Francisco Manzo Robledo, Yo, Hernán Cortés: El juicio de residencia, editorial Pliegos, Madrid. 2013, 429 Págs.

AutorJosé Antonio Gutiérrez Gtz./Claudio Antonio Granados Macías
Páginas151-158

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Me ha sido enviado por el mismo autor este enjundioso e interesante libro de Francisco Manzo Robledo, que además de contar con el Doctorado en Ingeniería Civil por la Universidad de Guerrero, es Doctor de Literatura Latinoamericana en la Arizona State University y Catedrático de Literatura Colonial Latinoamericana de la Washington State University. El trabajo lo conocí parcialmente cuando llevaba a cabo la investigación en el Archivo General de Indias, porque departí su lectura en diversos momentos en una de mis estancias en dicho archivo. Aprovechando el espacio que nos brinda la Revista....... Claudio y yo hemos querido reseñarlo para que los lectores conozcan el libro desde un punto de vista histórico-jurí-dico. Cabe resaltar que el autor echa mano de los acervos que guarda el Archivo General de Indias, de Sevilla, España; sobre todo el fondo "Justicia", así como de las "Cartas de Relación" y de otros documentos referentes al tema, como la obra de José Luis Martínez y documentos cortesianos por él publicados y otros.

El Dr. Manzo Robledo lo aborda desde la perspectiva de la literatura de la colonia en América Latina, "cuyo canon literario normalmente ha partido de documentos cuyo interés histórico ha rebasado el literario, estableciendo como documentos fundamentales productos de personajes que tienen qué ver con el llamado descubrimiento y conquista del continente" (pág. 9). El personaje central es Hernán Cortés, el más importante y controversial personaje en la conquista de México y que, como tal, su vida y documentos han sido sometidos por los historiadores al escrutinio desde diferentes puntos de vista; basta revisar las listas bibliográficas para encontrar variaciones. El tema en que se fija es "el juicio de residencia" que, para el autor, son pocos quienes lo han abordado por la dificultad para acudir al Archivo General de Indias.

Para nadie es ajeno que su memoria ha sido silenciada "a puntapiés durante cinco siglos y que aún descansa ignorado en los arcones de la historia de México, de esa misma nación de la que él puso los primeros cimientos" (pág. 11). Nacido en 1485 en Medellín, Extremadura, España, luego de hacer algunos estudios en la Universidad de Salamanca de latín y adquirir ciertos rudimentos legales, pasa a la isla Española en busca de fortuna en 1504; en 1511 el hijo del descubridor de América, Diego Colón, le encarga la conquista de Cuba, donde siendo alcalde de Santiago de Boracao se dedica a la cría de vacas, ovejas y yeguas, y a la extracción de oro, con lo que obtuvo alguna fortuna. En 1519 saldría como capitán general de la armada de la expedición que había preparado el gobernador Diego Velázquez para conquistar el

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vasto imperio de México, del que había muestras de sus riquezas. La expedición saldría de las costas cubanas rumbo a Cozumel con once navios, en febrero de 1519; bordando las costas llegó a Veracruz el Jueves Santo, 21 de abril de 1519, fundó la Villa de la Veracruz y erigió el primer ayuntamiento y cabildo en tierras aztecas. De Veracruz marchó a Tenochtitlán, a donde llega la mañana del 8 de noviembre, la que conquista después de varios eventos y de un largo asedio el 13 de agosto de 1521.

El tema central del libro es el juicio de residencia. Las acusaciones que habían llegado a España motivaron a Carlos V que ordenara elaborar el proyecto de juicio y que nombrara juez de residencia a Luis Ponce de León, quien llegó a ejecutarlo a la ciudad de México el 2 de julio de 1526. Lo que primero hizo fue suspender en sus funciones Hernán Cortés y despojarlo de la vara de gobernador; dos días después, por el pregonero Francisco González, hizo saber en la plaza pública y en otros lugares la real provisión que lo acreditaba juez de residencia y se anunció que, de dos a cuatro de la tarde oiría las quejas por 90 días. Ponce de León no tuvo tiempo de cumplir la orden real porque enfermó de gravedad y murió el 20 de dicho mes. Antes de morir había nombrado encargado del gobierno al licenciado Marcos de Aguilar, pero como éste moriría en marzo del año siguiente, quedó en suspenso la orden real u no se volvió a hablar del juicio

Dado el sesgo que había tomado el asunto, Cortés decidió viajar a España para presentar su caso al Emperador Carlos V y embarcó en diciembre de 1527. En el ínterin el emperador había erigido la Primer Audiencia formada por el presidencia Ñuño Beltrán de Guzmán y los oidores Juan Ortiz de Matienza y Diego Delgadillo, la que tomó posesión del gobierno el 9 de diciembre de 1528. Como en abril Carlos V le había notificó que abriera el juicio, semanas después de tomar el gobierno elaboró un interrogatorio de 53 preguntas, 38 relativas a la situación general de Cortés y sus oficiales, en asuntos de gobierno, administración, fiscales y de justicia, más 15 acerca de la actuación de Cortés en cuestiones de piedad, moralidad, tiranía, infidelidad y apropiación del tesoro real y de las provincias de la tierra y dominio de los indios, y otras 15 sobre los oficiales reales.

Los primeros meses de 1529 se presentaron a declarar 90 testigos de cargo, la mayoría enemigos de Cortés. El 8 de mayo tenía la Audiencia liso el expediente sobre "Cargos que resultan contra Hernando Cortés"; pero como fueron tan burdos algunos de los testigos, el obispo Fr. Juan de Zumárraga notificó al Emperador que se trataba de un juicio amañado. El procurador, García de Llerena, presentó a la Audiencia el 12 de octubre de 1529 unos laboriosos "Descargos" en nombre de Cortés sobre las acusaciones que le fueron hechas en la "pesquisa secreta"; Cortés daría respuesta a los 11 principales cargos de la "instrucción secreta" el 14 de enero de 1534. En febrero de 1537 se notificó por cédula a Cortés que, como se hallaba inconcluso el juicio y enviados los documentos al Consejo de Indias, compareciera él o su procurador ante dicho Consejo para el seguimiento del proceso, a fin de escuchar la sentencia definitiva. En diciembre de 1539 Cortés embarcaría de nuevo a España para continuar su defensa, de donde ya no regresaría pues moriría el 2 de diciembre de 1547 a la edad de 62 años en Castilleja de la Cuesta, cerca de Sevilla, en...

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