¿Es Leoncio un incontinente? Ira y apetito en la República de Platón.

AutorBieda, Esteban
CargoIncontinencia, impulsividad, apetitividad

Resumen: Conminado por su deseo aperitivo de mirar unos cadáveres en descomposición, Leoncio no puede resistir y, encolerizado, cede a la tentación (República 439e-440a). El episodio pretende mostrar que la impulsividad y el apetito constituyen dos partes distintas del alma. La pregunta es: si no hay intervención de la racionalidad, ¿según qué parámetro el thymós considera que mirar los cadáveres es algo que no se debe hacer? Si, como creen algunos especialistas, el thymós actúa según un marco axiológico aportado por lo logistikón, entonces Leoncio sería un incontinente. En el presente artículo intentaremos mostrar, apelando a diversos pasajes de los libros VIII y IX de la República, que Leoncio no es un incontinente, sino que la parte impulsiva del alma no se opone al apetito según parámetros vinculados con la racionalidad, sino propios.

Palabras clave: incontinencia, impulsividad, apetitividad, racionalidad, psicología platónica

Abstract: Forced by his appetitive desire to look at some corpses, Leontius can not resist and; furiously, yields to the temptation and looks at them (Republic 439e-440a). The episode tries to show that the spirited and the appetitive ate two different parts of the soul. If there is no intervention of rationality, the question is: according to which parameter the thymós considers that looking at the corpses is something that must not be done? If, like some scholars believe, thymós is guided by values given by the logistikón, then Leontius would be an incontinent agent. In this paper we shall try to show that, according to several passages of books VIII and IX of the Republic, Leontius is notan incontinent agent since the spirited part of his soul challenges the appetitive part not because of rational principles but because the values it defends on itself.

Key words: weakness of will, spirit, appetite, rationality, Plato's psychology

**********

El episodio de Leoncio que Sócrates refiere en la República IV 439e-440a es bien conocido: conminado por su deseo aperitivo de mirar unos cadáveres en descomposición, Leoncio entabla una batalla consigo mismo por la indignación que le producen tales ganas de mirar; a fin de cuentas, vencido por el apetito, cede encolerizado a la tentación. El episodio muestra que la impulsividad y el apetito constituyen dos partes distintas del alma. (1) La mayoría de los especialistas afirma que el caso de Leoncio constituye un ejemplo de acción incontinente: (2) el hombre, aun sabiendo que mirar los cadáveres no es la mejor alternativa práctica, no puede evitarlo y los mira. Asumiendo esta interpretación como la más clara, la crítica no suele dar mayores precisiones sobre las implicancias de semejante viraje en el pensamiento platónico a propósito de la posibilidad de la incontinencia. Entre otras cosas, esta interpretación implicaría que el carácter eminentemente racional del alma, como se la describe en el Protágoras o el Gorgias, habría sido abandonado y, con él, el denominado "intelectualismo socrático". En el presente artículo intentaré mostrar por qué, a mi entender, la acción de Leoncio no se puede considerar stricto sensu "incontinente", si se entiende el concepto de "incontinencia" en virtud de la clásica definición de Davidson:

al hacer x, un agente obra de manera incontinente si y sólo si: (a) el agente hace x intencionalmente--i. e. de manera no forzada--; (b) el agente cree que hay otra alternativa que puede realizar; (c) el agente considera que, considerados todos los factores relevantes, sería mejor hacer y en lugar de x. (Davidson 2001, p. 27) (3)

Entiéndase, pues, que el obrar incontinente consiste en la incapacidad del agente de llevar a la práctica lo que considera lógicamente mejor dentro de lo posible.

En primer lugar, comentaré brevemente las que se definen como partes "apetitiva" y "racional" del alma, en el libro IV de la República, para después pasar a la "impulsiva" y, de allí, al ejemplo concreto de Leoncío. En lo que a él respecta, veremos que un primer problema consiste en el tipo de apetito que atraviesa: si en la definición clásica de los objetos de la epithymía se enumeran la comida, la bebida, el sexo y las riquezas, ¿en qué lugar cabría el deseo morboso de mirar los cadáveres? El segundo problema se centra en el thymós que se alza en contra de dicha epithymía: ¿según qué parámetro mirar los cadáveres es algo que merece la cólera de Leoncio? Si, como creen algunos, el thymós de Leoncio opera según el marco axiológico que le aporta lo logistikón, entonces podría considerárselo un incontinente, ya que su racionalidad (plasmada en la impulsividad) habría sido vencida por su apetitividad. Por mi parte, intentaré mostrar que, por el contrario, diversos pasajes de los libros VIII y IX de la República permiten concluir que Leoncio no es un incontinente, porque la parte impulsiva del alma maneja valores propios no necesariamente vinculados con la racionalidad. Así, el conflicto interno no sería entre la racionalidad y los apetitos, sino entre la impulsividad y los apetitos, de modo que stricto sensu no habría acción incontinente.

