La Eutanasia a la Luz del Catecismo de la Iglesia Católica de 1992

LA EUTANASIA A LA LUZ DEL CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA DE 1992
[5]

Sergio Vela Treviño

Academia Mexicana de Ciencias Penales

Explicación terminológica. Hay dos vocablos que para facilitar la comprensión de este ensayo es necesario precisar: catecismo y catequesis.

Por catecismo entendemos a los textos que contienen las verdades cristianas fundamentales y los principios de la conducta según el Evangelio, formuladas en forma clara, de manera que facilite la tarea de su anuncio, comprensión y asimilación.

Catequesis es la acción eclesial que conduce a la comunidad y a cada uno de los cristianos a la madurez en la fe, trasmite esta doctrina -con los métodos adaptados a la edad, a la cultura y a las circunstancias de las personas- a fin de que la verdad cristiana se convierta, con la gracia del Espíritu Santo, en vida de los creyentes.

Estas definiciones no son nuestras, sino que aparecen en el propio Catecismo que comentamos (p. 324. Instrucción).

INTRODUCCION

En países como México, que desde el punto de vista religioso son mayoritariamente católicos y en regiones continentales como América Latina, que es igualmente católica en su mayoría, por su herencia y tradición hispánica, los pronunciamientos que sobre temas específicos produzca la Iglesia Católica, ameritan un estudio y análisis escrupuloso, para no provocar una confrontación estéril en la que, como la experiencia nos ha enseñado, acaba imponiéndose el sentir de la Iglesia, precisamente por la posición mayoritaria mencionada que sus fieles buscan en adecuación a la realidad social.

Uno de estos temas es el que se denomina eutanasia, que en la última década se ha vuelto una cuestión recurrente, porque ante los avances de la tecnología y de las ciencias vinculadas con la supervivencia, cada vez resulta más factible la prolongación de la vida, aun cuando ello no necesariamente signifique que se trate de una vida con las características que corresponden a la vida humana normal. Eutanasia no significa vida, sino lo contrario, es decir muerte, pero el tema de la cesación de la vida habiendo posibilidades de prolongar la vida es lo que en sentido amplio viene a ser la eutanasia.

En este ensayo vamos a ocupamos de la eutanasia, aprovechando el material que recientemente llegó a nuestras manos, que es el llamado Catecismo de la Iglesia Católica, versión oficial en español de la Santa Sede, de Lumen 1992, con la autorización de la Conferencia Episcopal Uruguaya y con la aprobación dada el 1o. de octubre de 1992 por el Papa Juan Pablo II. Pensamos que este documento debe ser tomado en cuenta para cualquier planteamiento sobre la eutanasia porque, como se dijo, el sentimiento social en nuestras regiones está profundamente influenciado por la Iglesia Católica y, sin desconocer ni ignorar la libertad de creencia como derecho humano garantizado, el tratamiento legal de la cuestión debe tomar en cuenta el pensamiento dominante.

Antes de entrar a nuestro estudio, queremos dejar constancia de algunos aspectos relevantes de nuestras fuentes de información ya citadas:

- En cuanto al origen y estructura del Catecismo que se comentará, la idea surgió para toda la Iglesia "al finalizar el sínodo extraordinario en Roma, convocado para recordar los veinte años de concluido el Concilio Vaticano II. En la relación final se decía: Muchos han expresado el deseo de que se redacte un catecismo o compendio de toda la doctrina católica en lo que se refiere tanto a la fe como a la moral, para que sea un punto de referencia para los catecismos o compendios que son preparados en las diversas regiones". (1)(*)


(1) Ver Catecismo de la Iglesia Católica, Editorial Lumen, 1992, Buenos Aires, Rep. Argentina, p.4.

(*) Las notas aparecen al final del artículo.

- En lo concerniente al fin y destinatarios del Catecismo, se dice que "tiene por fin presentar una exposición orgánica y sintética de los contenidos esenciales y fundamentales de la doctrina católica tanto sobre la fe como sobre la moral, a la luz del concilio Vaticano II y del conjunto de la Tradición de la Iglesia. Sus frentes principales son la Sagrada Escritura, los Santos Padres, la Liturgia y el Magisterio de la Iglesia. Está destinado a servir como "punto de referencia por los catecismos o compendios que sean compuestos en los diversos países (Sínodo de los Obispos 1985. Relación final, II B, a, 4).(2)


(2) Obra citada, p. 17.

Lo que importa destacar en las dos citas precedentes es la idea de tomar al Catecismo que se comenta como un punto de referencia para la realización de otros distintos catecismos, acordes con el pensamiento e interpretación propios de cada lugar, puesto que como se expone en el parágrafo 24, el Catecismo que estamos tomando como base de estudio, "no se propone dar una respuesta adaptada, tanto en el contenido cuanto en el método, a las exigencias que dimanan de las diferentes culturas, de edades, de la vida social, de situaciones sociales y eclesiales de aquellos a quienes se dirige la catequesis. Estas indispensables adaptaciones corresponden a catecismos propios de cada lugar y más aún a aquéllos que toman a su cargo instruir a los fieles".(3)


(3) Obra citada, p. 20.

