Edad y profesión de los gobernantes de allá y de aquí

AutorJosé E. Iturriaga
Páginas277-289
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Se ha dicho que la edad posee síntomas psicológicos inconfundibles y que
en materia de gobernantes la juventud a menudo acompaña a la innova-
ción creadora, si bien existe el peligro de que la inexperiencia del joven lo
conduzca a la improvisación o a la frivolidad, con resultados negativos a
la postre para su comunidad.
Quizá por ello el artículo II, sección 5° de la Constitución norteameri-
cana exige que no pueda ser presidente quien no hubiere cumplido los 35
años de edad. Es decir, una juvenil madurez.
Se ha dicho asimismo que la edad madura, cercana a la tercera edad
del gobernante, podría conducirlo a una prudencia paralizadora.113
*Como varios gobernantes accedieron al poder varias veces, aquí sólo consignamos la
edad que tenían cuando empezó su primer gobierno.
113No creo que esté fuera de lugar la transcripción de algunos párrafos escritos hace 19
años en un artículo que se llamaba “Porfirio Díaz y Ronald Reagan”, aparecido en El Día el 25
de octubre de 1984:
“Porfirio Díaz al rebasar los 70, enfermaba con frecuencia. Padecía olvidos mortificantes
y somnolencias embarazosas frente a sus interlocutores cuando despachaba los negocios
públicos: ya asomaban en él los síntomas de una arterioesclerosis en marcha… La senectud
de Díaz los llevó a la ceguera y a la sordera política, tal como acontece con el valetudinario
Reagan quien, para mostrar que no se encuentra en estado decadente, reta a su opositor a
jugar unas vencidas de manos, no sin mancillar así el decoro de su investidura presidencial.
El periodista Lewis afirmaba que ‘esto se patentizó cuando millones de estadounidenses
vieron a un presidente que divagaba en sus respuestas incoherente y confundido’… Hoy
es evidente el vacío en la Casa Blanca en varias áreas vitales de la política exterior”. En otro
párrafo de mi artículo decía esto: “ese César maquillado desde su época de actor, deuteragonista
en los filmes y ascendido a protagonista de la Historia Universal por distracción y apatía de
sus conciudadanos que lo eligieron, ha dicho que ‘los ancianos sirven para corregir los
errores de los muchachos’”.
Edad* y profesión de los gobernantes de allá y de aquí

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