que
    de
    su
    ti:Q
    ,l
    }q
    c
    de
    la
    patria,
    no fué
    ante
    la ciencia, y no es
    otra
    c
    o~A
    ,
    l],as
    ta
    ahora, que
    una
    alucinaclf-1
    que
    estaba
    bajo
    la
    dependencia
    de las voces que escuchaba
    para
    lanzarse á
    la
    ,
    n~rlea
    . Aquella joven, reflejo de las
    creencias
    druídi-
    ca,
    _~
    ;;
    ~
    ue
    atribuían
    á
    la
    mujer algo· de divino, no fué
    una
    i
    1;,~
    pj.rada, sino1
    una
    mujeren
    quien ese
    estado
    patológico
    de
    la
    locura, no
    era
    más
    que la consecuencia
    de
    una
    ten-
    si\'.)~
    .
    del
    espfritu,
    del
    estado
    de
    _invasión de
    sus
    faculta-
    d.E
    rn
    fote
    lectuales,
    que
    acabó por invadir los órganos de
    sus
    sentidos
    .
    . ,
    J.,os
    flagelantes que
    en
    1735 recorrían
    el
    vierne~
    santo
    las calles
    de
    Florencia, haciéndose azotar
    hast
    a salirles
    1~
    ;,
    sangre
    de las espaldas, eón
    el
    núm.ero
    increíble
    de
    G66G
    golpes, é hfriéndose con
    puntas
    de hierro los
    Ín
    úscu-
    lo~
    y
    el
    pecho á ipiitación de Cristo, ·I\O
    eran
    mas
    que
    ..._
    19
    ,cos, seres infelices
    en
    quien.e-a
    fa,
    preocupación religio-1
    sª'
    determinó
    la locura imitativa.
    1rrn
    ;
    Lombroso refiere acerca de la monomaní
    a.
    religios.a un
    caso
    bastante
    original que copiamos
    en
    seguida:
    Inés
    Dlaunbcker
    era
    cons
    id
    erada
    como
    santa,
    en
    Vi
    ena
    ,
    por
    l
    o;:i
    ti
    empos
    de
    Rodolfo
    de
    A u
    sburgo,
    y
    s11s
    re
    velacion
    es
    fueron
    uilig
    en
    temente
    r
    ecojidas
    por
    su
    confesor.
    He
    aqní
    aJgunas
    de
    ell3s:
    Apa
    recióse
    le J
    esuc
    risto
    cubierto
    de
    heridas,
    y
    er
    a
    tan
    grande
    el
    deliquio
    al
    contemplar
    aquella
    Sll
    divina
    sang
    re
    ,
    que
    primero
    se
    hubiera
    pri-
    vad
    o
    de
    cualq
    ui
    er
    olro
    goce
    que
    de
    aque
    lla
    ,ista
    , y
    las
    heridas
    en
    la
    mano e
    ran
    sefíales
    de
    rega
    l
    o,
    y
    en
    los
    pies
    de
    gracia.
    Otra
    v
    ez
    .
    ;
    Jc
    snc
    l'i
    sto
    preparó
    para
    e
    lla
    en
    la
    cocina
    un
    manjar
    de l
    eche
    y
    de
    a
    lmendras,
    lo
    cual
    quiere
    d
    .:i
    cit·
    dolor
    y c
    ompa
    sn. ·
    Al
    besar
    los
    al·
    tares
    sentía
    olore
    s
    suaví
    simos y
    cálidos,
    distinguiendo
    por
    el
    olor
    {Jt1i
    én fué el
    fraile
    o
    tichnt
    e
    en
    la
    misa.
    Un
    día
    se
    le
    op
    areció
    un
    fraile
    en
    cueros
    vivos,
    enseñando
    el
    desdoro
    de
    la
    Igle
    s
    ia
    !). Per"o
    · la 1íltim a y
    la
    más
    curio
    sa
    de
    !
    as
    al.
    ucinaciones
    de
    esta
    beata
    es
    tal,
    q
    ue
    n
    eces
    ito
    velarla
    un
    poco
    de
    su
    püdico
    latín
    ,
    aun
    en uu
    periódi·
    co
    médico:
    durante
    el
    día
    de
    la
    Circunsición
    púso
    se
    á
    pen
    sar
    suma:
    mente
    melancólica
    prcputio
    Jesu-ChrisÚ
    ubi
    csse
    t.
    Temía.
    que
    se
    le
    hubiese
    perdido,
    cuando
    un
    día
    le fué
    revelado
    qu?
    se
    h
    abía
    encon-
    trado
    el
    pr
    epuc
    io, y
    ele
    pronto
    sint
    sobre
    su
    lengua
    una
    me
    mbrana;
    y
    era
    _
    tan
    dulcísima
    de
    paladear,
    que
    le
    parecía
    nallar
    se en un
    rapto
    de
    arrobamiento;
    y
    más
    de
    cien
    Yeces se
    renovó
    el
    ob
    ieno
    milagro.
