La gran crisis del capitalismo neoliberal

AutorHumberto Márquez Covarrubias
CargoDoctor en Estudios del Desarrollo por la Universidad Autónoma de Zacatecas
Páginas57-84

Humberto Márquez Covarrubias. Doctor en Estudios del Desarrollo por la Universidad Autónoma de Zacatecas. Actualmente se desempeña como profesor-investigador de la Unidad Académica en Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas. Correo electrónico: .

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Introducción

La eclosión de la gran crisis del capitalismo contemporáneo en la alborada del siglo XXI desnuda los mecanismos orientados a concentrar capital, poder y riqueza en manos de una delgada élite transnacional en el marco del desarrollo desigual entre países centrales y periféricos y, en contraste, evidencia el crecimiento de las desigualdades socialesPage 58 en el mundo. De manera inevitable, afloran los riesgos inmanentes a la desmedida explotación del trabajo, la depredación ambiental y la financiarización de la economía, además de los peligros derivados de las escaladas de violencia y guerra. Para el sistema capitalista, hoy como nunca antes, la vida humana representa un recurso desechable, cuya existencia se encuentra en predicamento en distintos ámbitos del planeta, mientras el capital, en tanto forma suprema de las relaciones sociales, tiene primacía absoluta.

La mayoría de la población se sorprendió, en 2008, con la irrupción de una severa crisis cuyo epicentro se encontraba en el corazón mismo del capitalismo mundial, Estados Unidos. El grueso de analistas y medios de comunicación atribuyen este descalabro a una burbuja especulativa en el sector hipotecario y a la desregulación del capital financiero, impelido por la especulación y la codicia, como si estos estados mentales fuesen ajenos a las compulsiones del capital. Esta crisis, sin embargo, es más profunda y severa de lo que se presume, y sus causas son históricas, estructurales, institucionales y políticas, por lo que su compleja dinámica interpela a los sistemas productivo, financiero y comercial articulados por la estrategia de expansión capitalista ejecutada desde la década de los setenta del siglo pasado, y que hoy en día experimenta sus estertores.

El propósito de este artículo es hilvanar algunas ideas para explicar críticamente la crisis sistémica del capitalismo neoliberal y develar sus expresiones novedosas. Aquí se argumenta que la crisis representa la declinación del proyecto de expansión capitalista neoliberal encabezado por los monopolios y oligopolios transnacionales, los estados imperiales y los organismos internacionales, instancias que dan cuerpo al llamado imperialismo colectivo (Amin, 2005), y que posicionan a la humanidad entera en una encrucijada epocal: consecuentar los intereses del capital o anteponer las necesidades de reproducción de la vida (Hinkelammert y Mora, 2008). Ante la respuesta tentativa del gran capital, que aún contempla mantener y profundizar la superexplotación del trabajo inmediato e incorporar a su dominio el trabajo científicotecnológico, además de privatizar, mercantilizar y devastar el medio ambiente y mantener la institucionalidad neoliberal y sus políticas de ajuste estructural, sin importar el destino de la población desposeída,Page 59 se postula la necesidad de generar alternativas de desarrollo en el horizonte posneoliberal y, más aún, poscapitalista, a fin de generar mejores condiciones de vida y trabajo para la mayoría de la población y, en suma, garantizar las múltiples necesidades que supone la reproducción de la vida humana y el metabolismo social hombrenaturaleza.

El debate sobre la crisis contemporánea

La emergencia de la actual depresión económica mundial retrotrae el debate sobre las crisis, pero su carácter profundo y multidimensional pone a prueba las teorías y explicaciones convencionales y heterodoxas. Al unísono, la mayoría de los analistas y los medios de comunicación ha concluido que la actual es una crisis financiera. Desde el pensamiento crítico, las explicaciones marxistas se sobreponen para recuperar las tesis de sobreacumulación (sobreproducción y subconsumo), crisis estructural y sistémica; aunque también se reedita, con menor éxito, la teoría del ciclo económico. Una visión más panorámica y de largo plazo, por otra parte, conjuga distintos elementos para caracterizar la crisis como sistémica o civilizatoria. El debate transcurre por, cuando menos, ocho posicionamientos analíticos, que en ocasiones aparecen contrapuestos y a veces, en aras de una mejor explicación, se complementan.

