Don Luis de la Rosa

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Don L uis de la Rosa1
DEPLORABLE Y mucho es que, precisamente
cuando se trata de los hombres más pro-
minentes en nuestra historia, se tropiece
con mayores dificultades para escribir su
biografía. Zarco mismo, que compartió con
D. Luis de la Rosa las tareas del periodismo
y que militó a su lado en las luchas políti-
cas, no pudo reunir los datos que deseaba
para referir los hechos todos de varón tan
distinguido, cuando ocurrió la muerte de
éste. Aplazó para mejores días aquel traba-
jo, y sorprendióle también la muerte sin ha-
ber llegado a desempeñarlo. En vano hemos
intentado nosotros llenar los vacíos que se
notan en la necrología escrita por Zarco; las
personas a quienes hemos acudido nos han
hecho promesas de obsequiar nuestros de-
seos, y nada más. Si algún día las cumplen,
1Tomamos esta biografía de la galería de “Mexicanos
Distinguidos” por el Sr. D. Francisco Sosa, que ha estado
publicando El Combate, semanario liberal. A ello nos obli-
ga la dificultad que el editor de la presente obra tuvo para
adquirir directamente datos sobre la vida de Don Luis de
la Rosa; dificultad que tuvo el mismo Zarco a raíz de la
muerte del biografiado y con la cual tropezó también el
autor de éstas que nosotros reproducimos según se expre-
sa en el principio de ella.
completaremos los breves apuntamientos
que hoy damos a luz, prefiriendo esto a omi-
tir el nombre de D. Luis de la Rosa en esta
galería biográfica.
Nació el Sr. De la Rosa en Pinos (Estado
de Zacatecas). Por su precoz capacidad, por su
afición a la literatura, por su carácter profunda-
mente observador y meditativo y por su amor
sincero a la libertad, distinguióse desde su ju-
ventud, haciendo una brillante carrera literaria.
El periodismo fue el que ofreció a D. Luis
de la Rosa vasto campo para dar a conocer
su talento, su instrucción y sus arraigadas
ideas democráticas. La Estrella Polar y El Fan-
tasma fueron las primeras publicaciones por
él redactadas y que le valieron disgustos y
dificultades sin cuento en Guadalajara, don-
de por aquella época residía.
En seguida le vemos colaborando efi-
cazmente a la reconstrucción de su Estado
natal cerca del ilustre gobernador D. Fran-
cisco García (1828 a 1834) y representando
al mismo Estado no sólo en la legislatura,
sino también en la coalición que tenía por
objeto salvar las instituciones republicanas.

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