El estatus ontologico de los mundos posibles.

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  1. Introducción

    Desde hace unas décadas ha venido afianzándose en la literatura filosófica contemporánea una terminología relativamente especializada en la que se suele aludir a mundos posibles y a entidades que existen, o que están, en esos mundos. En términos técnicos, quienes hablan o escriben utilizando esa terminología cuantifican sobre mundos posibles y sobre objetos que existen en tales mundos (cuantifican variables a cuyo dominio pertenecen mundos posibles y sus habitantes). Esas formas de expresión son moneda corriente en filosofía del lenguaje, lógica, metafísica y filosofía de la mente; tienen una presencia menor --pero también relevante-- en epistemología, ética o filosofía de la ciencia. Es muy natural --y en buena medida incluso sana-- cierta actitud de reticencia, sobre todo inicialmente, ante dicha jerga filosófica. No es preciso albergar ni remotamente una posición escéptica general hacia la modalidad para sentir algo de extrañeza, quizá incluso perplejidad, por el uso de ese lenguaje. Aparentemente los mundos posibles son entidades diferentes del mundo real, y algunos de los individuos que los habitan serían meramente possibilia: entidades que --en un sentido que tiene que ser esclarecido-- no están en el mundo real (o al menos no están en el mundo real del modo en que están los objetos, concretos o abstractos, con los que estamos más familiarizados). Por todo ello, cabe esperar que muchos filósofos y científicos muestren prudencia al respecto; parecería que ser prudentes es lo sensato para quienquiera que abrace mínimamente principios de economía o moderación ontológica.

    Un objetivo genérico de este trabajo es defender una concepción actualista: todo lo que existe está en el mundo real; los mundos posibles y sus habitantes, por tanto, son entidades construidas o configuradas a partir de material contenido en el único mundo realmente existente. Queda claro por qué el actualismo (si resulta aceptable) permitirá disipar algunas de las dudas o reticencias mencionadas, en relación con los compromisos ontológicos que supuestamente conlleva el lenguaje sobre mundos posibles. (El actualismo no implica rechazar la jerga sobre mundos y entidades posibles, sino interpretarla de forma asumible para quien no pretenda cuantificar sobre más entidades que las contenidas en el mundo real. También conviene constatar que para un actualista, el término "real" --o "actual"-- empleado en la locución "mundo real" resulta redundante. Sugiere precisamente la tesis contraria al actualismo: que existen diversos mundos, de entre los cuales uno es el mundo real. Aunque comparto esas reticencias, seguiré usando la expresión "mundo real", porque su uso --al estar muy generalizado-- seguramente facilita la exposición.)

    El lenguaje sobre mundos posibles y los conceptos correspondientes están prioritariamente vinculados a una teoría determinada: la semántica de mundos posibles (SMP, en adelante), inscribible en el ámbito de la lógica modal (o también en el de la filosofía del lenguaje; cfr. más adelante, las secciones 4 y 6). Entre los propósitos centrales de este artículo está clarificar la relación entre la forma laxa de hablar sobres mundos posibles y sus "habitantes" --a la que venimos refiriéndonos-- y la SMP. Esa clarificación contribuirá a hacer plausible el actualismo.

    Un objetivo más concreto (así como comparativamente más novedoso) (1) consiste en rechazar la teoría ontológica sobre possibilia de Timothy Williamson y bloquear un argumento por medio del cual defiende lo siguiente: si aceptamos la SMP y la interpretamos de forma coherente y realista, entonces (contrariamente al espíritu del actualismo) estamos comprometidos con cierta fórmula contraintuitiva (conocida como Fórmula Barcan) y --por consiguiente-- debemos postular la existencia de una diversidad de entidades meramente posibles.

    En la sección 2 presento las dos nociones de possibilia que intervienen en la discusión y resumo la teoría ontológica de Williamson, favorable a la Fórmula Barcan, resaltando sus rasgos contraintuitivos e indicando cómo se relaciona con la doctrina actualista. La sección 3 contiene un argumento contra el actualismo. Rechazo el argumento recurriendo a una interpretación de la SMP que atribuye a esa teoría compromisos ontológicos específicos modestos, y propongo una tesis sobre cómo interpretar la terminología acerca de mundos posibles (sección 4). A continuación, profundizo en el análisis de la relación entre la SMP y la terminología sobre mundos posibles mediante: una analogía entre la SMP y la lógica clásica no modal (sección 5); una réplica a una posible objeción, relacionada con la diferencia entre rasgos lógicos y rasgos extralógicos de los lenguajes modales (sección 6); una distinción --estructura/materia-- entre dos tipos de cuestiones sobre mundos posibles (sección 7). El argumento principal de Williamson en defensa de la Fórmula Barcan se expone en la sección 8. Identifico una tesis problemática que interviene como premisa crucial en dicho argumento, y sostengo --amparándome en las reflexiones de las secciones anteriores-- que Williamson no justifica suficientemente esa tesis (sección 9). (2)

