Guillermo Prieto

AutorAndrés Henestrosa
Páginas725-726
nio Miralla, al peruano Lorenzo Vidaure, a los cubanos José Antonio Saco,
Félix Varela, José María Heredia, Domingo del Monte y Gaspar Betancourt
y a nuestro increíble fray Servando Teresa de Mier entre otros. Ya se ha ha-
blado de la amistad y colaboración de éste con Vicente Rocafuerte que llegó
a ser después embajador de nuestra república en Londres y presidente de su
Ecuador natal. Por el pie de imprenta del Bosquejo ligerí simo de la revolución d e
México d esde el grito de Iguala hast a la proclamaci ón imperial de Iturbide se logró
identificar a Rocafuerte como su autor; aunque se sabe que fue impreso en La
Habana, la portada lleva el nombre de Filadelfia como lugar de edición, tal era
el prestigio editorial de la ciudad.
Tenemos a la vista un curioso librito también impreso en Filadelfia, según
la portada, sin indicación de impresor, dos tomos, titulado: Teresa la filósofa o
Memorias para servir a la histori a del doctor Dirrag y de la señorita Era dice. La
portada, sin año, indica que fue “traducida del francés al castellano por el L.
F. D. T. Esta pequeña intriga bibliográfica reclama la intervención de los
especialistas. Desde luego la L., como en otros casos, debe de corresponder
a un licenciado y la D. a la preposición; quedan la F. y la T., para hacer supo-
siciones.
Pero estas iniciales no coinciden con las de los nombres que Valle y Luis
Leal consignan entre los emigrados en Filadelfia. Añade un poco de misterio
a este problema bibliográfico el hecho de que Teresa la filósofa es una novelita
cercana a la pornografía, de una pornografía sutil y racionalista muy siglo XVIII,
afición no comprobada en ninguno de los escritores y conspiradores que vivie-
ron en Filadelfia.
18 de septiembre de 1960
Guillermo Prieto
A Guillermo Prieto se le toma comúnmente, por su reconocida veta popula-
rista como el prototipo del escritor espontáneo, sin cultura prev ia, muy cer-
cano a lo ignaro. La revisión más superficia l de sus obras en prosa, especial-
mente de las Memorias de m is tiempos (1828-1840) nos lo muestran como a un
hombre bien enterado de las literaturas clásicas, de la española de los siglos
de oro, de los románticos europeos y de la literatura nacional. Son frecuen-
AÑO 1960
ALACE NA DE MINUCI AS 725

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR