La flor del higo

AutorAndrés Henestrosa
Páginas75-75
LADEL 24 de diciembre es noche milagrosa.
Es la única vez en que la higuera florece.
Pero su flor, blanca, ancha, de pistilos nudo-
sos, sólo pueden verla los niños y los mudos
porque no pueden contarlo. Para verla hace falta
inocencia, tener puros los ojos. Nadie que no tenga
virtud –y en zapoteco virtud es sinónimo de magia,
inocencia, candor– la vio jamás: los niños, los mudos, sí. Y
quien la vio y no supo guardar el secreto perdió el habla, si
es que no cayó muerto mientras lo contaba. De niño velé para
ver abrirse, como una estrella rutilante, la flor del higo. Y
una vez… Pero se me ha olvidado.
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La flor del higo

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