Hasta donde es de nuestro conocimiento, el proceso de elaboración de otros catecismos, provenientes de una fuente distinta de los pastores de la Iglesia en Uruguay no ha culminado en un documento hecho público, por lo que nos encontramos frente a un punto de vista destacado, pero siempre debiendo tomar en cuenta lo dicho por Juan Pablo II, en los siguientes términos: "El catecismo universal no substituirá, sino que solicitará y favorecerá la indispensable y ulterior obra de mediación e inculturación, que compete a las iglesias locales y a las Conferencias Episcopales, las cuales, atentas a las diversas situaciones culturales y religiosas de los destinatarios, y respetando las exigencias de la comunicación catequética, sabrán pensar y formular de nuevo la fe de la Iglesia (fides ecclesiae) de un lenguaje significativo y adoptado a la condición de los sujetos". (4)


(4) Obra citada, p. 5.

Reconociendo en estas condiciones que el Catecismo que estudiaremos es el producto del esfuerzo de los obispos uruguayos y que aún quedan pendientes de culminar los trabajos de otros grupos regionales que permitan, como se ha expuesto, planteamientos acordes a las diversas exigencias de la comunicación catequética, en un lenguaje significativo y propio de los sujetos, de momento es nuestro documento de trabajo.

- Por otra parte, estamos plenamente enterados de la recomendación de evitar el peligro de extraer de contexto algunas referencias contenidas en el Catecismo, porque ello no da la idea de la naturaleza del documento, sino que puede distorsionarle al tomar afirmaciones que aparentemente carecen de apoyo por no verlas con la perspectiva que les corresponde y en una visión de conjunto.

Lo anterior lo mencionamos para luego proyectarnos a lo dicho por Juan Pablo II, que nos brinda la idea de que el documento, a pesar de su origen limitado, es en realidad, el punto de vista de la Iglesia, expresado por la voz del Papa Juan Pablo II. En efecto, dice el Papa en la Constitución Apostólica Fidel Depositum lo siguiente:

"El Catecismo de la Iglesia Católica que aprobé el 25 de junio pasado y cuya publicación ordeno hoy en virtud de la autoridad apostólica, es una exposición de la fe de la Iglesia y de la doctrina católica, atestiguadas o iluminadas por la Sagrada Escritura, la tradición apostólica y el Magisterio Eclesiástico. Lo reconozco como un instrumento válido y autorizado al servicio de la comisión eclesial y como norma segura para la enseñanza de la fe".(5)


(5) Obra citada, p. 12-13. La cita es de "Constitución Apostólica Fides Depositum", para la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, escrito en orden a la aplicación del Concilio Ecuménico Vaticano II, firmado por Juan Pablo II el 11 de octubre de 1992.

De acuerdo con nuestro entendimiento y atentos a las recomendaciones y expresiones que hemos transcrito, parece ser incuestionable que el Catecismo tomado como base para este ensayo contiene dos aspectos relevantes para cuestiones de fe y de ética, algunas que por su naturaleza y origen pueden ser adaptadas a las condiciones de un lugar determinado por razones de cultura y tradición y otras que por su valor universal deben ser tenidas como normas obligatorias del criterio eclesiástico, no susceptibles de interpretaciones derivadas de la inculturación, porque corresponde a temas en que el planteamiento es común.

De esta segunda calidad es el respeto debido a la vida humana, desde todos los puntos de análisis y observancia incluyendo a la eutanasia, sin olvidar al aborto, al suicidio y toda forma de homicidio voluntario. Esta situación de universalidad en el criterio deviene de que el tema está vinculado con uno de los Mandamientos que forman parte del orden impuesto en la Sagrada Escritura, concretamente el Quinto de los Diez Mandamientos: No matarás.

Este Mandamiento, expresado en sólo dos palabras, resulta difícil no comprenderlo en su enunciado, tan claro y al mismo tiempo tan lleno de motivos de análisis en la realidad social. A pesar de su explicitez, el Mandamiento siempre ha sido incumplido. El hombre mata al hombre, no obstante sea o no católico, o cristiano, violentando así un principio que debiera ser inviolable. Es por ello que consideramos necesario abordar el tema específico de la muerte eutanásica, conforme a la luz del Catecismo de la Iglesia Católica publicada en la obra que comentamos.

CONCEPTO Y CLASES DE EUTANASIA

Aún cuando en este estudio no vamos a desarrollar un análisis de la eutanasia, sino simplemente una perspectiva de ella a la luz del Catecismo de la Iglesia Católica, es conveniente fijar lo que debe entenderse incluido en el concepto de la eutanasia y las clases que de ella pueden tener relación directa con nuestro tema de estudio. En otras palabras, sin más intención que la...

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