Hacia nuevos paradigmas en las Relaciones Internacionales

AutorDra. Graciela Arroyo Pichardo
Páginas35-45

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1. El inicio de una nueva era

La humanidad vive una etapa crucial en su destino. Entre las múltiples manifestaciones de este momento histórico está el hecho de la estrecha relación entre los recientes cambios mundiales y la necesidad de recrear el conocimiento referente a la "nueva realidad".

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La recesión de los fenómenos sociales y sus consecuencias, en términos de transformación de las relaciones inter e intranacionales, penetran, —al tiempo que rebasan—, las antiguas "fronteras" de los estados, trascendiendo los límites de lo estrictamente político, de lo económico, de lo social, de lo jurídico y de lo administrativo, e imponen cambios en la forma, la estructura, el contenido, los fines y las funciones del conocimiento social.

Como ser social, de costumbres y conductas pero también de libertad, el ser humano es un ser de aprendizajes. Sus fuentes: la familia, la escuela, los entornos natural y social, mediato e inmediato; la historia local, la historia regional, la historia del mundo; el pasado, tiempo sin retorno, pilar y cimiento; el presente tránsito efímero; realidad inacabada; el futuro espacio incierto e indeterminado, que al hacerse fugaz presente es ya irreversible pasado.

El cambio social, entendido como ruptura de formas y estructuras de la vida de relación de los hombres y los pueblos, es también una fuente viva de renovación del conocimiento. Si así ha sido siempre, a la hora actual, por la envergadura del "orden" trastocado, lo es en grado mayor, y más aún por la certeza de que la humanidad transita hacia otra Era de su destino milenario, y empieza a ser consciente —al fin— de su unidad natural.

Implicaciones cognitivas

El fenómeno del cambio mundial no es sin embargo nuevo. Lo que ahora impone una revisión del conocimiento respectivo, son sus dimensiones, su velocidad, su trascendencia y sus implicaciones. Se trata de una ruptura de muchas de las anteriores estructuras en que se apoyaba la dinámica mundial: del sistema tecnológico, de los sistemas productivos, de los sistemas de información, de los sistemas comerciales y financieros, de los sistemas políticos y sociales, del ecosistema. La sociedad se redimensíona a nivel local, nacional, regional, continental, mundial y el ser humano se conmociona al entrar en crisis su pensamiento y sus valores anteriores.

Asociada con los procesos de desintegración del bloque de países socialistas en Europa, con la disolución de una de las dos grandes potencias militares de la segunda mitad del siglo XX, con la ruptura del equilibrio nuclear y el fin de una carrera armamentista, que tuvo al mundo entero por rehén, —amén del decantado "fin de las ideologías y de la historia"—, surge, paralelamente a la necesidad de una reconcepción de la polis mundial, la de una reformulación de los parámetros del conocimiento que su comprensión requiere.

Parafraseando a Inmanuel Wallerstein, diríamos que impensar las ciencias sociales del siglo XXI aún vigentes, implica sí pensar las ciencias sociales del siglo XXI,Page 37ya que el viejo traje del Estado para el que las primeras fueron hechas,1 es insuficiente para contener el cúmulo de procesos supra-estatales, internacionales, intra-regionales, continentales, trans-soberanos, transnacionales y "globales", que ahora integran la dinámica total e irreversible característica del mundo que está por ver la luz de un nuevo milenio.2

En efecto, los cambios ocurridos los últimos cinco o seis años en el ámbito mundial3 están creando nuevas formas y estructuras en las relaciones internacionales y por ende en la formulación de los esquemas de conocimiento de la propia disciplina y de conceptos básicos, como por ejemplo la concepción de la paz.

El problema de la paz tradicionalmente ligado al de la guerra entre diferentes grupos, pueblos o Estados, ha adquirido en las actuales circunstancias de "cambio", una connotación referida a la vida social en su proyección internacional y teniendo como contexto a la naturaleza. Este nuevo concepto se expuso de manera clara en el Congreso Internacional por la Paz realizado en Yamasukro, costa de Marfil en 1989, bajo los auspicios de la UNESCO. En tal ocasión el programa adoptado propuso los siguientes lineamientos: "Promover una cultura de paz, fundada sobre los valores universales de respeto a la vida, la libertad, la justicia, la solidaridad, la tolerancia, la igualdad entre los hombres y mujeres, en una mejor toma de conciencia del destino de la humanidad, favoreciendo la puesta en marcha de políticas comunes que garanticen la justicia en las relaciones entre los eres humanos y una relación armoniosa entre la naturaleza y la humanidad entera".4

Hay que destacar que el propósito fundamental de este proyecto es hacer que los contenidos y métodos de la nueva educación, den un lugam más amplio a los valores humanistas y culturales a la comprensión internacional.5 Ahí mismo se mencionan valores tales como: el sentido de unicidad como especie, el vínculo con la naturaleza, la solidaridad, el reparto equitativo de los recursos y la patria planetaria. Según palabras del propio presidente de la UNESCO, el objetivo era afirmar la dignidad y el desarrollo de la personalidad del ser humano teniendo en cuenta los diferentes contextos y la polifonía de las culturas.6

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Varios son los problemas de conocimiento que quedan aquí planteados y que exigen ser resueltos antes de poner en marcha cualquier programa de educación internacional. Tales problemas deben ser considerados en términos de una perspectiva epistemológica que trascienda el tradicional carácter interdisciplinario de las Relaciones Internacionales y tome en cuenta los nuevos paradigmas propuestos en el estudio de las Ciencias.

2. ¿Una nueva ciencia social como respuesta?

Las preguntas que aquí se nos ocurre hacer son: ¿cómo debe ser este nuevo conocimiento? ¿Cuáles las cuestiones principales a las que debe responder? ¿Cuál la nueva concepción del mundo? ¿A qué nuevo paradigma científico habrá de conformarse? ¿Qué nuevas investigaciones serán necesarias? ¿Qué pasará con el conocimiento anterior? ¿Qué nuevos conceptos harán falta? ¿Qué hacer para seguir adelante?

Estas interrogantes iniciales nos colocan ya dentro de los parámetros teóricos que pueden permitir el desarrollo de la nueva "ciencia social". Se trata de premisas correspondientes a diversas corrientes que, siguiendo el "constructivismo piagetano", podrían combinarse. A saber: holismo, evolucionismo, teoría de sistemas, interaccionismo, teoría del caos, sociobiologismo, en fin, aquéllas que sean necesarias.

Esta apreciación nos induce igualmente a reconocer el hecho de que estamos ante el desbordamiento de las posibilidades del conocimiento "interdisciplinario" tradicional y entrando a una nueva fase del desarrollo científico, en donde la tendencia a la fusión de "las dos culturas científicas" —la de las Ciencias Sociales y Humanas y la de las Ciencias Naturales—, de que hablaba el físico inglés Charles Percy Snow, hace ya más de treinta años7, es cada vez más clara.

En cuanto a la otra división del mundo en dos polos de países, el Norte y el Sur, o ricos y pobres, a consecuencia de la "nueva división internacional del trabajo", de la globalización de los procesos productivos, los medios de comunicación y la informática, del efecto rolling o "mariposa" de las transacciones financieras, y de toda la serie de impactos desencadenados por la difusión acelerada de las nuevas tecnologías en prácticamente todos los servicios requeridos por el hombre, se está produciendo una transformación de tal...

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