Crisis de la globalización financiera

Considerada como un colapso de la globalización, la crisis actual —etapa cumbre, desafiante e inevitable del capitalismo basada en la desregulación y liberalización financiera—, es tratada por la mayoría de los analistas y los medios de comunicación como un problema anclado puramente en la órbita financiera. En general, la idea es que una burbuja financiera explotó en el sector hipotecario de Estados Unidos, debido a que se otorgaron créditos insolventes, y la alta morosidad generó una crisis financiera que se propagó a la industria de la construcción y al resto de la llamada economía real de Estados UnidosPage 60 y del mundo. Como resultado, sobrevino la paralización del crédito, episodios de corrupción y bancarrota. La receta más difundida por economistas como Krugman, Samuelson y Stiglitz, a la que se adhieren los economistas de todo el mundo, contempla la regulación del capital financiero, contención de la codicia y mayor intervención del Estado. No obstante, los gobiernos diseñan programas para rescatar a las grandes corporaciones financieras e industriales en apuros, lo cual no deja de ser una variante del modelo dominante que puede ser designado como un neoliberalismo regulado por el Estado. Para estos autores, la interpretación de la crisis y su posible solución invoca un retorno de Keynes, en tanto que para otros la explicación nos remite a Marx, pero nadie invoca, por el momento, a Friedman o Hayek.

Crisis de sobreacumulación, sobreproducción y subconsumo

Desde la perspectiva marxista, la recurrencia de las crisis en el capitalismo es un acontecimiento normal y predecible. La sobreproducción se presenta como la principal contradicción del capitalismo puesto que tiende a generar una enorme capacidad productiva de mercancías —gracias al incremento de la producción y la productividad— que sobrepasa la capacidad de consumo de la población, la cual es disminuida por las políticas, como la neoliberal, que limitan el poder de compra. En última instancia, la tasa de ganancia termina por desplomarse (Bello, 2008). Por ejemplo, lo que sucede en el sector de la construcción, que produce una cantidad tal de viviendas inaccesibles a sus compradores potenciales. Otro caso relevante es el desplome de las ventas en la industria automotriz. En ambos casos, es importante advertir cómo los planes de rescate contemplan estrategias de flexibilización laboral inducidas claramente a desvalorizar la fuerza de trabajo (Katz, 2009), por lo que la crisis de sobreproducción es todavía un mal augurio en el horizonte cercano ante la previsible contención de la demanda o crisis de realización.

Existe, sin embargo, una polémica entre quienes hablan de sobreproducción y de subconsumo. En el primer caso, el objetivo del capitalismo es el desarrollo de las fuerzas productivas, con el soporte de la innovación tecnológica, por lo que la tendencia a la concentraciónPage 61 y centralización de capital genera una capacidad de sobreproducción que obstruye la dinámica de valorización de capital y una consecuente caída general de la tasa de ganancia, esto hace necesario depurar capitales para reanimar el ciclo económico. En el segundo caso, el objetivo social es satisfacer las necesidades básicas de la población mediante el consumo, por consiguiente la tendencia a la caída del valor de la fuerza de trabajo inhibe la demanda y provoca una crisis de realización. Otros analistas, que no quedan atrapados en la dicotomía, agrupan ambos procesos como dos caras de la misma moneda: la sobreacumulación como un proceso que acrecienta la capacidad productiva, concentra y centraliza capital, incorpora fuerza de trabajo barata y nuevos territorios al proceso de acumulación centralizada, a la vez que disminuye el valor de la fuerza de trabajo y disminuye la capacidad de consumo masivo. Al problema de realización deviene la necesidad de depuración de capital y un nuevo proceso de concentración de capital. La estrategia de gestión de la crisis desde el neoliberalismo consiste en la “socialización de las pérdidas”, o, como se dice últimamente, el “salvataje”: el uso de recursos públicos para el rescate de empresarios y accionistas, no de empresas ni de empleos (Katz, 2009).

Crisis del modelo neoliberal

Una visión crítica, pero circunscrita a la dimensión estratégica, es decir, al plano...

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