Como hacer cosas malas con palabras: actos ilocucionarios hostiles y los fundamentos de la teoria de los actos de habla.

AutorBlanco Salgueiro, Antonio

RESUMEN: En el presente artículo se defiende que el estudio de una familia particular de actos de habla, los actos iloeucionarios hostiles, nos da la clave para reexaminar cuatro importantes cuestiones fundacionales de la teoría de los actos de habla: la distinción ilocucionario/perlocucionario, la noción de infortunio, la cuestión de la primacía de la primera sobre la tercera persona en el estudio de la fuerza, y la cuestión de la posibilidad de una teoría general y sistemática del fenómeno de la fuerza.

PALABRAS CLAVE: fuerza ilocucionaria, ilocucionario/perlocucionario, infortunio, primera persona/tercera persona

SUMMARY: In this paper I argue that the study of a particular family of speech acts, the hostile illocutionary acts, gives us the key for the re-examination of four important foundational questions in speech act theory: the illocutionary/perlocutionary distinction, the notion of infelicity, the question of the primacy of first versus third person perspective in the study of force, and the question of the possibility of a general and systematic theory of the phenomenon of force.

KEY WORDS: illocutionary force, illocutionary/perlocutionary, infelicity, first/third person

  1. El dominio de la investigación: hacer cosas malas con palabras

    Esta investigación quiere contribuir a resolver difíciles cuestiones fundacionales de la teoría de los actos de habla, la principal de las cuales es la siguiente: ¿Qué es una fuerza ilocucionaria? A pesar de la abundante literatura en el área, no disponemos de una caracterización satisfactoria de la fuerza, ni hemos avanzado mucho desde la vaga observación de J.L. Austin de que la fuerza consiste en cómo deben ser tomadas las palabras, o el todavía más vago criterio lingüístico de que un acto ilocucionario es el que realizamos al decir lo que decimos, y no el de decir lo que decimos (locucionario), o el que realizamos por decir lo que decimos (perlocucionario). En otros lugares hemos intentado una aproximación directa a esta cuestión. (1) Aquí se emprende un camino indirecto. Se parte del estudio de una familia particular de actos de habla, la de los actos de habla hostiles y/o socialmente mal vistos (en adelante, AHH/SMV), con el propósito de plantear cuestiones fundacionales generales. Un objetivo más específico consiste en arrojar luz sobre una región poco explorada del uso del lenguaje, la de la hostilidad verbal. El dominio puede ser caracterizado de modo preliminar mediante la siguiente lista de verbos (y nombres) del castellano:

    abroncar, abuchear, acriminar, acusar, afrentar, agraviar, alardear, amenazar, amonestar, anular, baladronada, befar(se), blasfemar, burlar(se), calumniar, censurar, cesar, cháchara, chantajear, charlatanería, chismear, chismorrear, chivar(se), chocarrear, chulear(se), sembrar cizaña, condenar, contradecir, corregir, cotillear, criminalizar, criminar, criticar, cuchichear, culpar, dar falso testimonio, dar el soplo, dar un ultimátum, declarar (la guerra, culpable), degradar, delatar, hacer demagogia, demandar, demonizar, denegar, denigrar, denostar, denunciar, desacatar, desafiar, desaprobar, descalificar, desheredar, desmentir, despedir, destituir, diatriba, dicterio, difamar, discrepar, disentir, echar en cara, echar leña al fuego, echar un rapapolvo, escarnecer, soltar un exabrupto, exagerar, excomulgar, extorsionar, execrar, expulsar, fanfarronear, fantasmada, lardar, farolear, hacer guasa, imprecar, improperar, impugnar, imputar, increpar, incriminar, infamar, infundio, injuriar, insultar, interrumpir, intoxicar, invalidar, invectiva, jactar(se), lanzar puyas, libelo, maldecir, maledicencia, mandar a hacer puñetas (a freír espárragos, a la mierda, al carajo ...), mofar(se), multar, murmurar, objetar, oponer(se), oprobiar, decir paparruchas, patraña, poner a caer de un burro, poner a caldo, poner reparos, presionar, presumir, prevaricar, proscribir, protestar, rebajar (de categoría), rebatir, rechazar, rechistar, rechiflar, reclamar, reconvenir, recriminar, recusar, refunfuñar, regañar, refutar, rehusar, reñir, replicar, reprender, reprobar, repudiar, repulsar, retar, rezongar, ridiculizar, sancionar, satanizar, sentenciar, silbar, soltar palabrotas, soltar picadas, soltar tacos, suspender, tachar (de), tergiversar, tildar (de), ultrajar, vanagloriarse, vetar, vilipendiar, vituperar, vociferar. La lista es un tanto heterogénea, pero existe un claro "parecido de familia" que unifica el conjunto. Dejando de lado un par de casos (abuchear, silbar), se trata de verbos de actos de habla, que apuntan, como sedimentación léxica de ciertas prácticas, a cosas que hacemos con palabras. Ahora bien, ¿qué los distingue de otros tipos de actos de habla como afirmar, pedir, prometer o advertir? La característica más importante, utilizada inicialmente como criterio para elaborar la lista, es la de hostilidad (verbal). La mayoría de los verbos apuntan a actos intrínsecamente hostiles, que ocurren típicamente en situaciones de conflicto interpersonal (verbalmente mediado): enfrentamientos, desencuentros, discusiones, luchas de poder, etc. Se trata de actos inherentemente descorteses. Algunos son tales que es posible mitigar en parte su potencial hostil mediante ciertos mecanismos de cortesía, o gracias a que se insertan en contextos ritualizados (congresos y conferencias, por ejemplo). Así: "Espero que no se moleste si le hago la siguiente objeción ..." Por supuesto, en el contexto apropiado, prácticamente cualquier tipo de acto de habla puede tener un uso hostil. Una simple pregunta, una afirmación aparentemente inocente, pueden resultar terribles, ofensivas o letales. Pero eso ocurrirá en el piano de las consecuencias (en un plano perlocucionario), y se deberá al contenido, no al tipo de acto realizado; aquí nos interesan los tipos de actos de habla inherentemente hostiles o que, al menos, contienen inherentemente un potencial (mayor o menor) de hostilidad. Precisamente por su hostilidad, por poner en riesgo la armonía de las relaciones sociales, típicamente los actos de habla hostiles están socialmente (o moralmente) mal vistos, y son considerados con reprobación. Es más, algunos de esos actos verbales son ilegales, ya que realizarlos (o perpetrarlos) con éxito es cometer delitos (o faltas) con palabras (es el caso de injurias, calumnias, amenazas, extorsiones, prevaricaciones o falsos testimonios). Dada la importancia de este rasgo de lo socialmente inaceptable, se han incluido algunos verbos que no apuntan tanto a la hostilidad como al carácter reprobable del acto (así, jactarse o cuchichear). Sin embargo, este rasgo de lo socialmente mal visto tampoco es absoluto. Para empezar, muchos de esos actos pueden verse como justificados o legítimos en ocasiones ¿No estoy justificado a denunciar a alguien, si me ha robado; o a criticarlo si ha hecho algo malvado; o incluso a insultarlo, si me ha ofendido gravemente? Además, la hostilidad puede ser un modo de control social institucionalizado y, de ese modo, estar socialmente legitimada (caso de multas, prohibiciones, degradaciones, demandas, sentencias, condenas, etcétera).

