De la forma monárquica

AutorManuel Eduardo De Gorostiza
Páginas75-76
IX. DE LA FORMA MONÁRQUICA
C
UANDO
es sólo uno el gobernante, y cuando gobierna sin le-
yes o por medio de leyes que hace y deshace él mismo, a es-
te individuo se le llama ordinariamente monarca absoluto.
Designábase por los griegos esta forma de gobierno con
la palabra pambasileia, que signif‌icaba monarquía comple-
ta, para diferenciarla de la monarquía modif‌icada por las
leyes, que llamaban basileia nomike.1
No es exactamente lo que se entiende por tiranía, que es
la usurpación violenta con el abuso indispensable del poder
gubernamental, pero es fácil que pare en tiranía porque es
fácil que el monarca abuse con exceso del poder absoluto
que ha heredado o que se le ha conf‌iado.
Se asemeja más a la dictadura de los romanos, que és-
tos apellidaban algunas veces tiranía legal, aunque dif‌iere
de ella en que los dictadores ejercían, cuando más, seis me-
ses el poder ilimitado que el pueblo les conf‌iaba, y en que
luego respondían de varios modos ante el mismo pueblo del
uso que habían hecho de aquel poder; circunstancias que
no acompañan a la monarquía absoluta, de naturaleza siem-
pre inamovible e irresponsable.
De lo que se inf‌iere que la forma monárquica coincide
en su esencia con la aristocrática y está sujeta a iguales ob-
jeciones. Ambas conf‌ieren el poder sobre la unidad comu-
nal, representada por la mayoría, a una de sus fracciones,
que puede querer otra cosa que lo que ella quiere. Poco im-
porta en seguida el valor del quebrado.
Luego si está la necesidad del gobierno en el temor de
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1Y a ésta la llama Wolf “monarquía legítima”; confesión preciosa en
autor tan poco liberal.

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