Experiencias exitosas en relación al sistema de menores infractores en Brasil

AutorCesar Barros Leal
CargoProcurador del Estado de Ceará; Presidente del Instituto Brasileño de Derechos Humanos y Doctorando en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México
Páginas235-252

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1. Introducción

Es de Virgilio, el gran poeta romano, autor de "La Eneida", la advertencia de que "Mientras el río corra, los montes hagan sombra y en el cielo haya estrellas, debe durar la memoria del beneficio recibido en la mente del hombre agradecido."11Mil gracias, pues, a las distinguidas maestras Amelia iruretagoyena Quiroz y Ruth Villanueva Castilleja por la invitación, que me concedió la oportunidad única de participar en el Vi Congreso internacional sobre Menores infractores, que esta semana se celebra en homenaje al abogado, antropólogo y catedrático veracruzano Áureliano Hernández Palacios, recién fallecido, a cuya familia rindo también mi tributo, enalteciendo el legado de su actuación como educador, rector y hombre de letras, tal y como afianza Ricardo Corzo en su ensayo sobre el homenajeado, en cuyas páginas señala certeramente que

Él cobró conciencia del conflicto social y político cuando la Revolución mexicana dejaba atrás la lucha armada y, sin que superara la lucha de facciones, se iniciaba la reconstrucción revolucionaria; no tomó las armas para combatir al adversario, tomó el abecedario para convencer al prójimo.

Señoras y señores. Una vez más regreso a México, este esplendoroso país donde a la grandiosidad de su historia milenaria se suma el cautiverio en que se Page 236 convierte la seducción del mosaico de su geografía y su patrimonio cultural, asociado a la hermosura cautivadora de su pueblo. Toluca, esta bella ciudad del dios Tolo, que me abre graciosamente sus brazos, siempre me ha encantado por los portales, el centro histórico y el Templo de santa Veracruz con su Cristo negro, además de los productos artesanales y la gastronomía. Desde cuando vine aquí por primera vez intento huir, pero les confieso sin ilusiones de éxito, de las papas de agua, del taco de chicharrón, del chorizo y del mosquito.

No me otorgó el destino el honor y el privilegio de proclamar con orgullo "soy mexicano" (verde, blanco y colorado), pero me dio el regalo de aprender su lengua, estudiar en su más prestigiada institución universitaria (la celebrada UNAM) y compartir la amistad entrañable de muchos de sus conciudadanos, aquí representados por esta figura señera del pensamiento latinoamericano, Antonio sánchez Galindo, a quien nunca dejo de enaltecer, sea porque tengo presente la lección de sócrates de que nada es más común que el nombre amigo y, al mismo tiempo, nada es más raro, sino también por la dimensión de su vida y su obra, a la par de sus atributos como intelectual, como poeta, como profesionista y máxime como ser humano, moldeado en la argamasa de las virtudes y de los valores éticos más elevados y universales.

Me tomo la libertad de ofrecer esta conferencia a dos ilustres juristas brasileños, Alyrio Cavallieri y Liborni Siqueira, magistrados de cortes superiores que han luchado, contra los molinos de viento de la indiferencia y con las armas de su talento, sensibilidad e indignación, en defensa de los derechos humanos de millones de menores desamparados y/o en conflicto con la ley. Su mensaje de solidaridad resuena a través de sus libros y del ejemplo que han transmitido, a lo largo de décadas, no sólo como jueces de menores, sino también como heraldos de la esperanza, aquella que existe mientras fluye la vida y que renace en la sonrisa de un niño, esperanza en los hombres hacia un mundo menos cruel, más humano, seguro y justo. Á ellos, acreedores de nuestra sempiterna gratitud, les ruego un voto de reconocimiento.

El poeta brasileño Nelim Monte ha logrado retratar, con sencillez e ingenio, el drama cotidiano de la infancia desvalida, en situación de riesgo, ambivalente en su capacidad de generar compasión y miedo:

¿Quién es aquel niño... / sucio, andrajoso, / que vive por las calles / deambulando? Hijo de la calle, / que vive de mendigar. / ¿Dónde están tus padres, / pobre niño? ¿Qué sueñas ganar... / o robar? / ¿Algo para jugar / o / algo para matar? Niño de la calle, / pobre niño, ¿por qué la vida / hizo de ti / un delincuente?

Dichos versos, elocuentes en su denuncia del malogro de las políticas públicas, nos remiten al bardo veracruzano Salvador Díaz Mirón:

"Buscando comida, / revuelvo basura. / Si pido limosna, / La gente me insulta. / Me agarra la oreja, / Me dice granuja, / Y escapo con miedo / de que haya denuncia. / 'Mamá, soy Paquito. / No haré travesuras'."

