Francisco Gutiérrez, pintor oaxaqueño

AutorAndrés Henestrosa
Páginas622-623
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ANDRÉS HEN ESTROS A
autores ya consagrados, como de los que entonces apenas creaban las prime-
ras plumas, aparecen en el Almanaque : Joaquín Baranda, Ramón Valle, Rafael
Delgado, José López Portillo y Rojas, Alberto Leduc, Victoriano Salado Ál-
varez, Fernangrana, José Peón del Valle, Manuel Gutiérrez Nájera, Ángel de
Campo “Micrós”, Enrique Chávarri, “Juvenal”, Justo Sierra, Luis G. Urbina,
Bustillos, Juan de Dios Peza, Mariscal, José María Vigil, Antonio Zaragoza,
Joaquín Arcadio Pagaza, Manuel Peredo y el propio Manuel Caballero. Me-
rece destacarse, porque no ha sido registrado hasta ahora, que sepamos, el
“Homenaje a José Martí” en el primer aniversario de su muerte. En prosa y
verso lo recuerdan López Portillo y Rojas, Carbajal y Rosas, Leduc, Sierra,
Nervo, Peza, Eduardo E. Zárate, Larrañaga Portugal, Caballero y Enrique
Pérez Valencia.
El Segun do Alma naque Me xicano de Artes y L etras publicado por Manuel
Caballero, en 1896, es de suma rareza. Constituye una pieza típica de su
tiempo; por su tipografía, por sus ilustraciones y por aquella tendencia, ahora
perdida, o en peligro de perderse, de dar recreo y enseñanza a los lectores.
Su editor, el mal traído y peor llevado, Manuel Caballero era acreedor a este
recuerdo, y yo quise tributárselo.
29 de marzo de 1959
Francisco Gutiérrez, pintor oaxaqueño
Recuerdo ahora a un pobre artista mexicano, muerto en el abandono y en la
orfandad; recuerdo a Francisco Gutiérrez, pintor indígena de la sierra oaxa-
queña, según creo. Pero si estuviera equivocado, eso no sería otra cosa que una
prueba más de la indiferencia con que vemos hasta aquellas cosas que de un
modo más directo nos tocan: yo sentía por Gutiérrez una gran admiración, y
ya ve el lector que no sé bien a bien de qué parte de Oaxaca era. Bueno, lo im-
portante para mí es que en estos días de Cuaresma, lo he venido recordando,
durante un viaje a Saltillo, patria de otro gran desgraciado: de Manuel Acuña,
muerto de tristeza, de pobreza, de abandono y orfandad.
Francisco Gutiérrez llegó a Juchitán ahora veinte años, durante una Sema-
na Santa. Se proponía realizar una serie de acuarelas, inspiradas en las actitu-
des de las juchitecas, de esas bellezas todavía no debidamente cantadas por

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