EHHH, PU...' Una mirada desde el punto de vista constitucional

AutorJulio Eduardo Sancliment Martínez
Páginas44-48

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Desde el estadio Jalisco, en los albores del siglo XXI, el futbol mexicano se ha visto inmiscuido en una dinámica negativa que consiste en insultar al guardameta rival cada vez que osa llevar a cabo —fundamental, aunque no exclusivamente— un saque de meta. Así, impunemente, la afición mexicana se ha conducido durante casi 20 años. Es momento de ser serios.

Durante mucho tiempo los mexicanos hemos sido víctimas de una gran cantidad de males y atropellos que nos han hecho ver nuestra suerte y que poco a poco hemos ido tratando de erradicar. Así, por ejemplo, con la promulgación de la Constitución de 1917 llegaron algunos derechos que pugnaban por la igualdad; en 1953 las mujeres obtuvieron —con Adolfo Ruiz Cortines— la primera oportunidad de ejercer el sufragio; en 2009 la Asamblea Legislativa del otrora Distrito Federal reconoció la posibilidad de llevar a cabo matrimonios entre personas del mismo sexo, y así — quisiera creer— un largo etcétera. La idea pareciera ser clara: una sociedad cada vez más incluyente a la que todos podamos pertenecer. Un Estado donde no se imponga la visión de algunos excluyendo la de otros es el camino para una democracia mejor y un México mejor, siendo que la manera de lograrlo pasa en gran medida por una Constitución abierta, incluyente y, sobre todo, respetada.

Otro mal que aqueja al futbol nacional es el de sentirse precisamente ajeno a la eficacia de la Constitución mexicana. Un claro ejemplo es el famoso “pacto de caballeros”, otro es que los equipos de la primera división nacional operan como “Club de Toby”, y si no, bastaría preguntárselo a Salvador Car-mona, quien “insultó” a los federativos demandando lo que creía justo ante los tribunales mexicanos… Como consecuencia de su actuación, nunca más volvió a jugar. Ejemplos van y vienen, pero hoy ocupa los reflectores de la Federación Internacional de Fut-

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bol Asociación (FIFA) el grito “¡Eeeeh puto!”, que ya ha traspasado las fronteras de la Liga MX y se ha hecho presente en el Campeonato Mundial de Futbol y, recientemente, en la Copa Confederaciones de Rusia. La FIFA ha tomado cartas en el asunto y ha multado en diversas ocasiones a la Federación Mexicana de Futbol (FMF) e incluso expulsó a algunos aficionados gritones del estadio durante la pasada Copa Confederaciones. No obstante las medidas adoptadas por el máximo organismo del futbol, sería bueno preguntarse si la FIFA es la que tiene el deber de enderezarnos la plana a los mexicanos y solucionar un problema que más allá de un jueguito donde 22 individuos corren tras una pelota, es un problema de discriminación hacia un grupo históricamente vulnerable. Sí, de discriminación. Discriminación en un país donde se ha maltratado al indígena, a la mujer, al bajito de estatura, al que tiene sobrepeso, al que tiene otra preferencia sexual, a todo el mundo. Y, dicho sea de paso, aunque algunos argumentan que la palabra en cuestión se utiliza en un tono lúdico cuando se está en el contexto futbolero, con esa palabra no se juega ni tampoco se debe usar “coloquialmente” y con diversas connotaciones, porque así se ha dañado y se sigue dañando a muchos seres humanos en México y en el mundo.

De ninguna manera la solución debe venir de Zúrich, sino de...

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