Para después del triunfo

AutorRicardo Flores Magón
Páginas49-53
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o, compañeros, no hay que dejar, para cuando caiga el ti-
rano, la implantación de los salvadores principios del
Partido Liberal. Algunos revolucionarios creen que basta con
derribar a Díaz para que caiga, sobre el pueblo, una lluvia de
bendiciones. Otros piensan que es indiferente luchar bajo la ban -
dera de cualquiera de los dos partidos revolucionarios, pues
dicen que lo primero es derribar al tirano, y que, una vez con-
seguido esto y hecha la paz, los dos partidos revolucionarios
—el Liberal y el Antirreeleccionista— convocarían al pueblo a
elecciones, se reuniría un congreso que estudiase el programa
del Partido Liberal y se tendría ya listo un flamante presidente
que ejecutase la voluntad del no menos flamante congreso.
El pueblo es el eterno niño: crédulo, inocente, candoroso.
Por eso, siempre ha sido burlado en sus aspiraciones, y por eso,
también, sus dolorosos sacrificios han sido estériles.
Abramos bien los ojos, compañeros desheredados. No con -
fiemos a ningún gobierno la solución de nuestros problemas. Los
gobiernos son los representantes del capital, y, por lo mismo,
tienen que oprimir al proletariado. De una vez por todas, sa-
bedlo: ningún congreso aprobará el programa del Partido Li-
beral, porque no seréis, vosotros los desheredados, los que
PARA DESPUÉS DEL TRIUNFO
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