Fray Melchor Talamantes y Baeza, mercedario limeño, protomártir de la independencia de México

AutorTeodoro Hampe Martínez
CargoBachiller en Humanidades, Licenciado en Historia y Licenciado en Educación por la Pontificia Universidad Católica del Perú (1983)
Páginas287-300

Discurso pronunciado en el acto de homenaje a Fray Melchor Talamantes y Baeza por el bicentenario de su fallecimiento, realizado el 9 de mayo de 2009 en el Parque Talamantes del distrito de San Isidro, Lima (Perú).

Bachiller en Humanidades, Licenciado en Historia y Licenciado en Educación por la Pontificia Universidad Católica del Perú (1983); Doctor en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid (1986).Profesor ordinario de la Pontificia Universidad Católica del Perú (nombrado en 1988) y de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (nombrado en 2003). Ha sido Profesor visitante en la Universidad de Paris X, la Universidad de Toulouse II, la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad de Sevilla. Ha recibido becas de investigación del Banco de España, de la John Carter Brown Library, de la Fundación Alexander von Humboldt y del Ministerio de Ciencia e Investigación de Austria.

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Parece casi un milagro, obtenido gracias a la generosa intercesión de Nuestra Señora la Virgen de las Mercedes, que podamos realizar esta ceremonia el día de hoy, en que se cumplen puntualmente doscientos años de la triste desaparición del Padre Fray Melchor Talamantes en los calabozos de San Juan de Ulúa, Estado de Veracruz. Debo señalar que la iniciativa para esta ceremonia partió de mí y fue de inmediato acogida por el Señor Alcalde de San Isidro, distrito que cuenta desde hace más de treinta años con este parque dedicado a honrar la memoria de Talamantes. Pero debo confesar que la idea me surgió el año pasado, cuando visité un par de veces la República Mexicana, y fui abordado por algunos colegas de ese país que estaban empeñados en recordar a Talamantes como un procer de la Independencia de México.

Porque el Padre Talamantes es mucho más recordado y querido en su patria de adopción que en la tierra que lo vio nacer. No en vano se halla su nombre en el Paseo de la Reforma de la ciudad de México, grabado sobre la columna del Ángel de la Independencia, junto a otros valerosos personajes que entregaron su Page 288 vida por la causa de la emancipación. Fray Melchor Talamantes y Baeza es sin duda un abanderado de la voluntad popular, un paladín de la separación política de España y, por ello, un adelantado de los "curas revolucionarios" (como se decía entonces), Hidalgo y Morelos. En su alocución el Padre Provincial de la Orden de la Merced se ha referido a la dimensión religiosa de este fraile que, inspirado por Jesucristo, el Redentor de la humanidad, pudo discernir lo que significaba predicar la verdad y la integridad de los hijos de Dios en torno a la libertad de los pueblos. Es por ello que "como religioso divulgó y defendió la fe en el Dios de la Vida y como hombre fue protagonista de lo que significaba sufrir para ser libre frente a los ojos de Dios".

Antecedentes biográficos de Melchor Talamantes

Melchor Talamantes y Baeza nació el 10 de enero de 1765 en la ciudad de Lima, en el hogar formado por don Isidoro Vicente Talamantes, hijo de un militar valenciano, y la limeña doña María Josefa de Baeza. El matrimonio, además de Melchor, tuvo otros tres hijos: Ignacio, María Rosa y María de los Dolores (casada con Juan Manuel Panizo y Ortiz de Foronda, firmante del Acta de la Independencia del Perú). Nuestro personaje fue bautizado en la iglesia de San Marcelo el 2 de junio de ese mismo año. Su primera educación estuvo a cargo del mercedario fray Manuel de Alcocer, desde 1775. A la edad de 14 años tomó el hábito e ingresó al noviciado de la Real y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced, comunidad religiosa que en el virreinato del Perú tenía una importancia y consideración mucho mayor que en otras partes de América.

En enero de 1781 fray Melchor emitió los votos religiosos en el Colegio de San Pedro Nolasco, perteneciente a la congregación mercedaria, ante su rector Fr. Jerónimo Calatayud, destacado orador y colaborador del Mercurio Peruano. Siendo un joven de inteligencia bien dotada, fue alumno brillante en el mencionado Colegio, donde cursó los estudios de Filosofía y Teología. Por este mismo tiempo realizó sus estudios superiores en la Universidad de San Marcos de Lima, con la sólida formación gramática, lógica y retórica que caracterizaba a esta institución.