    Desde
    aquel
    día,
    todos
    los
    manjares
    le
    parecían
    in8ípidos.
    -:-
    Por regla genera~ se establece que
    en
    las mujeres lns
    ideas religiosas tienen mayor influencia.patogénica.
    que
    en
    los hombres. De_ aquí la mayor asistencia á los· tem-
    plos y la mayor devoción
    ele
    las nmjeres-al escuchar los
    discursos siempre disparatados del fraile, que se enca-
    rama
    _
    en
    el
    púlpito lleno de sufioiencia
    aparente
    y del
    bl'illo _del grajo que vistió ·
    COH
    las
    pintadas
    plumas
    del
    orgulloso pavo. .
    Generalmente
    lo'S
    que sueña_n con el bello porvenir
    de
    un
    país, son los que menos pueden obtenerlo y los que
    22
    161
    cual
    resulta
    que
    unas
    alucinaciones
    se
    derivan de
    un
    trastorno
    sensorial bien acentuado
    que
    recae sobre de-
    terminado sentido, las cuales se
    llama
    alucinaciemes
    .,,
    sensoriales ó
    ;;._
    ternas), 6 bien de
    una
    perturbación que
    es como consecuencia
    de
    las operaciones d e
    la
    sensibili-
    dad
    sen
    so
    rial, que recae sobre las sensaciones· subjeti-
    vas que irradian
    de
    tal
    ó,
    cual
    víscera (alucinaciones.in-
    ternas
    6 viscerales). · .
    En
    todos los casos de alucinación, el trastorno psíquico
    se engendra
    int
    e
    riormente
    sin influencia alguna exterior
    que lo active,
    lo
    cual no sucede en las ilusiones.
    En
    la
    ilusión, los fenómenos psicopático& tienen ori-
    gen
    en
    el nrnndo externo, cuyas causas suponen
    un
    es-
    tímuJo primordial objetivo que constituye, forma y de-
    termina
    el
    agente
    de
    provocación.
    Del lijerísimó ·estudio hecho
    antes
    .acerca de las alu- ·
    cinaciones y de las ilusiones,
    desprende
    que· todo
    individuo que sea víctima de estas influencias psíquicas,
    está
    predispu
    est
    o á cometer hechos que por
    su
    aparen-
    te
    naturaleza sean estimados como delitos; aunque
    en
    realidad,
    la
    causa impulsiva de ellos, les .quite el aspec-
    to
    criminoso
    que
    revisten á primera. vista.
    Tanto las alucinaciones como las ilµsiones '
    han
    dado
    . .
    un
    vasto contingente á
    la
    criminalidad y
    p,l
    patíbulo, sin
    que, en realidad,,
    hayan
    existido causas criminales;
    ni
    razones científicas
    para
    imponer
    la
    pena
    de
    muerte
    á
    los convencidos de
    un
    delito que,
    tal
    vez, · no tuvieron
    intención
    de
    realizar. . . . . . .
    Por
    fortuna
    · los av¡nces de
    la
    ciencia médiéa,
    en
    · ven-
    , , . 1
    ;.
    • , : •, , . , ) ,
    ·.~
    , ' ,
    '1
    i{
    I ·' l
    t·ajosa
    ur¡ió:r;r
    con los progresos .de la
    jurisp
    l'!.:dencia,
    van ·
    dando
    ya
    como resultado,.
    la
    justa
    aplieaciórr
    de.la
    ley,
    1
    63
    Lleg
    a al l
    ím
    i
    te
    de
    ést
    a, y s e ve nda sólo y se pone de rodill as
    para
    recib
    ir
    la
    mu
    erte con
    bravura;
    . y pocos moment os despu és, en se gui -
    da de la d
    esc8.
    r
    gn,
    de l
    os
    fu
    s
    il
    es, cae b aña do en rnngre,
    ag
    onizante,
    tembloros
    o,
    para
    r
    ec
    ib
    ir
    el tiro
    fi
    na l en la cabeza .
