Herminio Ahumada

AutorAndrés Henestrosa
Páginas419-421
castellano zapoteco, de fray Cristóbal de Agüero del que sólo aparecieron unos
cuantos cuadernos, son algunas de ellas.
Las obras referidas, cuando eran del siglo XVIII, apare cían en el cuerpo
de la Bibliografía y se hacían, según entiendo, separadas; cuando eran de
otros tiempos, se pretendía que aparecieran individuales. Tal es el caso de
los libros que aquí se ha n mencionado: el de Ber múdez de Castro, trunco
por la muerte de su autor, apareció en la sección 1a, 3a Parte de la Biblio gra-
fía, págs. 122-354.
Para que más se encuentren las tareas del doctor Nicolás León dentro del
ambiente que rodea a las tareas literarias entre nosotros recordemos que la in-
curia redujo a ruinas, o a casi ruinas, su Bibliografía Mexicana del Siglo XVIII: de-
positada la edición en los húmedos sótanos de San Agustín, antiguo domicilio
de la Biblioteca Nacional, y olvidada de todos, Enrique Fernández Ledesma
sólo consiguió salvar, hace veinte años, unos cuantos ejemplares.
¿Exagera, pues, quien diga que escribir en México, investigar y desvelarse
por la cultura, es una de las formas del heroísmo?
9 de septiembre de 1956
Herminio Ahumada
Entre los jóvenes que hicieron la campaña vasconcelista en 1929, destacaba
Herminio Ahumada Jr.: por su valentía y arrojo, por su presencia física y por
su alegría, por su noble y limpio corazón. Pero también por sus lindos versos
y su linda prosa. Doy aquí a “lindo” la connotación que tenía hace siglos y a
“linda” la que puede tener en Luis G. Urbina –“La tarde es linda/ alumbra el
sol mi estancia”.
Yo lo conocía de algunos años atrás: de los días en que atleta y en su con-
dición de campeón de velocidad, enloquecía los campos deportivos. Aquella fi-
gura de los estadios ha sido evocada con temblorosa pluma por José Vasconcelos
en una página del Proco nsula do, y a ella remito al curioso lector. Más tarde
encontré su nombre ligado a cuanta acción se refería a la política nacional y
al empeño de cambiar la fisonomía de México, de tal manera que se acercara
más a eso que no hay joven bien nacido que no haya soñado: una patria en que
reine la libertad y la justicia, la paz y la cultura; una patria que produzca
AÑO 1956
ALACE NA DE MINUCI AS 419

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