Editorial
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Editorial
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) dejó a la consideración de cada país
la elección de la fecha para la conmemoración del Día del Niño; en México se
eligió el 30 de abril, pues coincide con la firma de la Declaración de Ginebra en
1924, la cual estableció las garantías de los infantes.
Si bien, el acto de celebración es alentador para los niños, es también importante que
esta fecha sirva para concienciar a la población sobre los problemas que enfrentan
cotidianamente tales como la trata, la explotación, los embarazos adolescentes y la
violencia escolar, entre los más urgentes de resolver.
No obstante, es posible aminorar estas problemáticas al momento que las autorida-
des y la población enfrenten los retos en torno a este sector, entre éstos, reconocer
a los niños, las niñas y los adolescentes como sujetos de derecho, es decir, respetar
y proteger su dignidad y calidad de ciudadanos, así como el ejercicio de sus dere-
chos. Asumir también que las obligaciones de los titulares de deberes corresponden
al Estado y sus funcionarios o autoridades, quienes deberán actuar en todo momento
bajo el principio del interés superior del niño, de manera que se permita la satisfac-
ción integral de sus derechos.
Pero sobre todo es primordial fortalecer los vínculos familiares, ya que la familia es el
núcleo que debe generar las condiciones para que los niños crezcan en un ambiente
que por naturaleza les brinde la formación humana para el ejercicio libre y respon-
sable de sus derechos humanos. Siendo que el derecho a tener una familia les brinda
seguridad y sentido de pertenencia.
Ahora bien, los días conmemorativos como éste y otros como los que se retoman en
este número: el Día Mundial de la Salud, el Día Mundial sobre la Concienciación del
Autismo y el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, deberán no sólo ser fechas
para recordar su instauración, sino alentarnos a tomar conciencia sobre los retos que
nos exigen cada uno de los temas que se celebran en las fechas estipuladas.
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