La filosofía del Renacimiento
Autor | Rubén Pacheco Inclán |
Cargo del Autor | Egresado por la UNITEC como Licenciado en Derecho |
Páginas | 66-75 |
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LECCIONES DE ÉTICA. Conociendo el proceso histórico
El renacimiento del espíritu puramente teorético es el verdadero sentido del
renacimiento cientíco, y en él también reside la congenialidad con el pensar
griego que para su evolución ha sido decisivo. La subordinación a objetivos
de la vida práctica, ética y religiosa, que había sido el caso en toda la losofía de la
época helenístico-romana y de la Edad Media, decrece más al iniciarse los tiempos
modernos, y el conocimiento de lo real aparece de nuevo como objeto privativo de
la investigación cientíca.
Pero, así como en los orígenes del pensamiento griego se proyecta este impulso
teorético, esencialmente, a la ciencia natural. Por mucho que el espíritu moderno,
heredero de las adquisiciones de la postrera antigüedad y de la Edad Media, aparez-
ca frente al hombre antiguo, desde un principio, con más íntima autoconciencia e in-
serto en las profundidades de su ser, su primera manifestación autónoma intelectual
ha sido; sin embargo, el retorno a una concepción de la naturaleza, no inuida por
intereses de otra índole. Hacia allí marcha toda la losofía del Renacimiento, y en
esta ruta ha logrado sus mejores triunfos.
La historia de la losofía renacentista es, en lo esencial, esta pausada faena de la
concepción cientíco-natural del mundo, partiendo de la renovación humanística
de la ciencia griega. Se fracciona, por tanto, de acuerdo con ello, en dos períodos:
uno humanístico y otro cientíco- natural. Como línea divisoria entre ambos, pue-
de verse el año 1600. El primero de ellos abarca la lucha de la tradición de intereses
histórico- culturales y de actividad literaria, exhiben estos dos siglos, desde un punto
de vista losóco, sólo aquel desplazamiento de ideas precedentes por obra del cual
se han preparado las nuevas. El segundo período abraza los orígenes ya autónomos
de la moder na ciencia natural y, en su séquito, los grandes sistemas metafísicos del
siglo XVII.
Ambas épocas forman un todo en inseparable pertenencia. Pues el motivo que
late íntimamente en el movimiento losóco del humanismo es el mismo impulso de
un conocimiento del mundo, radicalmente nuevo que, a la postre, se realiza gracias
a la fundamentación y creación teorética de la ciencia natural, pero la manera como
esto ocurre y las formas conceptuales en que se lleva a efecto, son tributarias, en lo
esencial, de los estímulos que provienen de la recepción de la losofía griega. La mo-
derna ciencia natural es la hija del humanismo.
EL PERÍODO HUMANÍSTICO
La continuidad en el desarrollo espiritual de la humanidad europea, no se revela tan
diáfanamente en ningún punto como en el Renacimiento. Tal vez en ninguna época
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