  2. La Fórmula Barcan y la presunta existencia de possibilia

    En lógica modal se denomina "Fórmula Barcan" a cualquiera de diversas fórmulas equivalentes entre sí que pueden expresar una cierta proposición. Una de tales versiones es (FB):

    (FB) [??][existente en]x[alfa] [flecha diestra] [existente en]x[??][alfa]

    Lo que expresa (FB) puede reproducirse menos formalmente así: si puede haber un x tal que [alfa], entonces hay un x tal que posiblemente [alfa]. (3)

    He seleccionado la versión de la Fórmula Barcan que quizá resulte de manera más patente contraintuitiva. Es manifiesto en (FB) tal como está; pero lo constataremos mejor si consideramos una ejemplificación del esquema (FB): la fórmula (1), empleada frecuentemente para ilustrar este debate.

    (1) [??][[existente en]x (x es hijo de Wittgenstein) [flecha diestra]x[??] (x es hijo de Wittgenstein).

    Wittgenstein no tuvo hijos. Pero probablemente todos (salvo escépticos radicales respecto a la modalidad) aceptamos lo que expresa formalmente el antecedente de (1): es posible que Wittgenstein hubiera tenido un hijo; Wittgenstein podría haber tenido hijos; podría haber existido un individuo que fuera hijo de Wittgenstein. El consecuente de (1), sin embargo, expresa algo muy diferente, cuya verdad no queda garantizada por la verdad del antecedente: existe algo que podría haber sido hijo de Wittgenstein. Eso parece claramente falso, y por ello (1) resulta intuitivamente rechazable. ¿Qué entidades existentes en el mundo real son aquellas que podrían ser hijos de Wittgenstein? (4)

    Los filósofos actualistas sostienen que el mundo real [actual] contiene todas las entidades que hay. Las presuntas entidades meramente posibles sólo existen si --de una u otra manera-- están ya en el mundo real. El actualismo se contrapone a la doctrina que postula la existencia de possibilia, aunque sólo bajo una manera de entender el concepto de possibilia. Los possibilia son entidades meramente posibles, pero también esa formulación es ambigua y se ofrecen al menos dos interpretaciones de su significado. Seguramente la interpretación más común es la siguiente: son entidades meramente posibles aquellas que no existen en el mundo real, sino sólo en otros mundos posibles. En ese sentido, el actualismo rechaza que haya possibilia. Sin embargo, no es ésa la única interpretación del concepto de possibilia. Se constata --por ejemplo-- cuando dirigimos nuestra atención a la posición de Williamson (1998). Este autor defiende (FB), al mismo tiempo que sostiene el actualismo y niega que haya possibilia, en el sentido que hemos mencionado. Postula la existencia de possibilia en el otro sentido que aquí nos incumbe. Veamos qué teoría ontológica alberga simultáneamente esas tesis.

    Williamson considera válida en general la Fórmula Barcan (se ampara principalmente en el argumento que resumiré y rechazaré en las secciones 8-9) y considera verdadero el consecuente de casos como (1). Acepta que ninguna persona del mundo real es uno de esos individuos que --según el consecuente de (1)-- podría ser hijo de Wittgenstein. Tampoco podría ser hijo de Wittgenstein ninguna de las otras entidades postuladas por las teorías ontológicas usuales: no podría serlo ningún otro objeto concreto (átomos, sillas, planetas, ...), ni ninguna entidad abstracta (propiedades, números, conjuntos, ...). Williamson postula entonces una tercera categoría ontológica: además de las entidades concretas (personas, átomos, sillas, ...) y las entidades abstractas, también existen (es decir, existen en el mundo real) entidades posiblemente concretas. Se trata de entidades no concretas que, a diferencia de las entidades abstractas, podrían ser concretas (es decir, en otros mundos posibles son concretas). Cada uno de los posibles hijos de Wittgenstein pertenece a esa categoría: existen en nuestro mundo pero como entidades no concretas (no actualizadas). No son personas, ni zurdos, ni pelirrojos (aunque podrían serlo), porque sólo las entidades concretas son personas, zurdos, pelirrojos. Nuestro mundo real, pues, no sólo contiene personas (hijos de aquellas personas que son realmente padres), sillas y objetos abstractos habituales, sino que está repleto de una inmensa variedad de entidades posiblemente concretas no actualizadas; esas entidades son concretas (están actualizadas) en otros mundos posibles (cfr. Williamson 1998, pp. 265-267). Eso proporciona el otro sentido pertinente de possibilia: son entidades meramente posibles porque existen como entidades concretas sólo en otros mundos posibles; también existen en el mundo real, pero aquí son entidades posiblemente concretas.

    Estando acostumbrados a pensar que la diferencia entre lo concreto y lo abstracto es dicotómica, resulta natural considerar que los possibilia postulados por Williamson habrían de ser...

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