Dilemas éticos y jurídicos en torno a los embriones humanos congelados

AutorDora García Fernández
Páginas28-30

Page 29

Los llamados embriones sobrantes o supernumerarios son aquellos embriones humanos fecundados con las técnicas de fecundación in vitro en número que excede la posibilidad de su transferencia al útero materno. Estos embriones, que no son implantados, son congelados para su conservación y futura utilización.

La forma en que se fecundan los embriones sobrantes y su excesiva acumulación es lo que suscita una serie de consideraciones que merecen una profunda reflexión tanto ética como jurídica.

Haciendo un poco de historia, los primeros estudios sobre congelación de embriones se realizaron hace 50 años; en ese entonces se experimentó con embriones de animales. Pero fue en 1983 cuando un equipo australiano logró desarrollar una técnica de congelamiento, crioconservación o criogenización de embriones humanos, lo que permitió conservar los embriones sobrantes o supernumerarios para posteriores transferencias.1 La criopreservación consiste en congelar lentamente los embriones. Este proceso requiere un congelador de nitrógeno líquido y el uso de anticongelantes celulares. Los embriones son almacenados y sumergidos en nitrógeno líquido a 196º C bajo cero hasta que son descongelados. La conservación en frío se basa en el hecho de que las reacciones químicas (metabólicas) ocurren más lentamente a medida que desciende la temperatura. A temperaturas por debajo de los 140º C se detiene toda actividad biológica.2

Entonces, los embriones fecundados in vitro en número que excede la posibilidad de una transferencia simultánea al útero son congelados con la intención de repetir la técnica de transferencia de embriones, en el caso, muy frecuente, de que fracase la primera tentativa; en otros casos se donan para investigación o se dan en adopción a otras parejas.3

Con respecto al número de embriones que se han de implantar, existen distintas posiciones. Algunos médicos optan por implantar todos los embriones, para no enfrentarse a problemas éticos, confiando en que la sabia naturaleza hará la selección; pero esta decisión conlleva problemas médicos pues transferir un número elevado de embriones pone en riesgo la vida de la madre y de los hijos.4

La mayoría de los especialistas ha decidido que se implante el número máximo tolerable para un embarazo con éxito; aunque no se ponen de acuerdo en el número ideal de embriones por implante, se transfieren tres y excepcionalmente cuatro, pero la tendencia es implantar sólo dos y excepcionalmente tres.

Al respecto el Comité Consultivo Nacional de Ética para las Ciencias de la Vida y de la Salud francés, recomienda el implante de dos embriones como número óptimo. La Ley sobre Protección de Embriones de Alemania, en su artículo 1º, penaliza a quien pretenda implantar, en un mismo ciclo, más de tres embriones en una misma mujer o intente fecundar más óvulos de una mujer de los que se deban implantar en un mismo ciclo.5 El Parlamento Europeo pide que sean fecundados in vitro solamente los óvulos que puedan ser implantados y expresa su preocupación por los embriones sobrantes, pero considera que se puede acudir a su congelamiento únicamente para salvar...

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