El 19 de noviembre de 1789, en la iglesia del Sagrario de la Catedral, fray Melchor Talamantes recibió la ordenación sacerdotal de manos del arzobispo de Lima D. Juan Domingo González de la Reguera. Antes de su ordenación sacerdotal, había enseñado ya tres años de Filosofía y tres de Teología. En lo que respecta al ejercicio del ministerio sacerdotal, el 23 de agosto de 1793 "se le concedieron licencias para confesar mujeres en atención a su religiosidad y suficiencia", tal como consta en el libro de registros del Arzobispado de Lima.

En el capítulo provincial de agosto de 1792, las autoridades mercedarias lo declararon lector jubilado, quedando, en consecuencia, expuesto a los grados de presentado y de maestro dentro de la Orden. En tal virtud, en lo sucesivo, en las sesiones de Definitorio de Provincia, cada vez que se produjeran vacantes, el P. Talamantes sería propuesto en la terna de candidatos a los grados de presentado o de maestro. En el capítulo provincial de 1792 fue nombrado Regente Mayor de Page 289 estudios en el Convento grande de la Merced de Lima, y en el de 1798 reelegido para dicho cargo. Nombramiento muy honroso para él fue el de examinador sinodal del arzobispado de Lima, expedido por monseñor González de la Reguera el 19 de agosto de 1798. Ello es muestra indudable del reconocimiento que merecían las cualidades del P. Talamantes de parte de la autoridad eclesiástica.

El 10 de noviembre de 1789, nueve días antes de su ordenación sacerdotal, el Rector de la Universidad de San Marcos, D. Nicolás Sarmiento de Sotomayor, nombró a Fr. Melchor Talamantes y Baeza, entonces bachiller en Artes y Teología, como regente de la cátedra de nona de Teología. Desde entonces -dice Eguiguren- "preside actuaciones universitarias durante diez años". Sin embargo, no se conocen las circunstancias de su graduación de doctor en esta Universidad, aunque se dice que ganó nombramiento para las cátedras de Filosofía y Sagradas Escrituras.

Luego se desempeñó, durante dos años, como asistente del virrey del Perú don Francisco Gil de Taboada y Lemus. Durante este tiempo llegó a conocer al doctor Hipólito Unanue, famoso médico y luchador por la independencia de Hispanoamérica. Su posición económica debió ser relativamente desahogada, pues más allá de pertenecer a una importante comunidad religiosa, sabemos que en el año de 1795 el padre Miguel Baeza -quien por su apellido pudo haber sido, como insinúa González Obregón, pariente suyo- le cedió una capellanía fundada en la Ciudad de los Reyes.

Sin embargo, en 1796 solicitó su liberación de la Orden de la Merced para convertirse en sacerdote secular. Esto se debió a que su lectura de libros prohibidos y sus tendencias libertarias habían dado lugar a dificultades con sus superiores. Asimismo, pidió ser trasladado a España, realizando el viaje a través de México. Esta segunda petición fue concedida el 20 de septiembre de 1798 por el padre provincial, fray José Pagán, otorgándole licencia para votar en un capítulo general y arreglar de paso diversos asuntos de familia. Entre los documentos personales que Talamantes llevaba consigo en el viaje estaba la licencia del virrey del Perú autorizándole a pasar a España, junto con certificaciones y letras comendaticias sobre su persona de las autoridades de la Universidad y de la curia eclesiástica. Tenía, pues, una documentación cuidadosamente preparada dentro de un plan aparentemente bien meditado. Parece que deben rechazarse, por infundadas y tendenciosas, ciertas versiones divulgadas por sus émulos, en los días de la prisión del religioso, sobre los móviles para su salida del Perú: por ejemplo, que animaba proyectos subversivos y había debido partir precipitadamente de Lima.

Talamantes se embarcó en el Callao y realizó una breve escala en el puerto de Guayaquil, donde llegó a conocer al antiguo gobernador de la Luisiana, barón de Carondelet. Arribó a su puerto de destino, Acapulco, el 26 de noviembre de 1799. Luego se dirigió a la ciudad de México, donde se presentó a los superiores del Convento grande de la Merced y mostró las credenciales y licencias que llevaba. Como era de rigor, los religiosos mexicanos le brindaron fraternal acogida en el convento de la capital, hasta tanto se hubiesen hecho las paces entre España e Inglaterra, que estaban en guerra; se supone que entonces el religioso pasaría a la Península. Page 290

Cuando el interesado se encontraba ya en México, el Definitorio de la Provincia de Lima, en sesión del 20 de diciembre de 1799, le reconocía y otorgaba a Talamantes el grado de Presentado de Cátedra, por patente del maestro general Fr. Diego López Domínguez. En mérito a dicho grado el P. Talamantes adquiría el...

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