  1. Las partes "apetitiva" y "racional" del alma

    Comencemos recordando brevemente cómo se describen las partes "aperitiva" y "racional" del alma.

    1.1. La parte apetitiva

    Tomada como modelo, la sed es el apetito que tiene como objeto natural (péphyken, 437e5) la bebida sin ningún tipo de cualificación ulterior. El apetito mismo no tiene por objeto la buena bebida, sino la bebida misma, y la razón de esto es que la epithymía no puede discriminar qué es realmente bueno y qué malo, para el hombre en su conjunto, sino sólo para sí misma; tal capacidad holística es exclusiva de la parte racional, a la que le corresponde gobernar en el alma. (4) En la medida en que el apetito da cuenta de una necesidad natural que se debe satisfacer, aquello que naturalmente la satisface es, de por sí, algo bueno para quien lo necesita, útil para proveer dicha satisfacción, mas esta "utilidad" o "bondad" es, en sí misma, axiológicamente neutra desde un punto de vista moral-racional. Más bien se trata de lo que denominaré una mera "bondad por adecuación", adecuación del objeto al apetito correpondiente: la bebida es algo bueno (por adecuación) para el sediento simplemente porque le sirve para suplir o llenar el vacío que su apetito le significa, lo cual no implica que necesariamente se trate de un bien real. Un "bien por adecuación" puede constituir, desde la perspectiva de alguna de las otras partes del alma, un mal. Así, la parte aperitiva es capaz de establecer sus propios fines-bienes (por adecuación), sin tomar en cuenta la racionalidad. El alma del sediento que se configura qua res sitiens (5) da lugar a acciones que tienden a la bebida como el objeto que le es propio; la parte aperitiva maneja, como decíamos, fines propios e independientes de la racionalidad: "en la teoría de Platón, cada una de las tres partes--razón, apetito e impulso-- son fuentes independientes de motivación" (Cooper 1984, p. 5). En este sentido, cuando un alma está configurada qua res sitiens, toda su energía está dirigida a la satisfacción de ese deseo específico, y se descuidan los otros principios psíquicos. (6) Ahora bien, ¿qué ocurre con las otras dos partes cuando el alma no es sino una "cosa sedienta"? El caso del hombre oligárquico descrito en el libro VIII, en cuya alma gobierna lo aperitivo, es elocuente:

    Tras poner a un lado y esclavizar la parte racional y la impulsiva, subordinadas (khamaí) [ambas] a izquierda y derecha [de lo aperitivo] y bajo su mando, a la primera no le permite razonar ni examinar otra cosa que no sea de dónde obtener más riquezas con poca inversión, y a la segunda, a su vez, no le permite admirar ni estimar (timan) otra cosa que no sea la riqueza y a los ricos, ni enorgullecerse (philotimefsthai) por ninguna otra cosa que no sea la posesión de riquezas y lo que eventualmente condujere a ella. (553d) Vemos, así, que la parte apetitiva del alma, aun cuando irracional, es capaz de gobernar en ella y de someter a las otras dos a sus designios. ¿Significa esto que la parte aperitiva es capaz de realizar cierta "cognición"? Julia Annas (1981, p. 130) entiende que "esta parte [sc. aperitiva] se considera capaz de razonar acerca de cómo satisfacer sus deseos y evaluar los medios para dicho fin". (7) Si bien hemos insistido en que lo apetitivo del alma maneja sus propios fines, vinculados estrictamente con criterios aperitivos independientes de parámetros racionales, afirmar que lo epithymetikón es capaz de razonar es, a mi entender, cuando menos difícil de compaginar con la explícita caracterización de lo aperitivo como "irracional" (cfr. alógistón te kai epithyrnetikón, 439d). Boeri y Cooper respondieron a esta propuesta de Annas: en todo caso, las relaciones medios-fines de la parte aperitiva son hechas por lo racional que se le subordina en el alma corrompida, gobernada por lo epithymetikón, (8) Razonar siempre es patrimonio de lo logistikón; cuando en el alma gobierna la parte aperitiva (como en los casos de los hombres oligárquico, democrático y tiránico descritos en los libros VIII y IX), ocurre que ella subordina a la racional obligándola a calcular, en virtud de sus imposiciones y parámetros, cómo obtener más dinero, más alimentos, etc. De este modo, que lo epithymetikón no sea capaz de razonar no implica que no pueda manejar cierto tipo de contenidos doxásticos que le permitan, como ocurre en las almas oligárquicas recién citadas, "convencer" a la racionalidad de que opere en virtud de fines apetitivos. Según Carone (2001, p. 124), "en la República, Platón dota a cada parte del alma no sólo de un deseo propio, sino también de creencias propias [...]. Esto sugiere que el deseo, incluso en su forma más básica, tiene una estructura proposicional: asiente a su objeto y se asocia con la creencia correspondiente" (las cursivas son mías). (9) Es decir que lo que hemos denominado "bien por adecuación" no sólo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR