Walter Benjamin y el proyecto (no realizado) de una tesis doctoral sobre el concepto de "tarea infinita" en la filosofia de la historia de Kant.

AutorAbadi, Florencia

Resumen: En este trabajo se investigan cuáles fueron las razones de Benjamin para proyectar su tesis doctoral sobre el concepto de "tarea infinita" en la filosofía de la historia de Kant, así como los motivos por los que abandonó ese plan. Se destaca la influencia decisiva de Hermann Cohen en este intento, así como las diferencias entre sus concepciones del mesianismo, y se muestra que en los esbozos de aquel proyecto doctoral frustrado se encuentra en germen la aspiración benjaminiana de fundamentar el conocimiento en una concepción mesiánica de la historia. Además, se sostiene que, con este fin, Benjamin reelaboró la noción de "tarea infinita" en relación con una exigencia de redención que fundamenta la esfera cognoscitiva.

Palabras clave: mesianismo, temporalidad, conocimiento, Cohen, redención

Abstract: In this paper we investigate the reasons which led Benjamin to project his doctoral dissertation on the concept of "infinite task" in Kant's philosophy of history, as well as the motives behind his subsequent abandonment of that project. We stress both the crucial influence of Hermann Cohen behind Benjamin's expectations and the differences between their conceptions of messianism. Our aim is to show that the outlines remaining from Benjamin's frustrated doctoral project contain the seeds of his lasting aspiration to lay the foundation of knowledge in a messianic conception of history. With this intention, we maintain, Benjamin interprets the notion on "infinite task" in connection with a demand of redemption that grounds the cognitive sphere.

Key words: messianism, temporality, knowledge, Cohen, redemption

  1. Introducción

    El vinculo de Benjamin con la filosofía de Kant fue descrito con acierto por Adorno como "profundo, ligeramente de anticuario". (1) Benjamin abordó la obra kantiana desde su juventud, y la presencia de esta lectura puede reconocerse con claridad desde sus escritos más tempranos en 1912 hasta, al menos, el año 1920, para hacerse casi imperceptible en su obra de madurez. Durante ese periodo, el neokantismo ocupaba un espacio relevante en las universidades alemanas, lo que propició el contacto de Benjamin con las teorías de sus referentes principales, y en particular con las de Hermann Cohen, quien influyó de manera decisiva en su lectura de Kant. (2)

    El año 1917 puede considerarse especialmente relevante en esa temprana recepción de Kant. En una carta de octubre de ese año a Gershom G. Scholem, Benjamin expresó su voluntad de realizar su tesis de doctorado acerca de los escritos de Kant sobre la historia, que aún no había leído, pero en los que esperaba encontrar la clave para desarrollar la filosofía del porvenir. (3) Poco después delimitó el tema con mayor precisión y manifestó su intención de abordar el concepto de "tarea infinita". (4) Benjamin abandonó ese proyecto luego de leer dos textos de Kant: Ideas para una historia universal en clave cosmopolita y Hacia la paz perpetua. La tesis presentada a la Universidad de Berna en 1918 versa, finalmente, sobre el concepto de crítica de arte en el Romanticismo temprano. ¿Qué despertó el interés de Benjamin por los escritos de Kant y qué lo hizo decaer? ¿Qué influjo tuvo el neokantismo de Cohen en esa aproximación a Kant? ¿Por qué se propuso abordar la filosofía de la historia kantiana, y por qué el concepto de "tarea infinita"?

    A pesar de que algunos lectores importantes de Benjamin destacaron temprano la relevancia de Kant en su pensamiento (como Theodor W. Adorno y Rolf Tiedemann), (5) los trabajos que abordan el vínculo entre ambos filósofos son escasos. Astrid Deuber-Mankowsky Támara Tagliacozzo y Pierfrancesco Fiorato han estudiado la relación de Benjamin con el kantismo haciendo hincapié en el neokantismo de Marburgo. (6) Por su parte, Howard Caygill y Olgária Matos han examinado algunos aspectos de la relación con Kant (especialmente la recusación de su noción de experiencia). (7) Otros pocos críticos han dedicado su atención a este tema, aunque de manera periférica o parcial, (8) o desde perspectivas completamente alejadas de la recepción temprana. (9) Sin embargo, el proyecto de doctorado que Benjamin había planeado sobre el concepto de "tarea infinita" no ha sido indagado en detalle por la crítica, ni en las expectativas que lo originaron ni en las razones que hicieron que fuera abandonado. En el presente trabajo abordaremos estas cuestiones con el propósito de mostrar que en los esbozos en torno a ese proyecto se encuentra en germen el proyecto del propio Benjamin de fundamentar la teoría del conocimiento en una concepción mesiánica de la historia. En efecto, el interés de Benjamin por el concepto de tarea infinita se vincula con los orígenes de su concepción mesiánica del tiempo, de la historia y del conocimiento en general. Nuestro análisis seguirá los siguientes pasos: 1) un examen del origen del interés de Benjamin por Kant en el ámbito de la teoría del conocimiento (las nociones de doctrina, crítica y unidad sistemática) y de las razones que lo condujeron a la filosofía de la historia; 2) una indagación de la apropiación benjaminiana de la categoría de "tarea infinita" en dos fragmentos de 1917, indicando la relación que se establece con los usos kantiano y coheniano y, finalmente, 3) un examen de los motivos por los cuales Benjamin decidió abandonar tal proyecto doctoral sobre Kant.

