Habilidad política. Gobernabilidad, gobernanza y redes sociales

AutorRafael del Olmo
Páginas1-20
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Documento de trabajo
Habilidad política. Gobernabilidad,
gobernanza y redes sociales
Habilidad política. Gobernabilidad, gobernanza y redes sociales
Rafael del Olmo
“¡Viva el Rey y muera el mal gobierno!”. Y que arranca un movimiento independentista.
Al menos, en la historia oficial mexicana. Rey y gobierno distanciados, ¿pero qué no
eran lo mismo? Para la connotación de la época, no. Los lineamientos de entonces
dictaban la prohibición de culpar al rey de malas actuaciones de gobierno. Al citar al mal
gobierno, se culpaba a sus ministros, no al soberano.
Hidalgo lanzó su arenga así por tres motivos. Iniciaba citando al mal gobierno, que
impedía el acceso de los mestizos de su generación al poder, como motivo principal de
la revuelta. En segundo lugar, evitaba culpar al rey, cumpliendo la ley vigente y
enfocando la revuelta contra sus nuevos enemigos, las autoridades virreinales. En
tercer lugar, al mantener lealtad al rey se aseguraba, de entrada, legitimidad. Sin
elecciones, sin antepasados de apellidos nobles, sin siquiera ser oriundo de España,
Hidalgo necesitaba el respaldo del monarca para validar su eventual triunfo.
Alrededor de la arenga hidalguense aparecen dos conceptos que hoy son
indispensables en el quehacer político: gobernabilidad y gobernanza. El primero se
refiere a la capacidad de un gobierno para establecer su programa político; el segundo,
a la evaluación de dichos programas por parte de la sociedad Un tercer elemento que
revisaremos más adelante, igualmente indispensable en estos tiempos, es el manejo de
las redes sociales.
El movimiento de Hidalgo demostró la sólida gobernabilidad que tenía la Nueva
España, básicamente porque se trataba de un régimen autoritario cuya reacción,
inmediata en la medida de lo posible, fue con las armas. Militares organizados
terminaron opacando el movimiento y no fue sino hasta 11 años después que México
se haría independiente y de la mano de criollos, no de los mestizos de 1810, en una
época en que la sociedad se encontraba marcada por distinciones de clase.
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Habilidad política. Gobernabilidad,
gobernanza y redes sociales
La legitimidad del gobierno, anclada en España, se puso en duda cuando Francia
establec las Cortes de Cádiz como autoridad paralela a la del monarca Felipe VII. No
fue un asunto político de estas tierras, donde la sociedad se dividió profundamente
entre quienes encontraban legítimo a uno o a otro régimen. ¿Cuál sociedad? La minoría
gobernante de un país de 6 millones de habitantes, donde 3.5 millones eran indígenas
sin instrucción ni acceso al poder.
Por el lado de la gobernanza, la débil estructura de gobierno de la Nueva España quedó
evidenciada. Un importante núcleo de la sociedad, instruido, en una región próspera,
con la participación activa de mujeres, había iniciado un movimiento radical.
Aquella influyente sociedad daba una mala nota de evaluación a su gobierno, y ante la
ausencia de instrumentos que permitieran la renovación de autoridades como hoy
son las elecciones, de espacios de discusión de ideas, como fueron la prensa, la radio o
la televisión en el siglo XX, o las redes sociales de hoy, reclamaron por la única vía
que encontraron disponible: el movimiento armado.
Si bien las fuerzas armadas regresaron la gobernabilidad al virreinato, la dudosa
legitimidad del régimen partiría a la sociedad para el resto del siglo XIX, y la
gobernanza seguiría dando notas negativas hasta convertir al mejor militar de carrera
de su época, Agustín de Iturbide, en el personaje que desaparecería a la Nueva España
del mapa.
Gobernabilidad
El concepto más común en política es el de gobernabilidad, que se refiere a la
capacidad de las autoridades para hacerse obedecer. Es decir, la eficacia en la puesta
en marcha de programas de gobierno y la legitimidad con que éste los emprende.
La estabilidad (social, política, económica), sobre todo después de que las autoridades
han emprendido proyectos que no son populares, es la situación deseada por todo
gobierno. Cuando la hay, hay gobernabilidad.
En contraparte, cuando la sociedad no sigue los lineamientos de sus autoridades,
enfrentamos casos de ingobernabilidad en diversos grados, llegando a su límite cuando
el ciudadano, o algún grupo, promueven el no-pago de impuestos como última etapa en
los desórdenes sociales.

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