Durango 1931-1933

AutorCarlos Macías
Páginas287-302
IX. DURANGO [1931-1933]
PRESENTACIÓN
En la mayoría
de
las
entidades
del
país, la
fundación
del Partido Nacio-
nal Revolucionario modificó
de
manera
ostensible la
estructura
del po-
der
político
interno.
Una
nueva
y decisiva instancia
de
representación
ciudadana
y
de
acción electoral ingresaba a la lid política,
con
objeto
de
seleccionar e
impulsar
candidatos,
defender
el
programa
oficial y disci-
plinar la tentación
por
el
poder
de
los jefes
de
Operaciones
Militares.
La
buena
fortuna
de
que
gozó
en
términos
generales el proyecto integra-
dor
del
PNR
en
sus
primeros
años, al
congregar
a
una
enorme
cantidad
de
fuerzas,
chocó
con
la
peculiaridad
del caso
duranguense.
Esto es,
en
Durango,
al
contrario
de
lo
que
sucedió
en
casi todos los estados
del
país, los
primeros
candidatos
locales del PNR
-tanto
a
gobernador
co-
mo
a
diputados-
no
recibieron
el espaldarazo
del
poder
central: resul-
taron
derrotados
por
el
minúsculo
Partido Institucional
Durangueño.
Antes
de
esbozar el
proceso
que
dio
lugar
a tan
inesperado
descala-
bro
del PNR, y con
objeto
de
explicar la singularidad del maximato
en
Durango, es
menester
acudir
a los
antecedentes
de
la política local. Sin
duda,
el suceso
que
durante
el callismo
ocasionó
discordia y división
entre
los partidarios
del
régimen
re'::olucionario
en
la
entidad,
lo cons-
tituyó la tentativa reeleccionista
de
Alvaro
Obregón.
En
su carácter
de
candidato a la
Primera
Magistratura, el
propio
general
Obregón
testifi-
la frialdad inicial
con
la
que
el
pueblo
duranguense
recibió la campa-
ña
reeleccionista, al visitar la
entidad
en
abril
de
1928. Y
si
bien
es cierto
que esa gira sirvió
para
reforzar
un
poco
la rala actividad propagandís-
tica
de
sus simpatizantes, la realidad fue
que
la
opinión
general
se sintió
desalentada
cuando
el divisionario
sonorense
anunció
su respaldo a la
candidatura,
para
gobernar
el estado,
de
Juan
Gualberto
Amaya frente
a la del
experimentado
político Alberto
Terrones
Benítez.
Amaya
-nacido
en
el
municipio
septentrional
de
El
Oro-
contaba
con
una
amplia
trayectoria militar, casi
siempre
a las
órdenes
del
gene-
ral
Obregón;
pero
su
currículum
no
registraba
ni
por
asomo
alguna
participación
política
de
relieve.
En
sus inicios
en
el ejército,
había
combatido
a favor
de
Carranza,
luego
se
había
tornado
partidario
del
Plan
de
Agua
Prieta
y
en
1923-1924
llegó
a
destacarse
derrotando
delahuertistas,
por
lo
que
obtuvo
el
grado
de
general
de
brigada.
287
288 FIGURAS DEL PODER
POLÍTICO
REGIONAL [1920-1935]
El
abogado
Terrones
Benítez,
en
cambio,
era
visto
(junto
con
Pastor
Rouaix)
como
uno
de
los políticos
duranguenses
de
mayor
prestigio y
reconocimiento.
Había
fundado
el
Sindicato
de
Campesinos
Agraristas
(del
que
llegaría a
ser
presidente
entre
1917 y 1930) y
actuado
como
diputado
al
Congreso
Constituyente.
En
1927,
siendo
senador,
formaba
parte
del Bloque Antirreeleccionista
de
la
Cámara
de
Senadores, el mis-
mo
que
se
integró
ex
profeso
para
oponerse
a las aspiraciones presiden-
ciales del
general
Obregón.
1 El motivo
de
la descalificación política
de
que
fue objeto
Terrones
Benítez, radicaba,
en
la
postura
antirreeleccio-
nista
que
sostenía. De
nada
le valió iniciar su
campaña
como
candidato
a
gobernador
de
Durango,
con
el apoyo del Sindicato
de
Campesinos
Agraristas,
pues
en
poco
tiempo sería víctima
de
las "incongruencias
de
la política
de
aquel tiempo"'.!
-como
diría
el
propio
constituyente.
Por
órdenes
provenientes del
centro
del país, se le secuestró y se le
condujo
en
tren
militar a
un
cautiverio lejano
(en
Zitácuaro, Michoacán)
duran-
te 1 O días, y al ser liberado se le instruyó
para
que
permaneciera
por
tiempo indefinido
en
la
ciudad
de
México. ,
Así
las cosas, al sobrevenir el asesinato
del
presidente
electo Alvaro
Obregón,
el estado
de
Durango
experimentó
una
situación
de
inestabi-
lidad similar a la
ocurrida
en
Chihuahua.
Cierto
que
no
resultó
tan
tormentosa
la
jornada
electoral
que
llevó a la
gubernatura
al
candidato
del general
Obregón,
Juan
Gualberto
Amaya;
pero
las dificultades apa-
recieron
apenas
meses después, al
desencadenarse
el
pronunciamiento
de
José
Gonzalo Escobar
en
la vecina
ciudad
de
Torreón,
en
marzo
de
1929.
Con
la
bandera
agonizante
del
obregonismo,
el
gobernador
Amaya
reunió
un
sustancial
contingente
y lo
puso
a disposición
del
mo-
vimien to rebelde.
Por
órdenes
de
Escobar, las fuerzas
del
gobernador
emprendieron
la
marcha
hacia el
sur
del
país
en
compañía
del
jefe
de
Operaciones
Militares, Francisco Urbalejo. Sin
embargo,
ambos
resul-
tarían
derrotados,
primero
en
la estación Cañitas, Zacatecas, a
manos
de
las fuerzas del
general
Lázaro
Cárdenas
y,
posteriormente,
en
el
sur
de
Chihuahua
por
los agraristas
armados
del
lugar.
Paradójicamente,
dos
días
después
de
la sublevación
del
general
y
gobernador
Amaya, la comisión
permanente
del
Congreso
de
la
Unión
decidió
designar
como
gobernador
provisional
del
estado
a
quien
meses atrás
había
sido vetado
por
las
más
altas
autoridades
de
la
Fede--
1 Los rasgos biográficos
de
los personajes
mencionados
en
esta
presentación
provienen
de
Pastor
Ruaix,
Diccionario geográfico, histórico y biográfico del estado de Durango, México, Instituto,
Pai;iamencano
de
Geografía e Historia, 1946.
2 Alberto
Terrones
Benítez, Anecdotario político
de
Durango,
Gómez
Palacio, Casa
de
la
Cultura
de
Gómez Palacio, 1986, p. 24. Según
Terrones
Benítez, el
Sindicato
de
Campesinos
Agrícolut
que
él dirigía
era
en
1928 "el
único
sector político
organizado
(en
Durango)
con
la
suficien&e.
fuerza
para
actuar
en
la
lucha
electoral."

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