Henri Lebrun

AutorAndrés Henestrosa
Páginas741-742
pasaron a Venezuela, o que de allá vinieron a estas tierras. El que haya leído
las recopilaciones de poesía popular de Colombia, Perú, Panamá, digamos, no
dejó de asombrarse por el aire de familia que las emparienta.
Es claro que en aquellos países donde había una gran cultura india –Méxi-
co, Perú– la herencia hispana padeció grandes modificaciones, lo mismo en la
música que las letras de las canciones. Cuando decimos canción huasteca, son
veracruzano, música del Istmo, lo que queremos indicar es que allí mejor se
aclimataron esas canciones, allí lograron hermanarse mejor sus dos elementos:
el español y el indio.
Volviendo a La Llorona, que yo postulo como una de las más hermosas de
cuantas se cantan en México, me ocurre que quizá fuera bueno reunir todas
las coplas con que se canta, a condición de que tengan el encanto y la belleza
de nuestra poesía popular; o que aludan a circunstancias que las identifique
como mexicanas o de Tehuantepec, tierra donde se quedó a vivir. Así se con-
seguiría desterrar de nuestra canción esos groseros versos con que algunos la
cantan. ¿Quién quiere hacerlo?
25 de diciemb re de 1960
Henri Lebrun
Perdemos un amigo, pero México gana un embajador. José Luis Martínez ha
sido designado con ese carácter al Perú. Entre sus libros de viaje lleva el ob-
sequio de un amigo: Conq uete du Peru et Histoire de Pizarre, de Henri Lebrun
(Tours, Ad. Mame et Cie, Imprimeurs-Libraires, 1852, 281 pp.).
Ejemplar que hemos podido examinar a nuestro gusto antes de llegar a
manos del embajador; se trata de un volumen, ricamente encuadernado, de la
Biblioteque de la Jeunesse Chrétienne con cuatro finos grabados en acero que repre-
sentan escenas de la historia peruana: Atahualpa hecho prisionero, Ejecución de
Gonzalo Pizarro, El pasaje de Napo y La muerte del virrey Núñez Vela.
Esta “Bilioteca” estuvo en boga a mediados del siglo XI X, e incluía entre
sus títulos, obras representativas del pensamiento cristiano, en obras litera-
rias, históricas o filosóficas; pero este rubro no agotaba sus preocupaciones, ya
que también publicó obras de arqueología, botánica y diversas obras de viaje.
Entre las obras maestras editó una traducción del Quijote, magníficamente
AÑO 1960
ALACE NA DE MINUCI AS 741

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