La Ética Profesional del Abogado Litigante

AutorLic. Manuel Alonso Lobato
Páginas64-65

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La ética profesional de los abogados nos propone obligaciones no sólo para nuestros defendidos, sino también para con la sociedad. La finalidad es realizar la justicia por medio del Derecho, siempre tener presente que es un servidor del derecho y coadyuvante de la justicia. Un buen abogado debe ser capaz de plantear un asunto ante los tribunales independientemente de la dificultad que ello implique. Su función social consiste en promover el logro de la paz mediante la justicia, ya sea a través de la composición por las partes durante el proceso, o del asesoramiento preventivo. Debe cimentar una reputación de capacidad profesional y de honradez y es también independiente sin exageración alguna. Se puede afirmar que la abogacía es la independencia misma; condición esencial de su eficacia, y acaso el fundamento más sobresaliente, en su rango.

Así también, el abogado debe poseer valor, el valor de sus opiniones, puesto que no solamente llega a formular las, sino que también las propugna, ha de tener también el valor que requiere la aceptación de los riesgos que puede conllevar aparejada la defensa, y ante lo que no debe dar un paso atrás, ha de tener el valor que requieren las responsabilidades que acompañan a sus funciones, y que tanto agravan el carácter rotundo de los resultados, tantas veces adversos, que siguen a su actuación. El honor y la dignidad del abogado, están íntimamente ligados con su independencia. Su independencia frente al cliente, frente al magistrado o funcionario, frente a las amenazas o coacciones. Por eso, el abogado ejerce su ministerio en la libertad y es defensor de la libertad. Su independencia es señal de la conciencia recta.

El abogado es un hombre valiente, y tiene también lo que no va mal a su naturaleza, una cierta altivez, que no debe ser confundida con la vanidad, ya que es justamente esa noble altivez la que permite al abogado reanimar su valor, y en muchos trances de su vida profesional, vencer al desaliento. Su altivez se revela ante la riqueza cuando ésta oprime y ante la ley cuando ésta es injusta. La igualdad de los abogados es uno de los elementos más vivificadores de su dignidad y que más decisivamente actúa en su modo de ser. Despierta y robustece la igualdad, el sentimiento de la propia dignidad, ya que, si por un lado se emancipa de toda dependencia ajena, establece otra forma de dependencia y muy estricta, la dependencia de sí mismo.

Ha de contar consigo mismo, es decir, confiar en sí...

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