Eduardo Ferrer MacGregor. Premio Nacional de Jurisprudencia 2018

AutorGerardo Laveaga
Páginas42-44

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Al otorgar el Premio Nacional de Jurisprudencia 2018, la Barra Mexicana resolvió poner en jaque a la tradición. No eligió a un abogado cuya avanzada edad exigiera un reconocimiento inmediato, sino a un académico de 50 años: el más joven que lo ha recibido hasta la fecha.

No escogió a un aguerrido activista sino a un padre de familia con cuatro hijos, que estudió su doctorado en la conservadora Universidad de Navarra, se especializó en la de Estrasburgo, disfruta el futbol y se enorgullece de ser un católico practicante.

Tampoco lo concedió a un consultor de prosapia o a un maestro del litigio que ya estuviera haciendo fila, en el escalafón, a la espera de turno para recibir la presea. No.

Eduardo Ferrer MacGregor es un jurista tijuanense que, si hoy no ocupara la presidencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sería un profesor por oposición en la Facultad de Derecho de la UNAM y un investigador nacional, nivel III, del CONACyT, dedicado a profundizar en los temas que han ocupado su vida académica: el Derecho procesal constitucional y la defensa de los derechos humanos.

¿Por qué votó en este sentido nuestro colegio? Difícil afirmarlo, pero irresistible aventurarlo: porque a la Barra Mexicana ya no le basta agrupar en su seno a los mejores abogados de México. Porque ya no se siente satisfecha siendo guardiana del statu quo.

La Barra quiere comprometerse con las causas más nobles de la profesión y pretende que esto

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quede claro. Clarísimo. Entre estas causas —quién lo duda— está la protección de los derechos humanos.

Estos derechos atraviesan, hoy día, una crisis en todo el mundo. Para expresarlo en pocas palabras, están bajo asedio. El nacionalismo, que creíamos en vías de extinción, ha vuelto con uno de sus rostros más abominables: la xenofobia.

Con el pretexto de preservar la soberanía, muchos gobernantes discriminan, humillan, encarcelan, torturan y asesinan a hombres, mujeres y niños que estorban sus designios. El empobrecimiento de la población es el menor de los males.

En una cápsula que podemos ver en YouTube, The Economist alerta sobre las escandalosas prácticas que están proliferando en China, Hungría, Rusia y Turquía, donde sus líderes dinamitan al Poder Judicial y a la prensa, persiguen a la oposición y culpan al “otro” —al extranjero— de ser la causa de los problemas nacionales.

En el ámbito jurídico, inquietan instrumentos como el Margen de Apreciación Nacional o la Doctrina de Identidad...

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