De la forma oclocrática

AutorManuel Eduardo De Gorostiza
Páginas67-69
VI. DE LA FORMA OCLOCRÁTICA
O
CLOCRACIA
quiere decir, literalmente, gobierno de la mu-
chedumbre.
Y se llama forma oclocrática cuando la comunidad en
cuerpo está siempre reunida o presente para dispensar pro-
tección a cada uno de sus miembros, cuando es a un mismo
tiempo legisladora, administradora, juez y verdugo.
Hubo en la Antigüedad, así como en algunas repúblicas
de la Edad Media, varios estados oclocráticos.
También en el día, y en la Suiza, los pequeños cantones
democráticos de Uri, de Schwits, de Unterwalden, etc. con-
servan aún algo de la forma oclocrática en sus Landsge-
meindes o reuniones anuales; puesto que en ellas se juntan
sin distinción alguna todos los ciudadanos a deliberar sobre
sus intereses nacionales, así como sobre sus relaciones con
el extranjero.
Pero lo que pudo ser entonces conciliable con las cos-
tumbres públicas y con la civilización de la época, o lo
que puede todavía ser tolerable en los expresados canto-
nes helvéticos, gracias a su corta población, pobreza y
hábitos patriarcales, no es ciertamente aplicable ni posi-
ble respecto a todos los otros pueblos que en Europa o
América se hallan constituidos en estados soberanos, que
son ya o quieren ser numerosos y ricos, y que están ya en-
vueltos en todas las consecuencias de una civilización ade-
lantada.
La oclocracia en toda su pureza no consiente delegación
ni sustitución de derechos.
Tampoco desigualdad de rango, de bienes de fortuna, de
talento, de facundia, ni nada, en f‌in, de cuanto puede dar ma-
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