La educación como libertad humana

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Señores diputados:
“Si cuerdas faltan para ahorcar
tiranos, tripas de fraile tejarán mis
manos”.
Así empezaba yo mi discurso de de-
but en la tribuna de México hace al-
gunos años; y he citado esto para que
la asamblea se dé cuenta perfecta de
mi criterio absolutamente liberal.
Tengo fe altísima en la sabiduría, en la
serenidad y en la justificación de este
Congreso, probadas ya a través de las
tormentosas pasiones relampaguean-
tes a que ha dado lugar la discusión de
credenciales, discusión inútil y fecunda
que puso de manifiesto a la Repúbli-
ca este hecho halagador; la asamblea
constituyente, a pesar de naturales y
ligeros extravíos de iniciación, está a
la altura de su deber; el país puede es-
perar de ella rectitud, equidad, ponde-
ración, acierto y justicia.
Confiado, señores diputados, en estas
altas virtudes colectivas que reconoz-
co y aplaudo en vuestra soberanía,
vengo a combatir enérgicamente el
dictamen formulado por la comisión
de constitución acerca del artículo
3o.; dictamen paradójico que halaga
por de pronto nuestro radicar senti-
miento unánime en contra del cle-
ricalismo, pero que estudiado más a
fondo, resulta arbitrario, impolítico,
La educación como
libertad humana
Discurso pronunciado por el C. Alfonso Cravioto en la 12a. sesión ordinaria,
celebrada el miércoles 13 de diciembre de 1916.

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