  2. Dela teoría del conocimiento a la filosofía de la historia

    La plasmación más comprensiva de las reflexiones de Benjamin en torno a la filosofía kantiana la encontramos en "Sobre el programa de la filosofía venidera", un escrito sobre teoría del conocimiento redactado en su mayor parte en noviembre de 1917--en los meses en que planeó su tesis sobre Kant-. (10) Allí sostiene que la justificación del conocimiento, que otorga la más alta dignidad a la filosofía, ha sido abordada en la filosofía reciente únicamente por Kant. (11) La tarea central de la filosofía del porvenir consiste entonces--según afirma--en poner en relación las propias intuiciones sobre la época contemporánea con el sistema kantiano. Sin embargo, la mayor parte del escrito se orienta a criticar la concepción kantiana. La filosofía debe continuar el camino de la crítica del conocimiento trazado por Kant, pero no sin recusar 1) el concepto kantiano de experiencia--que considera "de grado cero" o sin contenido, procedente de las ciencias naturales y adoptado por Kant en el marco espiritual-epistemológico ilustrado--y 2) el papel otorgado al sujeto en el proceso cognoscitivo, que debe reconsiderarse en pos de construir una esfera del conocimiento independiente de aquél. En este sentido, Benjamin estima prioritario ocuparse del lenguaje (en la dirección de las críticas de Hamann a Kant), donde cree hallar una neutralidad respecto de la dicotomía entre sujeto y objeto. La noción de experiencia debe ampliarse para abarcar el ámbito de la religión y como también sugiere, el de la historia.

    Según se desprende de su intercambio epistolar con Scholem, la importancia que adjudica a Kant se basa en que vio en su sistema el germen de una concepción de la filosofía como "doctrina" (Lehrej, concepto que determinó por aquella época sus reflexiones sobre la disciplina filosófica y su relación con la religión: "la más profunda típica del pensamiento de la doctrina la comprendí siempre en sus [de Kant] palabras y pensamientos". (12) En sintonía con el vínculo que la tradición judaica establece entre la doctrina--contenido lingüístico de las Escrituras- y la Kabbalah--las interpretaciones y comentarios de esa letra transmitidas a lo largo de la historia-, (13) para Benjamin la obra kantiana representa nada menos que la doctrina, un texto (casi) sacro que debe interpretarse en su letra y revitalizarse en la transmisión. No es casual que haga explícita su intención de estudiar la terminología del sistema kantiano, la cual juzga "esotérica":

    Su terminología [de Kant] es mística, está absolutamente determinada por la aspiración de dar a los conceptos transmitidos por ella desde el origen la carga simbólica, la modesta enaltecedora dimensión del auténtico conocimiento [...]. Toda meticulosidad es sólo orgullo respecto del misterio de éste su nacimiento, misterio que la crítica no es capaz de eliminar, aunque no lo comprenda. Esto es la esotérica de Kant. (GS, VI, p. 39)

    En este sentido, Benjamin sostiene que los románticos no se alejan de Kant al atribuir al concepto de crítica un significado "casi mágico" (GS, I, 1, p. 51). Lejos de la idea de que la filosofía debe "crear" conceptos, Benjamin sostiene que ésta trabaja sobre los términos que se encuentran presentes en la tradición. La obra kantiana está destinada al movimiento y al devenir tal como exige el concepto judío de tradición (Kabbalah): por lo tanto, debe continuarse, pero también transformarse.

    Evidentemente, esta defensa de la tradición en la esfera del conocimiento no parece coincidir con el espíritu ilustrado kantiano; ni qué decir de la comprensión de la filosofía a la luz de características propias de la esfera religiosa. Si consideramos estos aspectos, resulta adecuado el señalamiento de Vicente Jarque de que era "poco propicio" buscar en el marco kantiano el concepto de doctrina. (14) Sin embargo, la lectura que hace Benjamin de Kant a la luz de la noción de doctrina retoma un concepto que resulta cardinal en la filosofía kantiana: la unidad sistemática del conocimiento. Según comenta Scholem, "en ocasiones [Benjamin] hacía indistintos los términos sistema y doctrina". (15) La unidad sistemática del conocimiento se encuentra íntimamente ligada con una lectura antipositivista de Kant (como señala Gérard Lebrun, con el positivismo la idea de unidad sistemática "deviene supérflua e incluso quimérica"). (16) Benjamin creía que en este sentido debía reinterpretarse el papel de las ideas en el sistema kantiano; éstas constituyen, según considera, símbolos de aquella unidad. Como sugiere Tagliacozzo:

    en las ideas de la razón...

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