Homenaje a Díaz Mirón

AutorAndrés Henestrosa
Páginas224-226
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ANDRÉS HEN ESTROS A
ella una buena pintura del México en cuya entraña se gestaban tantos sucesos
dolorosos. Aquí la descripción de un pueblecito. Allá el relato del asalto de
una diligencia en camino real, pan de todos los días para quienes se atrevían a
viajar. Allí nuestra ciudad, pequeñita, hasta el grado de que Mixcoac, digamos,
era un paraje lejano al que había que llegar reuniendo decisiones y audacias.
Una novela ingenua, pero que en nada cede a otras que, sin embargo, alcanza-
ron los honores de aparecer en nuestras historias literarias.
¿Cuál fue el fin de Juan Pablo de los Ríos? Altamirano nos cuenta que
murió de tristeza a bordo del vapor que lo llevaba al extranjero. ¿Desterrado
por el Imperio como tantos otros? Pudiera ser. Pero por los años de 1888, un
diputado Juan Pablo de los Ríos –lo cuenta Enrique de Olivarria y Ferrarri en
su Reseñ a histórica del teatro– se opuso a que las galerías de la Cámara fueran
desalojadas del público que aplaudía y animaba a los legisladores que se opu-
sieron a la deuda inglesa.
Trasladamos estas noticias a Emmanuel Carballo para que mientras busca
las poesías de Franz Cosmes, reúna los elementos para intentar una valoración
de Juan Pablo de los Ríos, otro de los escritores mexicanos olvidados.
13 de junio de 1954
Homenaje a Díaz Mirón
En el año de 1941, al cumplirse trece años de la muerte de Salvador Díaz
Mirón, el señor don Alejandro Gómez Maganda que entonces era Director
General de Acción Cívica del Departamento del Distrito Federal, me encargó
que preparara una pequeña selección de poemas del gran poeta de Veracruz
para que fuera repartido durante el homenaje que iba a rendírsele; y que es-
cribiera una pequeña Nota de presentación. Desde luego elegí algunos de
sus poemas, aquellos que además de gustarme pudieran mostrarlo en algunas
de sus facetas; pero cuando presenté la breve semblanza, ya el folleto estaba
impreso con los solos juicios que acerca de su obra habían escrito Francisco A.
de Icaza y Manuel Maples Arce. No he podido encontrar entre mis papeles
aquella nota, pero conservo un ejemplar de la selección que ha venido a ser
una rareza, y por tanto, no mencionado por ninguno de los que se han ocupado
en los últimos tiempos, hasta acaso agotar, el tema diazmironiano. Qué pude

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