    Utilizaremos la noción de hostilidad (y la de "rebrobabilidad") de un modo más bien intuitivo, aunque nuestros argumentos centrales son compatibles con diversas definiciones técnicas de esa noción clave. Una noción mejor perfilada y útil para las investigaciones pragmáticas podría obtenerse a partir la amplia literatura sobre el fenómeno de la cortesía verbal, (2) y debería estar sustentada por una teoría sociológica acerca de la interacción social. De hecho, podemos definir la hostilidad (verbal) negativamente, como aquello que es incompatible con la cortesía, como el reverso (extremo) de la cortesía, o como una forma especialmente no mitigable de descortesía. (3)

    Contamos, pues, con un dominio bastante unitario de tipos de acciones que consisten en hacer cosas malas con palabras. Hemos dejado fuera algunos candidatos para no aumentar la heterogeneidad de nuestro objeto de estudio. Tal vez deberían aparecer mentir e insinuar; y chorrada, chuminada, tontería o bobada; y disparate o despropósito; y verbos de actos de habla impositivos, como exigir, mandar, ordenar o urgir, que pueden resultar hostiles a menos que se utilicen mecanismos de cortesía. Y tal vez algunos de los verbos incluidos no merecerían estar en la lista. Es difícil decidir con detalle qué debe ser incluido, a menos que carguemos de entrada con un marco teórico determinado. Lo importante es que contamos con un punto de partida rico y preteóricamente bastante sólido, a partir del cual plantear cuestiones acerca de los fundamentos de la teoría de los actos de habla. En la elaboración del listado de la "infamia" verbal hemos seguido el segundo de los métodos de filosofía lingüística propuestos por Austin en "A Plea for Excuses":

    Primero podemos usar el diccionario --uno muy conciso valdrá, pero el uso debe ser amplio--. Dos métodos parecen sugerirse, ambos un poco tediosos, pero que compensan. Uno consiste en leer el libro de arriba abajo, anotando todas las palabras que parecen relevantes; esto no lleva tanto tiempo como pudiera suponerse. El otro consiste en partir de una más bien extensa selección de términos obviamente relevantes y consultar en el diccionario cada uno; se encontrará que, en las explicaciones de los diversos significados de cada uno, figura un sorprendente número de términos distintos que son pertinentes, aunque, por cierto, no frecuentemente sinónimos. Luego miramos cada uno de éstos, echando más en nuestra bolsa a partir de las 'definiciones' dadas en cada caso; y cuando hemos continuado haciéndolo durante un rato, se encontrará generalmente que el círculo familiar empieza a cerrarse, hasta que finalmente queda completo y nos topamos sólo con repeticiones. Este método tiene la ventaja de agrupar los términos en racimos apropiados --pero naturalmente mucho dependerá de la exhaustividad de nuestra selección inicial--. (Austin 1956/1957...

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