Las elecciones

AutorJosé Woldenberg
Páginas31-39

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¿Qué son las elecciones?

Las elecciones son el método a través del cual una comunidad, compleja y contradictoria, está en capacidad de elegir a sus gobernantes y legisladores. Este método permite no sólo la expresión y recreación de la diversidad política, sino su convivencia y competencia institucional, ordenada y pacífica. Pero las elecciones no son sólo un evento, sino también un proceso.

En las elecciones se manifiestan las preferencias de los ciudadanos, y para que esto sea posible es necesario un proceso constituido por una serie de etapas.

El proceso electoral: su importancia y valor

En el proceso electoral se concretan y concentran todos aquellos instrumentos que hacen posible la elección de gobernantes y legisladores en una nación. En él se manifiestan las opciones, ideas y fuerza de los actores, partidos o agrupaciones, pero también y sobre todo es en el proceso electoral donde se cristaliza la participación y la decisión de los ciudadanos.

Como señala Dieter Nohlen, el proceso electoral es el fenómeno institucional más frecuente y reiterado de la política en los Estados contemporáneos. En condiciones democráticas, expresa la obligación y el compromiso periódico por parte del Estado para la renovación de los diferentes órganos que lo constituyen: el Poder Legislativo y el Ejecutivo. En los procesos electorales, el Estado construye y propicia todas las condiciones humanas, materiales, organizativas y logísticas para la expresión de la pluralidad política organizada y el sufragio de los ciudadanos.

Así pues, podemos afirmar que el proceso electoral es el momento fundamental de participación política en las democracias modernas. Evidentemente, los procesos electorales no son la única forma de participación política democrática: la afiliación y la militancia a algún partido político, la pertenencia sindical o gremial, la influencia desplegada a través de los vehículos de la opinión pública o la colaboración en grupos de ciudadanos organizados en torno a fines sociales constituyen también otras posibilidades para incidir en los asuntos públicos. Pero el proceso electoral, especialmente en el momento del sufragio, convoca

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a una gran cantidad de ciudadanos, la mayoría de los cuales lo abordan como su única forma de participación política. En los procesos electorales se abre, periódicamente, la oportunidad de participar políticamente a gran parte de la población.

Alexis de Tocqueville observó que lo más admirable de los procesos electorales abiertos radica en sus efectos políticos, es decir, “en las energías que se desatan”, en el hecho de que “la patria, los intereses y los asuntos del Estado se dejan sentir por todas partes, dejan de ser ajenos a la masa e interesan a los hombres en el destino de su país”.

El proceso electoral es el fundamento más importante de la participación institucionalizada y es, por tanto, la forma de acción política a través de cuyo ejercicio teóricamente se universaliza la par ti cipación. Es decir, en el momento de la emisión del voto, cada ciudadano se encuentra en igualdad de condiciones frente a todos los demás; ante la urna, todos los ciudadanos se colocan en el mismo nivel político.

Puede decirse que los procesos electorales no se proponen de hecho sólo “reflejar” la realidad social, reproduciendo sus divisiones y desigualdades. Tienen la finalidad de trascender esas desigualdades dando vida a algo que llamamos ciudadanía. Con razón, Duverger afirma que “en el proceso electoral la desventaja de las clases sociales más bajas disminuye en relación con otras formas de participación activa”.

El hecho de que los procesos electorales puedan celebrarse en sistemas democráticos, autoritarios y aun en regímenes totalitarios deja en claro que el significado político de las elecciones no está dado de antemano, sino que depende del sistema político en el cual se contextualice; es el sistema político el que en realidad determina su importancia y función.

Elecciones competitivas, no competitivas y semicompetitivas

Lo anterior no quiere decir que el proceso electoral sea un mero “reflejo” de las condiciones políticas. De hecho, las elecciones pueden crear oportunidades de cambio político importantes; no obstante, para que esta hipótesis se haga realidad, es preciso cumplir con dos requisitos: el respeto a la voluntad contenida en los sufragios y que el votante tenga ante sí la posibilidad de elegir entre dos o más opciones. Si estas condiciones existen, podemos hablar de elecciones competitivas; si alguna de las dos falta, hablamos de elecciones no competitivas; pero si hay limitaciones o restricciones de diferente grado nos estaremos refiriendo a elecciones semicompetitivas o incluso no competitivas.

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Procesos electorales en los distintos contextos políticos

Nohlen propuso una útil distinción que subraya el significado distinto que adquiere la celebración de los procesos electorales en contextos políticos distintos:

Sistemas democráticos - Elecciones competitivas

Sistemas autoritarios - Elecciones semicompetitivas

Sistemas totalitarios - Elecciones no...

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