Elites y ciudadanos en Castilla y León: un análisis de la congruencia de actitudes en torno al proceso autonómico

AutorPatricia Otero Felipe
Páginas215-250
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INTRODUCCIÓN
El desarrollo del Estado Autonómico es sin duda uno de los aspectos que
mayores implicaciones ha tenido para la consolidación democrática espa-
ñola. La creación de las Comunidades Autónomas, un proceso iniciado en
plena transición, ha dado lugar a una organización territorial con caracte-
rísticas únicas en Europa, poniendo de manifiesto el cada vez más relevan-
te papel de las diferentes arenas políticas territoriales en el funcionamien-
to del sistema político español (Morata, 1997: 121).
Este proceso se caracterizó desde sus inicios por las dificultades para
llegar a un acuerdo sobre el modelo de Estado, lo que favoreció un hetero-
géneo mapa autonómico completado en 1983.1 Esta heterogeneidad, mar-
cada desde las condiciones de acceso a la autonomía, propició en los pri-
meros años cierta ventaja en la consecución de un mayor autogobierno a
las Comunidades con peculiaridades históricas frente al resto y, por tanto,
un afianzamiento político-institucional más lento en estos últimos territo-
rios. Algunos de estos elementos explicarían, en parte, la desigual atención
que por parte de la academia han recibido las autonomías que accedieron
más paulatinamente al reparto competencial. Si a esto se une que en mu-
chos de estos casos, la construcción del Estado Autonómico supuso una
1 En ese complejo mapa, tal y como señala Morata (1997: 122) se pueden distinguir, Co-
munidades basadas en sus peculiaridades étnicas o culturales (País Vasco, Cataluña y Gali-
cia), regiones tradicionales (Andalucía, Aragón, Asturias, Canarias, Valencia, Navarra y Extre-
madura), provincias que accedieron a la autonomía (Cantabria, La Rioja, Madrid, Murcia), y
Comunidades conformadas de un modo improvisado cuya principal característica fue la au-
sencia de una identidad regional sólida (Castilla y León, y Castilla-La Mancha).
Elites y ciudadanos en Castilla y León:
un análisis de la congruencia de actitudes
en torno al proceso autonómico
Patricia Otero Felipe
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continuación de la arena política estatal, no sorprende la escasez de traba-
jos que se ocupen de la región castellano y leonesa.2
Castilla y León accedió a la autonomía bajo la fórmula conocida de “vía
lenta”, establecida en la Constitución de 1978, que significó, entre otras
cosas, transferencias competenciales a un menor ritmo y un calendario
electoral coincidente con el de Comunidades “no históricas”.3 Además, la
dinámica política no ha supuesto grandes contrastes respecto a la estatal, y
la competencia partidista en los años transcurridos desde su conformación
autonómica ha girado en torno a partidos de ámbito estatal. PP y PSOE, espe-
cialmente el primero, han mantenido un claro dominio electoral, dejando
un limitado espacio a partidos regionalistas.
Pese a ello, no cabe duda que la consolidación autonómica ha puesto
de manifiesto un protagonismo creciente del quehacer regional. De un lado,
por la progresiva asunción de competencias y con ellas el renovado papel
de las instituciones a nivel de la Comunidad cuyas decisiones y políticas
influyen ahora de forma más directa en la vida de los ciudadanos. También
porque es el nivel autonómico el principal responsable de la implementa-
ción de políticas diseñadas desde niveles de gobierno superiores (estatal o
europeo). Es en este contexto, donde la construcción autonómica se abre
como un relevante espacio de análisis.
En este sentido, el presente trabajo se interroga sobre el diagnóstico
del proceso autonómico castellano y leonés desde el punto de vista de los
representantes y sus representados. El balance que se lleva a cabo, está
centrado en cuestiones referentes a la organización territorial del Estado,
la valoración institucional autonómica, y la evaluación de los problemas
de la región, a partir de la explotación de datos procedentes de dos inves-
tigaciones que el Área de Ciencia Política de la Universidad de Salamanca
ha llevado a cabo. La primera de ellas sobre la opinión pública en la región
y una segunda que analiza las actitudes y valores de los representantes
autonómicos. De tal modo, el análisis busca los patrones de coincidencias
2 Se pueden citar como excepciones los análisis desde el punto de vista electoral en Al-
cántara y Martínez, la compilación de datos electorales de la región realizados por el Área de
Ciencia Política de la Universidad de Salamanca, VVAA (2004), así como los trabajos que han
abordado la elite regional, Ruiz Rodríguez et al. (2006). Se destaca además el trabajo sobre el
rendimiento de las Cortes regionales, Ramos Rollón y Ruiz Rodríguez (2003), o los estudios
sobre la opinión pública en la Comunidad, Barocyl 2005, Barocyl 2006, llevados a cabo por el
Equipo de Opinión Pública de Castilla y León de la misma Universidad.
3 Todas salvo Cataluña, País Vasco, Galicia y Andalucía, se encuadraron en esta denomi-
nación.
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o divergencias entre ambos grupos. Es decir, averigua en qué medida elites
parlamentarias y ciudadanos comparten las mismas actitudes y percepcio-
nes en relación a cuestiones que tienen que ver con el rendimiento de la
autonomía.
Son dos las razones principales que justifican el análisis: por un lado,
el diagnóstico que tanto ciudadanos y representantes castellanos y leone-
ses han realizado de los aspectos propios de la Comunidad supone una
primera aproximación, hasta ahora inexistente, de los vínculos entre re-
presentantes y representados a nivel autonómico, y por lo tanto, un acer-
camiento a la calidad de representación en la región.4 En segundo lugar, y
dadas las características del Estado español, el texto ofrece interesantes
pautas de comparación futura no sólo con otras Comunidades, sino con
otros niveles de gobierno. Tal y como ha sido señalado, el auge y consoli-
dación de los diferentes niveles de gobierno, implicaría el desarrollo de
diferentes procesos de representación (Grau y Méndez, 2006: 145).
Las preguntas a responder son: ¿en qué medida las valoraciones de los
representantes y los representados de la Comunidad guardan relación
hacia diferentes aspectos de alcance autonómico?, ¿qué temas se abordan
bajo el mismo prisma y cuáles entrañan diferencias sustanciales entre las
elites regionales y los ciudadanos? Una semejanza en las opiniones y acti-
tudes implicaría una más cercana representación de intereses y cierta
fortaleza de vínculos de los ciudadanos con sus representantes. Al contra-
rio, la distancia entre las preferencias de ciudadanos y elites parlamenta-
rias estarían indicando la debilidad en la coordinación de preferencias y,
además, vínculos articulados en menor medida en torno a cuestiones que
tienen que ver con la dinámica regional. Con este fin, en el análisis de los
datos se buscarán patrones de relación y explicación de discrepancias y
congruencias, en función de la adscripción partidista, ofreciendo una ima-
gen aproximada del estado de la representación política en la Comunidad.
El texto se organiza en cuatro secciones. A continuación se presenta
un breve marco analítico con las principales aportaciones de la literatura
en torno a la representación política y de manera específica, los trabajos
que han abordado la congruencia entre representantes y representados.
En un segundo momento, se ofrece un diagnóstico genérico de las actitu-
des elites-ciudadanos para observar la interacción entre ambos y se com-
4 Existen, en cambio, trabajos que han abordado el análisis de las preferencias y percep-
ciones de ciudadanos y diputados nacionales, en torno a diferentes aspectos relacionados con
la representación política. En Martínez (2006).

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