Entre hackers, dictadores y filmes

AutorVíctor Emilio Corzo
Páginas48-49
RESEÑAS
Víctor Emilio Corzo
DERECHO EN EL MUNDO
Lejos ha quedado la definición que
William Gibson le dio al ciberespa-
cio cuando señalaba que éste era
simplemente una “alucinación colectiva en
tiempo real”. Los avances tecnológicos y la
compenetración que éstos han tenido en la
vida diaria han dado una nueva dimensión
a este mundo, que Gibson empleó por
primera vez en su novela de 1984, Neuro-
mancer, el cual poco a poco ha abandona-
do su plano virtual.
En la actualidad, el ciberespacio se ha
convertido en el quinto espacio donde
se pueden desarrollar actividades bélicas,
sumándose así a los espacios convencio-
nales: tierra, aire, mar y espacio. No es del
todo cierto que a diferencia de los demás
campos de guerra, las batallas cibernéticas
se desarrollan por completo en un am-
biente artificial. El presente caso sirve para
ejemplificarlo.
El hackeo
Durante los últimos días de noviembre de
2014, los medios de comunicación dieron
amplia cobertura al hackeo que sufrieron
los servidores internos de la compañía
estadounidense Sony Pictures. Reportes
preliminares indicaban que el hackeo no era
tradicional, ya que las medidas de seguridad
electrónicas de la compañía —y de cualquier
otra— eran insuficientes para soportar un
ataque de dicha magnitud.
Las repercusiones del hackeo fueron
inmediatas: se divulgó correspondencia
interna de la empresa, información per-
sonal de sus empleados, un borrador del
guión de la próxima entrega de la serie de
películas de James Bond, y se filtraron co-
Entre
hackers
,
dictadores y filmes
catapultó a los anales de la historia del cine
(por representar —su intento de censura—
una afrenta a la libertad de expresión) y
—por morbo o como apoyo simbólico— le
atrajo cientos de espectadores.
La narrativa
Obviamente, como acontece en la mayoría
de estos incidentes, la retórica emplea-
da para caracterizar los hechos cayó en
abstracciones que buscaban simplificar al
máximo lo acontecido. Como, por ejemplo,
el siguiente razonamiento: Sony es una
compañía japonesa, pero al haber sido su
filial estadounidense la víctima del hackeo,
algunos políticos estadounidenses propo-
nían considerarlo como un acto de guerra
en contra de Estados Unidos. Asimismo,
evidencia posterior al hackeo apuntó que
sus autores materiales eran de naciona-
lidad rusa; sin embargo, al “atacar” para
defender el honor de Corea del Norte, este
último Estado debía de asumir la responsa-
bilidad de dicha “agresión” (¡¿?!).
El simplificar tanto este tipo de
narrativa evidencia los obstáculos que
los Estados enfrentan ante este tipo de
ataques —donde no hay víctimas humanas
o daños materiales visibles— para justificar
una respuesta al amparo del esquema
clásico del ius ad bellum donde se clasifica
a las guerras como justas e injustas. La
complejidad de la ciberguerra yace en las
zonas grises que existen sobre la materia y
que orillan a aplicar por analogía el ius ad
bellum (derecho a la guerra) e ius in bello
(derecho en la guerra o derecho humanita-
rio) tradicional. Existen puntos en los que
no resulta tan claro si un ataque “virtual”
pias de los filmes Annie, Fur y, Mr. Turner,
Still Alice y To Write Love on Her Arms.
Más allá de dañar la imagen de la empresa,
se estimó que dicho ataque representaba
una pérdida de entre 200 y 300 millones de
dólares para la empresa.
Después de la realización de ciertas
investigaciones por parte de agencias de
procuración de justicia estadounidenses
(en específico del FBI, con apoyo de la
NSA), éstas determinaron que el hackeo
en contra de Sony mantenía similitudes
con otros realizados por grupos vinculados
a Corea del Norte. Obviamente, al no mos-
trarse la evidencia que se tenía —dado que
ésta se obtuvo a través de actos de espio-
naje— surgieron dudas sobre la vinculación
real del ataque con Corea del Norte.
La película
No obstante, la explicación dada en su
momento giraba en torno de una posible
represalia por el estreno de la película The
Interview, la cual es una comedia política
que —según la sinopsis oficial— trata sobre
la historia de Dave Skylark (James Franco),
presentador de un conocido programa de
entrevistas, y su productor, Aaron Rapo-
port (Seth Rogen), quienes consiguen
una entrevista exclusiva con Kim Jong-Un,
dictador de Corea del Norte. Ante tal opor-
tunidad, la CIA les pide asesinar a Kim.
Si bien la película no tenía mucho
potencial (tal como lo comentaban los pro-
pios ejecutivos del estudio en los correos
filtrados por los hackers), el presente inci-
dente —así como las amenazas de posibles
ataques terroristas contra las salas de cine
en Estados Unidos que la proyectaran— la
Twitter: @ve_corzo
48 El Mundo del Abogado / Marzo 2015

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