El hecho

Páginas106-114
CAPÍTULO
VIII
EL
HECHO
Así
como no existe delito alguno sin voluntad delic-
tuos
a, tampoco existe si esta voluntad no
se
efectúa, es
decir,
si no hay hecho punible.
La
voluntad por sola, el
animus
(p. 95),
aun
manifesbtdo,
v.
gr., por medio de
palabras
ó confirmada su existencia por propia confesión
del
sujeto,
no es un delito ni puede
dar
origen á
pena.
La
cuestión relativa á saber qué es
lo
que
haya
de
enten-
derse
por efectuación de la voluntad delictuosa, la contes-
ta
la
ciencia
jurídica
de los tiempos modernos diciendo
que
hay
que dis
tinguir,
no
en
todos los delitos, pero
en
la
mayor
parte,
los actos preparatorios,
la
tentativa
de
delito
y el delito consumado.
En
el Derecho romano
no
existía
el concepto de
la
tentativa
ni, claro es,
una
pala-
br
a t écnica con que designarlo; las acciones punibles,
prohibidas
por
la
ley, se castigaban siempre, como tales,
cuando
se
habían
consumado, advirtiendo que
era
pre-
ciso
que
dichas acciones
tuvieran
por base la unicidad
de resolución ó propósito, y cuando se
tratara
de delitos
culposos, la unicidad del descuido ó desatención de
las
·
propias
·obligaciones, pero sin
tener
en
cuenta que
el
agente
se hubiera propuesto dichas acciones como
tér-

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