¿Por qué estudiar la administración pública?

AutorOmar Guerrero
Páginas21-50
21
I. ¿POR QUÉ ESTUDIAR
LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA?
LA ADMINISTRACIÓN pública no sólo es uno de los fenómenos
más evidentes del mundo moderno, sino también de los me-
jor estudia dos. Sin embargo, entre las ciencias sociales, es la
disciplina que en general se cree menos tratada mediante
los procedimientos cientí cos. Pero la realidad es otra: con-
siderando al trabajo cientí co como un todo dividido en as-
pectos especí cos, es observable que por cuanto creación
(investigación) y transmisión (enseñanza) de conocimien-
tos, la administración pública ha sido objeto de un trata-
miento muy intenso. Pero en lo relativo a comunicación del
conocimiento, especialmente la difusión (entre pares) y la
divulgación (al gran público), impera la idea de que la dedi-
cación de los cientí cos a su cultivo es mucho menor que en
otras cien cias sociales, si no incluso inexistente.
Es fácilmente demostrable que la administración públi-
ca es un hecho evidente cuya presencia ha sido explicada por
el trabajo cientí co. Y que, cuando es incógnito, ese hecho
permanece. En ocasiones parece que no está, pero está por-
que es, obedeciendo a un conjunto de fuerzas sociales que la
hacen estar porque evoluciona. La administración pública
se ha perpetuado porque ha sabido  uir a través de sus or-
ganizaciones, así como por su actividad (programas, policies
y funciones), que la nutren de vida y le inyectan su ciente
innovación para prosperar. Y aunque para nadie es un se-
creto que sus cualidades burocráticas son las que más obran
en pro de su perpetuación, cierto es que la administración
pública podría vivir sin ellas, y a pesar de ellas.
Es más, desde el punto de vista de la administración pú-
22 LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA, UNA CIENCIA NOBLE
1 Ernest Barker, Social and Political thought in Bizantium, Clarendon
Press, Oxford, 1957, p. 1.
blica, resulta claro que el Estado (y cualquier otra forma de
domi nación) existe y persiste en buena medida gracias a la
administración, la cual, como lo observaremos en este capí-
tulo, es el ancla que lo mantiene en su lugar.
EL HECHO EVIDENTE
Un primer esfuerzo de respuesta a la pregunta de por qué
es tudiar la administración pública puede intentarse me-
diante la exploración de sus capacidades de perpetuación,
las cuales no sólo son tan exitosas, sino tan evidentes, que
ensombrecen otros aspectos del Estado no menos relevan-
tes. La administración es tan evidente que es imposible no
verla.
En un libro dedicado al estudio del pensamiento políti-
co y social en Bizancio, Ernest Barker comentó las decla-
raciones de dos autores que habían argumentado que allí
no se construyó una teoría general de su organización impe-
rial, ni surgió un teórico de la política de gran talla. Y fue
de tal modo, pero que su mérito en todo caso no sería ése,
sino que Bizancio conservó al pensamiento político griego.1
Esto de suyo signi ca un enorme merecimiento, pues como
lo explicó Barker, el imperio bizantino fue también el here-
dero del pensamiento heleno y helenístico. Por cuanto a su
vida po lítica propia, habida cuenta de que el emperador bi-
zantino fue desde la época de Constantino la cabeza de un
ecu me ne cristiano-universal, debe asimismo rendirse crédi-
to a la litera tura dedicada al estudio de la  gura y la activi-
dad imperial.
Hay que hacer notar que esas apreciaciones derivan de
las investigaciones de una de las grandes eminencias aca-
démicas del estudio del pensamiento griego, así como de la

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