Un discurso para reflexionar

AutorBernardo Pérez Fernández del Castillo
CargoUn discurso para reflexionar
Páginas409-412

Tomás Moro, político y pensador inglés (Londres, 1478-1535) fue decapitado por orden de Enrique VIII y elevado a los altares en 1935

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Tomás Moro

(Fotografía en Documento Pdf)

Juan Pablo II lo nombra patrón de los políticos a petición de centenares de jefes de Estado, jefes de Gobierno y ministros de numerosos países, partidos políticos y diferentes personalidades religiosas, el 31 de octubre del 2000, día en que se presentó el Jubileo de los políticos. Con tal motivo pronunció el discurso que a continuación se transcribe:

"1. Me alegra recibirles en esta audiencia especial, ilustres gobernantes, parlamentarios y administradores públicos, venidos a Roma para el Jubileo. Les saludo con deferencia, a la vez que agradezco cordialmente a la presidenta del Senado de Polonia, señora Grzeskowiak, la felicitación que me ha expresado en nombre de la Asamblea; al presidente del Senado de la Argentina, Mario Losada y al presidente del Senado Italiano, senador Nicola Mancino, que se han hecho intérpretes de los sentimientos comunes. Deseo expresar mi agradecimiento también al senador Francesco Cossiga, activo promotor de la proclamación de Santo Tomás Moro como patrono de los gobernantes y los políticos. Así mismo, saludo a las otras personalidades, entre ellas, al señor Mijail Gorbachov, que han tomado la palabra. Doy la bienvenida de manera especial a los jefes de Estado presentes.

"Este encuentro me ofrece la oportunidad de reflexionar con ustedes -teniendo en cuenta las mociones precedentemente presentadas- sobre la naturaleza y la tiana, que es la virtud propia del político cristiano, la que le indique cómo comportarse para que, por un lado, no desoiga la voz de su conciencia rectamente formada y, por otro, no deje de cumplir su tarea de legislador. Para el cristiano de hoy, no se trata de huir del mundo en el que le ha puesto la llamada de Dios, sino más bien de dar testimonio de su propia fe y de ser coherente con los propios principios, en las circunstancias difíciles y siempre nuevas que caracterizan el ámbito político. Page 410

"5. Ilustres Señores y Señoras, los tiempos que Dios nos ha concedido vivir son en buena parte obscuros y difíciles, puesto que son momentos en que se pone en juego el futuro mismo de la humanidad en el milenio que se abre ante nosotros. En muchos hombres de nuestro tiempo domina el miedo y la incertidumbre: ¿hacia dónde vamos? ¿cuál será el destino de la humanidad en el próximo siglo? ¿a dónde nos llevarán...

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