De la forma aristocrática

AutorManuel Eduardo De Gorostiza
Páginas72-74
VIII. DE LA FORMA ARISTOCRÁTICA
Y
BIEN
se llama precisamente gobierno aristocrático aquel
en que las leyes constitutivas han sido hechas en el interés
de una minoría, y cuando por ellas se ha depositado en se-
guida la fuerza pública en manos de esta minoría, cuando
para ser gobernante se requiere indispensablemente el ha-
ber nacido antes noble patricio, o el ser a la sazón mercader
rico, militar, abogado, etc.; cuando resulta de esto monopo-
lio de empleos, honores y utilidades en benef‌icio de aquella
clase o de aquella profesión, y en perjuicio o con exclusión
de las demás del estado; y cuando de consiguiente todo
aquel que no pertenece a ella ni puede contar con otra pro-
tección que con la que buenamente le quiera ella dispen-
sar, ni puede esperar de ella otra protección, sino aquella
que no esté por acaso en contradicción con sus intereses
particulares.
Si los poderes gobernativos se ejercen sólo por un corto
número de aristócratas, a esta variedad del género se la lla-
ma oligarquía.
Gobierno aristocrático quiso decir, según los griegos,
gobierno de los mejores, o de los más escogidos; pero si fue
entonces exacta esta def‌inición, no se concebía la aristocra-
cia, a buen seguro, tal como en lo general la comprendemos
en el día, heredada y transmisible, puesto que en época nin-
guna se han podido legar de padres a hijos las virtudes cívi-
cas o privadas, el talento, la experiencia, etc. Luego, ¿quié-
nes eran por ventura los calif‌icadores o electores? Si los
mismos interesados, es preciso confesar, cuando menos,
que no contaban entre sus virtudes la de la modestia; si
otros que ellos, estos otros eran en la realidad los verda-
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