Filadelfia, nido de conspiradores

AutorAndrés Henestrosa
Páginas724-725
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ANDRÉS HEN ESTROS A
desconocido. (Véase Alacena de m inucias, suplemento de El Naci onal, No. 519,
p. 16, del 10 de marzo de 1957.)
Lo diremos una vez más. Nunca se podrá decir en puridad que se ofrecen
las obras completas de un autor, pues el día menos pensado aparecen nuevas
piezas, olvidadas en algún libro, diario o álbum. Tal ha ocurrido con Luis G.
Urbina, cuyas Poesías completas se enriquecen hoy con la letra que da cuerpo
a esta Alacena, y con la que Ernesto Mejía Sánchez ha localizado en el Álbum
de Elena Padilla (1894), que pronto veremos reunida en un cuaderno de título
encantador y evocativo, En un vaso olvida da…, junto con otras de grandes
poetas, que el joven y erudito de Nicaragua ha cobrado en las selvas y arcabu-
cos de nuestras letras.
Y quede para otro día y para otra Alacena dar a los lectores una pequeña
historia de D iario de Federico Gamboa, tan interesante, tan nutrido de no-
ticias curiosas, buenas para reconstruir capítulo de la vida del autor y de la
nuestra. Es verdad, desde que los apuntes de Carlos María de Bustamante,
negado por tirios y troyanos, concurren a iluminar, pese a sus veladuras, zonas
del alma mexicana, ningún diario se escribe por demás, la vida de ningún
hombre queda al margen de la historia.
11 de septiembre de 1960
Filadelfia, nido de conspiradores
Filadelfia, nido de conspiradores, según la reciente obra de Martín Luis Guz-
mán, también lo fue de escritores e impresores que tomaron parte más mo-
desta en la lucha por la América independiente. En la historia literaria es bien
conocida la importancia de Jicoténcal, primera novela histórica en lengua espa-
ñola, impresa en aquella ciudad, 1826. Luis Leal ha tratado de identificar al
anónimo autor con el presbítero cubano Félix Varela. Aunque sus argumentos
no son definitivos, Leal ha logrado revivir el ambiente editorial de la Filadelfia
de aquellos años.
Rafael Heliodoro Valle, en sus Conspiradores hispan o-americanos en Fila del-
fia (Miscelánea de estudios dedicados al Dr. Fernando Ortiz por sus discípu-
los, colegas y amigos, La Habana, 1957), pasa lista de presentes en Filadelfia
a los venezolanos Francisco Miranda y Manuel Gual, al argentino José Anto-

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