Resulta oportuno transcribir un fragmento del Voto Razonado del juez Antonio Augusto Caneado Trindade, en el caso de los "Niños de la Calle", sometido a Page 237 la Corte interamericana de Derechos Humanos, en san José, Costa Rica. Originario de una denuncia contra Guatemala, recibida por la Comisión interamericana de Derechos Humanos el 15 de septiembre de 1994, la sentencia fue dictada el 26 de mayo de 2001:

".. .Un mundo que abandona a sus niños en las calles no tiene futuro; ya no posibilita crear y desarrollar un proyecto de vida. Un mundo que se descuida de sus ancianos no tiene pasado; ya no participa de la herencia de la humanidad. Un mundo que sólo conoce y valoriza el presente efímero y fugaz (y por lo tanto desesperador) no inspira fe ni esperanza. Un mundo que pretende ignorar la precariedad de la condición humana no inspira confianza. Se trata de un mundo que ya perdió de vista la dimensión temporal de la existencia humana. se trata de un mundo que desconoce la perspectiva intergeneracional, o sea, los deberes que cada uno tiene en relación tanto con los que ya recorrieron el camino de sus vidas (nuestros antepasados) como los que todavía están por hacerlo (nuestros descendientes). Se trata de un mundo en que cada uno sobrevive en medio a una completa desintegración espiritual. se trata de un mundo que se ha simplemente deshumanizado, y que hoy necesita con urgencia despertar para los verdaderos valores."

Ninguna intención tengo de retomar ahora los debates sobre los niños de la calle, un problema que suscitó muchas polémicas y dominó el escenario minoril en la década de los 80 en Brasil (y que persiste todavía hoy, sobre todo en los grandes centros urbanos y supongo en México), pero que cedió espacio a la cuestión, que ahora prioritariamente nos ocupa, de los adolescentes en conflicto con la ley penal.22

2. El marco real

Vengo de lejos, de un país joven, como México, cuyos indicadores socioeconómicos reflejan, en su vasta extensión territorial, una colectividad de hondas desigualdades, que, si por un lado, convive con el bienestar, la abundancia, la apetencia por el consumo de bienes y servicios, por la búsqueda de status, por otro lado, en su gran mayoría, padece de condiciones perversas de supervivencia física, inmersa en un universo de colores sombríos, marcado por execrables niveles de asistencia a la salud, de vivienda, educación, empleo, y por todo ello con escasas perspectivas de ascensión social.

En este escenario multifacético y contradictorio, donde la prevención, en la contramano de las directrices de RIAD,33 brilla por su ausencia, crece espontáneamente Page 238 la maleza del jardín de los vicios (entre los cuales descuella la drogadicción), del resentimiento, de la rebeldía hacia quienes, de rostros impasibles u ocultos, niegan respuestas a sus anhelos, angustias e interrogantes.

Miles de niños y adolescentes, en condición peculiar de desarrollo, fácilmente rebasan la frontera que delimita lo legal y lo ilegal, y por distintas razones, cometen, sobre todo en la franja de edad de 16 a 18 años, infracciones contra el patrimonio (hurto y robo, en un promedio del 70%),44 contra la salud y contra la vida (en una proporción real, incontrovertible, pero significativamente menor de la que se pregona, lo cual desmonta mitos como el de la generalizada peligrosidad y la agudización de la inseguridad ciudadana.

En su casi totalidad del sexo masculino (más del 90%) y predominantemente blancos (otro mito que igualmente se derrumba) y de escolaridad incompleta (poquísimos concluyen la enseñanza fundamental), esos jóvenes, en vista de la omisión y desidia del Estado (su falta de atención, v.g., a los autores de actos infraccionales: crímenes o contravenciones), tienden a reincidir, instigados por adultos,55 volviéndose clientes habituales de un sistema cuyos delineamentos básicos me toca reseñar en primer plano, antes de centrarme en el tema propuesto. Page 239

3. El marco legal: la Constitución Federal y el Estatuto del Niño y del Adolescente

innovadora, la Constitución Federal de 1988, en su artículo 227 (Es deber de la familia, de la sociedad y del Estado asegurar al niño y al adolescente, con absoluta prioridad, el derecho a la vida, salud, alimentación, educación, recreación, capacitación profesional, cultura, dignidad, respeto, libertad y convivencia familiar y comunitaria, además de ponerlos a salvo de toda forma de negligencia, discriminación, explotación, violencia, crueldad y agresión), abrazó los principios básicos de la Convención Internacional de los Derechos del Niño, aprobada en la Asamblea General de la ONU del 20.11.89 y ratificada por Brasil a través del Decreto n. 99.710, del 21.11.90, y que constituye un parteaguas en la historia del Derecho de la infancia y la Juventud.

Al cumplir 18 años de vigencia (en 2008 también se celebran los 60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos), el Estatuto del Niño y del Adolescente (Ley n. 8.069, del 13 de julio de 1990, que sustituyó el Código de Menores, Ley n. 6.697/79, asentada en la doctrina de la situación irregular, aún presente en muchos ordenamientos jurídicos de América Latina),6 Page 240 se afirma indudablemente como una...

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