Edénico y adánico

AutorAndrés Henestrosa
Páginas373-375
cieron Efraín Huerta, Octavio Paz, Rafael Solana, Alberto Quintero Álvarez,
hasta los de la última hora o sea de la revista Metáfora, como Antonio Silva
Villalobos, para citar un nombre. En el prólogo respectivo, el antólogo explica
lo que entiende por poesía y el papel que la poesía desempeña en la vida de
los pueblos, y luego traza un breve juicio acerca de cada uno de los poetas que
selecciona. Juicios tajantes, a ratos justos, en ocasiones, equivocados. A veces,
elogios; a veces, diatribas. Señalemos un ejemplo de estos casos. Citemos el
que se refiere a Rubén Bonifaz Nuño, de veras una de las más altas promesas
de nuestra lírica joven. “Bonifaz Nuño se entretiene en labrar poemas con tan
minucioso cuidado que olvida que en ellos debe latir poesía. Tan exagerado
formalismo hace que su poesía dé la impresión de estar refrigerada, perdiendo
autenticidad poética y función justificable, ya que el poema no debe ser –ni
puede– un teorema y nada más, sino unidad intrínseca entre el fondo y la
forma, alma y cuerpo lo más posible humanizados.
Y ahora veamos un juicio justo, sereno, en elogio de otro de los valores
jóvenes: “Miguel Guardia dejó, acertadamente, el camino de lo agradable y
romántico para amacizar, en sorprendente cambio, una de las voces más fuer-
tes de la poesía joven, tanto, que no sólo queda en ‘emotiva sensibilidad que
despliega en sus poemas de verso libre’, sino que ahora, además, construye con
raíz esteticista y humana sin olvidar su relación con las cosas que van fluyendo
e influyendo su sensibilidad.
Poetas jóvenes de México reúne hasta veintisiete poetas, representados con
uno o hasta cinco poemas, abundando los de tres y cuatro. De cada uno Jesús
Arellano nos da una breve nota bio-bibliográfica, lo que viene a dar un nuevo
valor a su trabajo. Es alentador descubrir que la lírica mexicana actual cuente
con un número muy alto de poetas verdaderos, no obstante los jóvenes que son
muchos de ellos. El tiempo, el estudio, la persistencia en la vocación, va a con-
vertir a muchos de ellos en los grandes poetas de mañana, qué duda cabe.
26 de febrero de 1956
Edénico y adánico
Si no lo conociéramos, si no estuviera aquí junto a nosotros, se podría decir,
ante sus cuadros, que José García Narezo era un hombre de edad; tal es la
AÑO 1956
ALACE NA DE MINUCI AS 373

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