Evocación de Héctor Pérez Martínez

AutorAndrés Henestrosa
Páginas751-753
nuestras letras, José Manuel Puig Casauranc escribió la cacería del tigre
veracruzano.
¿Quién entre nosotros no ha leído “Una cacería trágica” que José Vas-
concelos relató en la Sonata mág ica de 1923? Aquí el maestro mexicano pare-
ce haber sido el único sobreviviente de esa cacería sudamericana de changos
salvajes. Horacio Quiroga, un poco antes, escribió en cuento sobre el mismo
tema que todavía no figura en ninguno de sus libros. Y saliendo un poco de
la “literatura”, recordamos el nombre de una pintoresca pulquería de la calle
Juárez de Tlacopac, “El recreo de los jabalís”, que no son otros que los changos
salvajes de la América del Sur.
Que el cinematográfico Ricardo Garibay no olvide que nuestra legislación
de derechos de autor y propiedad literaria incluye bajo su protección a los au-
tores de antologías, bibliografías, notas y Alacenas como la presente.
12 de febrero de 1961
Evocación de Héctor Pérez Mar tínez
Recordemos a Héctor Pérez Martínez, muerto en febrero de 1947. Cuando
el sol le daba de frente, cuando un viento propicio impulsaba su barca. Su
nombre se encuentra unido al de nuestro periódico El Naciona l, en cuyas
columnas hizo sus primeras armas de periodista y acabó de crear sus alas de
escritor.
Aunque coincidimos en la Escuela Nacional Preparatoria apenas si le re-
cuerdo en rueda de amigos, en la redacción de las revistas y periódicos estu-
diantiles de aquel tiempo, o paseándonos por los corredores. Mejor le preciso
en la oficina de Rafael Heliodoro Valle, en la Secretaría de Educación, a la que
concurríamos en demanda de libros y revistas de Hispanoamérica a los que tan
afectos eran los jóvenes de hace treinta años. Era el año de 1927. Su nombre
solía encontrarlo en algunas de las revistas de aquellos años: verso y pro-
sa de limpia modernidad. Justamente, Valle era, según creo recordar, quien
apadrinaba aquellas colaboraciones. Vino luego el movimiento vasconcelista,
que atrajo a la mayoría estudiantil. HPM no formó en aquellas filas. Se
mantuvo al margen, aunque alguna simpatía manifestara por el capitán de
aquella rebelión. Entonces, en mayo de 1929, nació El Nacional, que lo contó
AÑO 1961
ALACE NA DE MINUCI AS 751

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