Las guerras de España en el siglo xvi

AutorJuan Bosch
Páginas207-231
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Entre el 12 de octubre de 1492 y el 13 de septiembre de 1598, España
cumplió un proceso que la llevó a la plenitud histórica y también la
dejó en las puertas de la decadencia. Inició el siglo como el país líder de
Occidente y lo terminó desgastada por las guerras de Felipe II en Euro-
pa. En ese siglo España combatió en Europa, en América, en África y
en Asia, y el resultado fue que se desangró a tal punto que todo lo que
crecía en apariencia lo perdía en potencia creadora.
En una forma o en otra las guerras que España libraba en Europa
se reflejaban en el Caribe porque el Caribe era una de las muchas fron-
teras de España, y por cierto la más alejada hacia Occidente; una
frontera de territorios fecundos, adecuados para la producción de artí-
culos tropicales, y por tanto ambicionados por otros países, y además
una frontera con un rosario de islas que España no había ocupado, o
lo que es lo mismo, con una cadena de vacíos de poder que necesaria-
mente atraerían sobre sí fuerzas poderosas.
Tenemos que ver la historia del Caribe a la luz de esas guerras eu-
ropeas de España porque si no difícilmente podríamos comprender por
qué el Caribe no se convirtió en el siglo XVI en un bastión español. Si
el Caribe acabó siendo a mediados del siglo XVII un bien realengo de
varias potencias europeas –y por tanto una tierra de conquista para
ingleses, franceses y holandeses–, se debió a las guerras que España
hizo en Europa.
Por otra parte, esas guerras impidieron que España, imperio sin
sustancia imperial, pudiera transformarse interiormente hasta quedar
convertida en un imperio verdadero. Las guerras de Europa hicieron
Capítulo VII
Las guerras de España en el siglo XVI
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de España un gran poder militar, pero al mismo tiempo consumieron
su energía de tal manera que las fuerzas no le alcanzaron para desarro-
llar su agricultura, su industria o su educación ni pudo acumular ca-
pitales, todo lo cual era indispensable para organizar su gran imperio.
Sucedió también algo más, y fue que esas mismas guerras españolas de
Europa les sirvieron a Inglaterra, Holanda y Francia para ponerse en
condiciones de arrebatarle a España parte de su imperio en el Caribe y
en América.
El mundo era pequeño cuando Isabel la Católica recibía las llaves
de Granada el 2 de enero de 1492, pero era enorme cuando ella murió
casi trece años después, el 26 de noviembre de 1504. El 2 de enero de
1492 el mundo español se limitaba a la península española y a los
reinos de Aragón en el Mediterráneo; pero 28 años más tarde, el 22 de
octubre de 1519 –día en que Carlos V fue coronado emperador de Ale-
mania–, el mundo español era inmenso, y lo sería mucho más en los
años siguientes, cuando los ricos países americanos del Pacífico que-
daron agregados a la corona de Castilla.
España tuvo que pasar del gobierno local de la Península al gobier-
no planetario de un imperio, y todo eso en el término de tres genera-
ciones, de Isabel y Fernando a Carlos, y de Carlos a Felipe, puesto que
una generación –la de Juana la Loca– quedó fuera del curso de los
acontecimientos. La súbita ampliación del mundo redujo en la misma
medida la magnitud de tiempo, debido a que en el mismo tiempo había
que atender un espacio muchas veces mayor. España debió dedicar ese
tiempo, ya reducido en términos históricos, a organizarse para gober-
nar un imperio gigantesco; pero lo dedicó a guerrear en Europa. Es
difícil hallar una explicación para tan grande y tan duradera locura.
Seguramente hay muchas. Pero debemos tener en cuenta que debido a
sus siglos de guerra contra el moro, España era una tierra de hombres
de acción – la propia doña Isabel era una mujer de acción– y no de
planes. De todas maneras, este libro se escribe con la intención de ex-
plicar las causas de lo que ha sucedido en el Caribe, no en Europa; de
manera que no vamos a dedicarnos al estudio de las razones que tuvo
España para guerrear en Europa durante el siglo XVI; simplemente ex-
pondremos esas guerras porque es indispensable que se conozcan a fin
de comprender por qué el Caribe pasó a ser escenario de las luchas de

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