EDITORIAL

Páginas3-3
La Barra 111 Febrero - Septiembre 2020
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La elaboración atípica y extemporánea de este ejemplar de La Barra es el resultado,
como el resto de nuestras actividades, de la denominada “nueva normalidad”,
que no es más que el eufemismo con el que las autoridades sanitarias y políticas
de todo el orbe intentan, de forma que no se propague una histeria general, designar al
absoluto desconcierto y estupor resultantes de la pandemia mundial por el COVID-19
que, en adición a la irreparable pérdida de vidas y de las demás secuelas en materia
de salubridad general que desafortunadamente todavía no terminamos de cuanticar a
cabalidad, ha provocado que todos aquellos axiomas sobre los que sustentábamos nuestro
quehacer cotidiano, tengan ahora que ser analizados como meros postulados a partir de
los cuales se construyan nuevos paradigmas de desarrollo personal y de convivencia
familiar, social y laboral.
En todo el planeta hemos visto como la enfermedad se ha ensañado más con los que
menos tienen y viven literalmente al día y en condiciones de hacinamiento familiar y
quienes, por consiguiente, han tenido menos posibilidad de observar las recomendaciones
de “sana distancia” y de connamiento doméstico, y que en todos los rincones del mundo
ha provocado fuertes cuestionamientos a los mecanismos y resortes a los que responde
la justicia distributiva en materia económica y de bienestar social.
En el caso especíco de nuestra profesión hay sectores, como el de la impartición
de justicia, que se han visto severamente afectados con la suspensión de labores
prácticamente absoluta y prolongada de los poderes judiciales federales y estatales
y que, aunque han dejado proyectos muy importantes como el de los colectivamente
llamados “juicios en línea”, ha tenido un impacto negativo incalculable en materia de
impartición de justicia pronta y expedita, y ha agravado los importantes rezagos que ya
existían en muchos órganos jurisdiccionales.
A pesar de las innegables virtudes de la “justicia en línea”, es necesaria una gran
cruzada nacional contra el rezago en la impartición de justicia, igual a las que se han
organizado en los sectores de la salud y de la educación, y en la que la Barra Mexicana,
Colegio de Abogados debe desempeñar un papel protagónico, para que México deje de
vivir bajo el proverbial agelo de que “la justicia demorada es justicia denegada”, que
históricamente nunca ha sido confrontado en nuestro país con la seriedad que la gravedad
del caso requiere, y que implicaría que todos los servidores públicos relacionados con
las actividades de contenido eminentemente jurídico, en todas las especialidades y
niveles de gobierno, emularan aunque fuera en parte el comportamiento heroico que
han demostrado sus homólogos en el área de la sanidad.
Como consecuencia del retraso en la emisión de este número, es hasta ahora que podemos
presentar en nuestra portada la imagen de Héctor Herrera Ordóñez como Presidente
del Consejo Directivo del Colegio para el bienio 2020-2021, a quien le corresponderá
conducir los trabajos del Colegio que respondan a los retos que esta “nueva normalidad
legal” nos plantea, y a quien le agradecemos la desinteresada aportación de su tiempo
y su esfuerzo, estando seguros de que continuará su trabajo con el mismo éxito con el
que ya lo ha hecho.
EDITORIAL

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