Filosofía política y filosofía

AutorSheldon S. Wolin
Páginas23-50
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I. FILOSOFÍA POLÍTICA Y FILOSOFÍA
… expresar diversos significados de cosas complejas me-
diante un reducido vocabulario con sentidos precisos.
WALTER BAGEHOT
LA FILOSOFÍA POLÍTICA COMO FORMA DE INDAGACIÓN
Este libro versa sobre una tradición especial del discurso: la filosofía política.
En él intento analizar el carácter general de esa tradición, los variados proble-
mas de quienes han contribuido a establecerla y las vicisitudes que han carac-
terizado las principales líneas de su evolución. Al mismo tiempo, también trato
de decir algo acerca del quehacer de la filosofía política misma. Naturalmen-
te, esta declaración de intenciones despierta la expectativa de que la discusión
comenzará con una definición de la filosofía política. Sin embargo, intentar sa-
tisfacer esa expectativa sería inútil, no sólo porque unas cuantas oraciones no
pueden lograr lo que pretende todo un libro sino también porque la filosofía
política no es una entidad de índole permanente. En cambio, es una actividad
compleja que se comprende mejor analizando las numerosas formas en que la
han practicado los maestros reconocidos. No se puede decir que ningún filóso-
fo ni ninguna época histórica por sí solos la haya definido de manera concluyen-
te, así como ningún artista o escuela de pintura ha representado todo lo que
entendemos con el término “arte pictórico”.
Si la filosofía política es más de lo que haya expresado cualquier gran filó-
sofo, hay cierta justificación para creer que la filosofía política constituye una
actividad cuyas características se revelan con más claridad al transcurrir el
tiempo. Dicho de manera diferente, se debe interpretar la filosofía política en la
misma forma en que interpretamos una tradición variada y compleja.
Si bien tal vez no sea posible reducir la filosofía política a una definición
breve, se pueden determinar las características que la distinguen de otras for-
mas de indagación, así como las que la conectan con ellas. Examinaré estas
consideraciones bajo los siguientes encabezados: las relaciones de la filosofía
política con la filosofía, las características de la filosofía política como activi-
dad, su contenido temático y lenguaje, el problema de las perspectivas o puntos
de vista y la forma en que opera una tradición.
Desde que Platón percibió por primera vez que la indagación acerca de
la naturaleza de la vida buena del individuo estaba necesariamente asociada
con una indagación convergente (y no paralela) acerca de la naturaleza de
la comunidad buena, ha persistido una asociación estrecha y continua entre la
24 PRIMERA PARTE
filosofía política y la filosofía en general. La mayoría de los filósofos eminen-
tes ha aportado generosamente a la dotación principal de nuestras ideas polí-
ticas y también ha proporcionado al teórico de la política muchos de sus mé-
todos de análisis y juicios críticos. Históricamente, la principal diferencia
entre filosofía y filosofía política ha sido una cuestión de especialización más
que de método o temple. En virtud de esta alianza, los teóricos de la política
aceptaron como propia la búsqueda básica del filósofo de un conocimiento
sistemático.
Hay también otro sentido fundamental en el que la teoría política se vincu-
la con la filosofía. Se puede distinguir la filosofía de otros métodos de esclareci-
miento de la verdad, como la visión mística, el rito secreto, las verdades de
conciencia o los sentimientos particulares. La filosofía afirma que versa sobre
verdades a las que se llega públicamente y que son públicamente comproba-
bles.1 Al mismo tiempo, una de las cualidades esenciales de lo político que ha
configurado poderosamente la visión de los teóricos de la política acerca de su
contenido es su relación con lo que es “público”. Cicerón tenía esto en mente
cuando llamó al Estado res publica, una “cosa pública” o “la propiedad del pue-
blo”. De todas las instituciones con autoridad existentes en la sociedad, la or-
ganización política ha sido seleccionada como excepcionalmente preocupada
por lo que es “común” a toda la comunidad. Ciertas funciones, como la defen-
sa nacional, el orden interno, la administración de justicia y la normatividad
económica, han sido declaradas responsabilidad básica de las instituciones po-
líticas, en gran medida con el argumento de que esas funciones favorecen in-
tereses y fines que benefician a todos los miembros de la comunidad. La única
institución que alguna vez rivalizó con la autoridad del orden político fue la
Iglesia medieval; no obstante, esto fue posible sólo porque la Iglesia, al asumir
las características de un régimen político, se había convertido en algo distinto
de un organismo religioso. La íntima conexión que hay entre las instituciones
políticas y los intereses públicos se ha extendido al ejercicio del filósofo; se ha
considerado que la filosofía política significa reflexionar sobre cuestiones que
afectan a la comunidad en general.
En consecuencia, es conveniente que la indagación acerca de asuntos pú-
blicos sea realizada conforme a los cánones de un tipo público de conocimien-
to. La otra alternativa, aliar el conocimiento político con modos privados de
conocimiento, sería incongruente y contraproducente. El símbolo dramático
de la alianza correcta fue la exigencia de la plebe romana de que la condición de
las Doce Tablas de la ley se transformara de un misterio sacerdotal que podía
1 Sin duda, Platón se quejó de que ciertas verdades son incomunicables. A pesar de todo lo que
se pueda decir acerca de esas verdades, no es posible afirmar que tengan algún valor filosófico. Lo
mismo se aplica a las llamadas doctrinas secretas imputadas a los filósofos antiguos. Se pueden
aceptar las doctrinas esotéricas como una forma de instrucción religiosa, pero no como enseñan-
zas filosóficas.

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