Desaliño en Francisco de Burgoa

AutorAndrés Henestrosa
Páginas560-562
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ANDRÉS HEN ESTROS A
las tehuanas, con sus vuelos inverosímiles y sus anchas faldas como jardines
florecidos; los sobrios costeños, tejiendo sus jarcias y sus cestas; los michoa-
canos, trabajando sus jícaras; las danzas veracruzanas; la variada gama de la
producción artesanal de Jalisco; los equipales de Colima. Todo, en medio de
su auténtico habitat, con los árboles y las flores propias de cada sitio.
Porque Miguel Covarrubias era por impulso propio y por necesidades de
su arte, arqueólogo, etnólogo, antropólogo. Mientras muchos de sus compañe-
ros de generación “inventaban” la campiña mexicana, Covarrubias estudiaba
los distintos grupos étnicos, sus tipos, sus movimientos, sus danzas, sus artes
manuales, sus trajes, su psicología. Así le fue posible ilustrar sus propios traba-
jos literarios sobre ellos, con una voracidad y una genuinidad muy peculiares.
Esta peculiaridad consistía en que Miguel Covarrubias equidistó en su
trabajo entre la ciencia y el ar te, la decoración y la obra de creación. Por eso
tal vez fue el intérprete del pueblo mexicano autóctono que más honda y ex-
tensamente penetró en los públicos extranjeros, especialmente en los Estados
Unidos, en donde muchos lectores sólo conocen a México por aquellas inter-
pretaciones, siempre dignas y dignificadoras de nuestros indios.
El mapa del Museo de Ar te Popular es, pues, no solamente un prodigio
de arte decorativo y un testimonio etnológico de primer orden en su totalidad
ajustado a la función del Museo y a las exigencias del muro que ocupa, sino uno
de los buenos murales de que puede enorgullecerse la plástica mexicana.
El ejemplo de Covarrubias, estudioso de su pueblo, saltará al paso cons-
tantemente, para guía de los jóvenes pintores que pretenden captar el paisaje
y el hombre de México desde sus talleres como “al oído”.
No por su temperamento y por su formación, Miguel Covarrubias se con-
finó a un localismo superficial. Verdadero artista, supo ver con ojos universales
los motivos, y supo trasladarlos al idioma universal, el único válido y duradero
en el terreno del arte.
11 de mayo de 1958
Desaliño en Francisco de Burgoa
Recientes viajes a la ciudad de Oaxaca, así como la lectura y relectura de diver-
sas obras relacionadas con la historia oaxaqueña, nos ha devuelto el nombre de

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