    Así muero. est e sor
    in
    fe
    l
    iz
    ~-
    á
    nad
    ie so l e ocurrió a,·e-
    rignar el por
    qu
    é de
    aq
    uel r
    o:fi
    m1mie
    nto.
    ele
    c
    ru
    eldad; de
    t-:que
    l aparen
    te
    y
    repu
    gnant e rasgo do cinismo,
    re
    Yelado
    en el hecho asqueroso do escribir ciert a fr ase íncom·e -
    11
    ie
    nte
    en la improvisada
    tum
    ba del a ncian
    o,
    á riesgo
    de
    l1esc
    ubrir
    su
    cr
    im
    inalidad
    co
    n
    la
    escr
    itura
    de
    su
    i
    na
    n
    o;
    A ninguno se le oc
    ur
    rió pen sar qne un hombre de bue -
    na inteligencia como
    el
    asesino de
    qu
    e nos oc
    \1.p
    amos,
    no podría dejar sin
    causa
    independiente
    de
    sn
    voluntad,
    n
    na
    prueba
    ·
    mat
    _erial de su delito
    gravada
    sobre débil
    tab
    la. Y
    lu
    ego, e l
    sinn
    ú
    mer
    o d e personas,
    muchas
    de
    ellas h onorables, á
    qui~e
    s se refirió
    en
    s
    us
    múltiples
    decla
    ra
    ciones; y después, su
    desprendin
    ~ient o innecesa-
    rio y las recomendaciones
    e h acía
    al
    verific
    ar
    sus
    ob-
    sequios; y por últinio, su serenidad_
    para
    ofrecerse á
    la
    mue
    rte
    en
    la
    plenitud
    de su edad juvenil!. .
    ...
    ¿Todos
    estos a
    ntecedent
    es n o revelan
    la
    existencia de
    un
    a per-
    t
    urbac
    ión moral en el
    supu
    esto asesino? .
    · Densa so
    mbra
    de muer
    te
    cubre
    y'
    a la _t umba del h
    o-
    micida, y quién sabe si después de
    la
    v
    ida
    sobre la tie
    rr
    a,
    sn al
    ma
    se
    ha
    ya
    levantad o en
    tre
    c
    la
    1·idades inde
    fi
    nibles,
    de
    su
    Jecho t enebroso á
    nn
    mundo de prog
    re
    so
    moral
    envidiable !
    No po
    dr
    emos
    su
    poner la ex
    isk
    ncia de a
    1u
    cinaci6n 6
    ilusión algü
    na
    en el desg,racdo
    cu
    yo
    tr
    :
    íg
    ico fin
    hem
    os
    es
    crit
    o,
    p
    ero
    una
    acentuación
    ma
    ni fiesta do la lo c
    ura
    hom
    icida.
    165
    mismos, de
    tal
    modo,
    que
    á
    la
    realización del homicidio·
    se
    siga la violación
    del
    cadáver,
    su
    inlrnmación clandes-
    tina, y no remotame
    nt
    e
    la
    antropofagía. ·
    Ya hemos dicho
    en
    alguna
    otra
    parte
    de
    esta obra, que
    _ las fuentes de la locura se
    encuentran
    en
    los·neurópatas
    enajenados, en
    lo
    s epilépticos y en los alcohólicos: que
    estos ser
    e:;
    trasmiten
    á sus desce
    ndient
    Gs
    como herencia
    lament
    able,
    la
    locura: que e
    sta
    se conserva muda y som-
    br
    ía en el cerebro del individu
    o,
    revelándose apenas e
    11
    modalidades que se
    at
    ribuyen
    á.
    diversas genialidades
    del individuo mismo,
    hasta
    que
    un
    motivo bastant~ po-
    deroso; una causa o'casiorial
    rt
    propiada,
    hac
    en que la lo-
    cun
    i se r
    ev
    ele.bajo
    su
    forma peculiar.
    Estas
    causas o
    g_
    a-
    ·sionales
    so
    n varias segúl1'el estado de' avance de la locura
    y la energía del ·cere
    bro,'pero
    las
    más
    comunes- está.n
    c
    cm
    stituidas por la ·en
    tra
    da
    á l a
    pubertad;
    por el p
    edo
    do .
    fatal de, una
    ed
    ad media' en
    tri:e
    l
    os
    veinticin'
    co
    y los cin-
    cuenta
    años;, por las
    alte
    ra
    ciones de
    ·1
    a menstruación
    en
    las mujeres; por las emociones morales e'nérgicas; y por
    ot
    ras, de es
    tas
    n
    at
    ur
    alezas, que sería
    lar
    go enumerar .
    .
    Por
    lo demás, es preciso convenir
    en
    que
    río
    tod
    os los
    · enajenados, ·no todos los maniacos, · ni
    aun
    los idiotas,
    son mono'maniacos iústintivos; pues
    para
    caracterizar
    esta
    especie ·
    ele
    monomanía,
    hay
    que
    fij
    arse en el con-
    ju
    nto
    de signos clínicos,
    entre
    los cuales
    se
    e
    ncuentra
    ~l
    impulso morboso que lleva al suge~o afectado á la con-
    sumación de
    un
    delito.
    General
    mente
    los monomaniacos impulsivos se
    ven
    som
    et
    idos á los padecimientos pr
    op
    ios del estado neuro-
    ti
    co, y en su
    carácte
    r se observan ve
    rsat
    ilidades y
    co
    ntra
    dicciones que,
    para
    el vul
    go
    , acu
    saii.
    rareza de
    ge
    -

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