Financiamiento bancario: del desarrollo estabilizador a la estabilidad sin desarrollo

AutorIrma Manrique Campos
Páginas179-198
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Financiamiento bancario: del desarrollo
estabilizador a la estabilidad sin desarrollo
Irma Manrique Campos
Introducción
Uno de los periodos más importantes en la economía moderna de México es el
que se destaca por su política de desarrollo estabilizador en unmodelo de
sustitución de importaciones” o modelo industrializador. Se trata de una eta-
pa que suele recordarse como una época sin crisis económicas recurrentes, con baja
inflación, estabilidad política y crecimiento económico sostenido; lo contrario de las
épocas siguientes, que se han caracterizado exactamente por lo opuesto.
De acuerdo con diversos análisis realizados sobre el desarrollo estabilizador,
éste abarca desde 1955 hasta los primeros años de la década de los setenta, único
periodo en que, a decir de Turrent (2001), se dieron las dos precondiciones para un
manejo moderno de la política monetaria: 1) estabilidad de precios, o sea, ausencia
de inf‌l ación; y 2) un régimen de moneda f‌i duciaria suministrada por el banco cen-
tral. Sin embargo, la política de desarrollo estabilizador constituyó una importante
salida al proyecto de “sustitución de importaciones”, al propiciar un crecimiento
económico sin precedentes, además de estabilidad relativa de precios y de paridad
del tipo de cambio.
Uno de los objetivos de este trabajo es destacar que la política de f‌i nanciamiento
al desarrollo económico, a través del sistema bancario nacional, fue uno de los aspec-
tos centrales del éxito en el periodo estabilizador, y constituyó una experiencia muy
aleccionadora para el presente. Dicha política de f‌i nanciamiento estimuló algunos de
los principales benef‌i cios de la estabilidad económica: la inversión productiva y la
estabilidad del poder adquisitivo.
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CINCUENTA AÑOS DE POLÍTICAS FINANCIERAS PARA EL DESARROLLO EN MÉXICO (1958-2008)
El surgimiento del desarrollo estabilizador exhibió una imagen exitosa y apa-
rentemente coherente, pero escondía también contradicciones sociales, limitaciones
intrínsecas del aparato productivo y desequilibrios. No se puede ignorar que la de-
pendencia exterior se intensif‌i có, y que dio por resultado un precipitado agotamiento
del modelo que lo alentaba.
El Estado había subordinado su gestión al logro del crecimiento económico, a
modernizar la economía sin reparar en el costo social que ello conllevaba y, en lo
político, a mantener su legitimidad; para ello, se dedicó a orientar las actividades
productivas, a ampliar la infraestructura física y a establecer una legislación de
fomento. Asimismo, creó instituciones de apoyo al crecimiento económico de lar-
go plazo, propició el desarrollo vertiginoso del sistema f‌i nanciero y se extendió a
esferas de la producción, de la distribución y el consumo, al tener como eje de la
acumulación a la industrialización.
Como resultado de todo ello, en 1970 la participación agraria en el PIB había dis-
minuido a 18% y la de la industria aumentó en 30%. La política de industrialización
acelerada se ubicó como eje del proteccionismo, al intensif‌i car el uso de los permisos
de importación y utilizar los incentivos f‌i scales que apoyaran la formación de capital,
la renovación del capital f‌i jo y estimularan la reinversión.
Los instrumentos y las estrategias del desarrollo estabilizador
Dentro del periodo que se conoce históricamente como de desarrollo estabilizador,
destaca el año 1958, por el notable viraje en las estrategias económicas estatales que
se aplicaron en la administración del presidente Ávila Camacho.1 Debido a las eleva-
das y sostenidas tasas de crecimiento de la economía nacional, dentro del contexto de
una extraordinaria estabilidad de precios y de tipo de cambio2, es que a esta modali-
dad de la industrialización se identificó como desarrollo estabilizador.
1 Este periodo tiene un antecedente principal en la fuerte devaluación del peso ocurrida en 1954.
Ésta creó un margen de maniobra importante para el proceso de estabilización y posterior crecimiento
que se inició a partir de 1958, con el viraje que significó la llegada del presidente López Mateos y de
Antonio Ortiz Mena a la Secretaría de Hacienda, donde este último se mantendría durante dos adminis-
traciones seguidas. Véase Ortiz Mena, 1960.
2 El periodo contempla los sexenios que van de 1952 a 1972, cuando la tasa media de crecimiento
anual del PIB es de 6.5%; el PIB por habitante creció a un promedio de 3.7% y la inversión fija bruta por
habitante lo hizo en poco más de 6% (Magaña, 2002).

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